El secretario general de la ONU, Kofi Annan, marcó aun más esta semana sus discrepancias con Estados Unidos y con el gobierno interino de Iraq sobre las elecciones previstas para enero de 2005 en ese convulsionado país de Medio Oriente.
El gobierno interino iraquí, controlado por Estados Unidos, quiere que la ONU (Organización de las Naciones Unidas) envíe un gran contingente de observadores para dar legitimidad a unos comicios que muchos temen sean boicoteados en las provincias donde la resistencia a la ocupación estadounidense es mayor.
Pero Annan, que calificó de ilegal la invasión de marzo de 2003 y condenó la muerte de civiles en el conflicto, aclaró que no está dispuesto a asumir ese compromiso.
El secretario general de la ONU dijo esta semana a periodistas que no prevé enviar funcionarios a un Iraq cada vez más violento, a menos que haya una genuina mejoría en el ambiente de seguridad o sólidas medidas para proteger a los funcionarios.
Annan también puntualizó que la ONU no está planificando ni organizando las elecciones de enero. Le estamos brindando apoyo y asesoramiento y lo seguiremos haciendo, aclaró.
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Por su parte, el canciller iraquí Hoshyar Zebari expresó su decepción por lo que considera falta de apoyo del foro mundial.
Nos sentimos muy desilusionados de que la participación de los empleados de la ONU no esté al nivel necesario y que haya un limitado número de funcionarios cuando estamos a fines de octubre, afirmó.
La ONU actualmente tiene sólo 35 funcionarios en Iraq, de los cuales apenas seis son expertos en elecciones. En cambio, a Afganistán envió más de 600 observadores para que supervisaran los comicios de la semana pasada.
El secretario general negó que la ONU fuera a pedir que se postergaran las elecciones iraquíes debido a la falta de seguridad en ese país.
En todo caso, sería una decisión de ellos (los gobernantes iraquíes), no nuestra, pues la propiedad de los comicios es de los iraquíes, señaló Annan.
Hasta ahora, Islas Fiji es el único país que se comprometió a enviar tropas para proteger a los pocos funcionarios de la ONU que quedan en Iraq, pese a que una resolución del Consejo de Seguridad instó a todos los países miembros del foro a conformar una fuerza militar con ese objetivo.
Islas Fiji enviará unos 130 soldados, mientras que Australia prometió colaborar con equipo logístico y militar.
Seguramente pasarán semanas antes de que los soldados de Islas Fiji aprendan a manejar las armas australianas, dijo a IPS un diplomático de la ONU.
Tras ver la creciente insurgencia en el territorio iraquí, la pregunta es ¿quién va a proteger a los soldados de Fiji?, añadió.
En las últimas semanas, la resistencia iraquí incrementó sus operaciones, con atentados explosivos a diario en las carreteras, ataques suicidas y asesinatos a civiles, policías y miembros de la guardia civil que colaboran con el enemigo.
También aumentaron los secuestros, la mayoría contra extranjeros que trabajan para agencias humanitarias.
Mientras, las fuerzas estadounidenses continúan respondiendo con bombardeos sobre casas donde sospechan viven insurgentes. En la mayoría de los casos, las víctimas son civiles que nada tienen que ver con la resistencia.
La portavoz de la Casa Blanca Claire Buchan reveló el malestar en el gobierno estadounidense por las críticas de Annan a la invasión del año pasado. Ya hemos dejado en claro que las fuerzas de la coalición tenían autoridad (para lanzar la ofensiva) de acuerdo con varias resoluciones de la ONU, señaló.
Analistas prevén que la presión al secretario general y las críticas a sus decisiones aumentarán en los próximos días.
Sin embargo, sería increíblemente perjudicial para la credibilidad de la ONU que Annan acepte supervisar las elecciones, sostuvo el presidente del independiente Centro para los Derechos Constitucionales, Michael Ratner.
Iraq está partido en pedazos, y celebrar elecciones en esas circunstancias no tiene ningún sentido. Cualquier tipo de participación de la ONU en esos comicios les daría una legitimidad que no tienen ni deben tener, y aprobaría una ocupación que ha sido brutal, dijo a IPS.
Ni siquiera Kofi Annan tendría que estar considerándolo luego de que murieron tantos funcionarios de la ONU sin sentido, añadió.
Las oficinas de la ONU en Bagdad fueron bombardeadas por la resistencia iraquí en agosto y en septiembre de 2003 —dos veces en menos de seis semanas—, lo que obligó al foro mundial a retirar a sus trabajadores extranjeros, a pesar de las objeciones de Estados Unidos.
El primer ataque suicida contra la ONU en Iraq, el 19 de agosto, se cobró la vida de 22 empleados del foro mundial, incluido el subsecretario general de la organización y jefe de las operaciones en el país árabe, Sergio Vieira de Mello. Al menos 150 personas resultaron heridas, muchas de gravedad.
Un segundo ataque contra el mismo sitio se registró el 22 de septiembre, y en otro contra las oficinas de la Cruz Roja en octubre murieron 20 personas, la mayoría iraquíes.
Ratner sostuvo que Annan debe permanecer firme ante la presión y el poder de Estados Unidos.
Kofi Annan tuvo valentía para calificar a la guerra de ilegal y contraria a la Carta de la ONU. Ahora tiene que mantenerse firme ante Estados Unidos. Si él no habla, ¿quién lo va a hacer?, preguntó.
El mes pasado, la Federación de Asociaciones de Funcionarios Civiles Internacionales y el Comité Coordinador de Sindicatos y Asociaciones de Funcionarios Independientes del Sistema de la ONU enviaron una carta a Annan advirtiéndole sobre el envío de más trabajadores a Iraq.
Incluso, le instaron a que retirara lo antes posible a los funcionarios que aún permanecen en el país árabe.