En las pinturas de Beatriz Milhazes, una profusión no figurativa de colores y formas, se reconoce la marcada identidad brasileña, una exuberancia presente aun en el tamaño de las obras, con extensiones de hasta tres metros.
Milhazes, una de las pintoras actuales más alabadas de Brasil, está literalmente de moda en este país y en el exterior.
La XXVI Bienal de Sao Paulo, que se desarrolla desde el 26 de septiembre al 19 de diciembre, le concedió una sala destacada, contribuyendo a rescatar la importancia de la pintura, que amplió su participación en esta edición de la muestra, invirtiendo la tendencia anterior.
Sus obras están también en el Museo de Arte Contemporáneo del Siglo XXI, inaugurado el 8 de octubre en Kanazawa, Japón, y, desde este viernes, en la James Cohan Gallery de Nueva York.
En abril, una de las más alabadas pinturas de Milhazes, Avenida Brasil, fue adquirida por el Museo de Arte Moderno de Nueva York.
Y ahora se asocia de hecho a la moda. En mayo, la artista expuso obras en un desfile del diseñador francés Christian Lacroix. Una larga conversación anterior entre ambos, que se identificaron por sus métodos similares de creación, se convirtió en un libro que será publicado en Francia.
La pintura de Milhazes también fue una de las elegidas para representar a Brasil en la Bienal de Venecia del año pasado. El reconocimiento internacional ha elevado la cotización de sus piezas a decenas de miles de dólares.
A los 44 años, Milhazes sobresale en la llamada generación de los 80 de artistas plásticos locales, con una pintura que recuerda —para muchos— la alegría del carnaval de Río de Janeiro, por el festival de colores y las formas y dibujos pródigos en curvas.
La artista también abusa de los arabescos y las volutas, acentuando su parentesco con el barroco, profundamente arraigado en la cultura brasileña.. Sus obras parecen en muchos casos paisajes, manojos de flores o adornos de fiestas infantiles.
El estilo establece también una relación directa con la música popular de este país, especialmente el chorinho (literalmente llorito), nacido a fines del siglo XIX y que debe mucho al compositor alemán Johann Sebastian Bach (1685-1750), además de haber absorbido la influencia de varios ritmos y estilos.
Milhazes siempre reconoció su ambición de unir la plástica a la cultura popular, el carnaval, la música y la intensidad de la vida cotidiana. Las influencias confesadas son el barroco, Tarsila do Amaral (1886-1973), famosa pintora del modernismo brasileño inaugurado en 1922, y el francés Henri Matisse (1869-1954).
La artista utiliza la técnica del decalque como un método muy personal de producir. Primero pinta en hojas de plástico pequeñas porciones de la obra, para luego transferir la imagen a la tela, componiéndola parte por parte. Esta técnica le permite experimentar, probar dibujos y colores, antes de decalcarlos definitivamente.
Es un trabajo lento, de mucha disciplina. En general, Milhazes no produce más de diez cuadros al año, lo que se explica por la minuciosidad y el gigantismo de las pinturas, que deslumbran también por sus dimensiones.
En los últimos años adoptó el collage, usando como trasfondo papeles coloridos de empaques de golosinas, lo que tiene alguna similitud con el decalque.
Pero también pasó a incorporar crecientemente rayas y cuadros en un universo antes totalmente dominado por formas circulares. Sumó la línea recta, más geometría y abstracción y otros matices en los colores.
No hay problema en las líneas rectas, lo importante es que los colores danzan, se mueven en la tela, explica la pintora. Pero los círculos y arabescos siguen predominando, en una combinación que mantiene el estilo psicodélico.
La estrecha relación con la cultura popular sostiene la estética y la belleza de esta obra abstracta, reconocida inclusive por quienes tienen poco acceso a las artes plásticas, generalmente destinadas a una elite de alto poder adquisitivo.
Por eso, los motivos de Milhazes son copiados en prendas de vestir, y recibe invitaciones a llevar su talento a ámbitos más masivos, como diseños para portadas de libros y escenografía teatral.