Expertos y ciudadanos encuestados coincidieron en que John Kerry, candidato a la presidencia de Estados Unidos del Partido Demócrata, ganó claramente el jueves su primer debate con el actual presidente George W. Bush, que busca ser reelegido en los comicios del 2 de noviembre.
Las encuestas fueron realizadas en las 24 horas posteriores al debate de 90 minutos, sobre política exterior, que se llevó a cabo en la Universidad de Miami, del sudoriental estado de Florida. La gran pregunta es qué consecuencias tendrá ese debate sobre las intenciones de voto, que según sondeos de opinión pública Bush encabeza con por lo menos cinco puntos porcentuales de ventaja.
La mayoría de los expertos en opinión pública opinan que la única respuesta adecuada a esa pregunta será la más obvia, cuando se realicen nuevas encuestas sobre intención de voto a comienzos de la semana próxima. Hasta entonces, lo único más o menos seguro es que las noticias sobre el primer debate atraerán más atención sobre los otros dos que están pactados.
Kerry logró reiteradamente que Bush quedara a la defensiva en relación con la invasión y ocupación de Iraq, y en una encuesta realizada por la firma Gallup, la cadena de televisión CNN y el diario USA Today fue considerado ganador por 53 por ciento de los consultados, contra 37 por ciento que consideró triunfador a Bush.
El candidato demócrata también superó al presidente según los encuestados por otras dos cadenas de televisión. Entre los consultados por ABC, obtuvo 45 por ciento contra 36 por ciento de Bush, y en un sondeo de opinión de CBS, entre personas que se identificaron como votantes indecisos, Kerry ganó para 43 por ciento de los entrevistados, contra 28 por ciento que vieron mejor a Bush.
Aún más reveladora fue la reacción de comentaristas políticos de derecha que han respaldado en forma decidida las posiciones de Bush, especialmente sobre política exterior.
Creo que Kerry se desempeñó bastante bien, y vamos a tener una auténtica contienda, sostuvo William Kristol, director del periódico neoconservador Weekly Standard y presidente del Proyecto para el Nuevo Siglo Estadounidense, muy influyente sobre el gobierno de Bush.
Quienes apoyan a Kerry están esperanzados esta noche, opinó en un panel de comentaristas reunido por la cadena de televisión Fox News, que al igual que el Weekly Standard y muchos otros medios de comunicación del mundo pertenece al magnate derechista australiano Rupert Murdoch.
Otro panelista de Fox News, Morton Kondracke, estuvo de acuerdo y señaló que Kerry pareció un comandante en jefe, superando así una prueba que en muchos comentarios previos fue considerada decisiva para mantenerlo en carrera, ya que buena parte de la campaña de Bush se había centrado en negar su aptitud para el liderazgo.
Contribuyeron a dar esa impresión la estatura de Kerry, su eficaz uso de gestos con las manos e incluso el saco azul marino que vistió, pero también el contraste con un presidente que en varios momentos lució molesto, enojado, cansado o disperso.
Kerry sonó mucho más presidencial. Bush divagó un poco, e incluso pareció levemente enfermo en un par de ocasiones, mientras Kerry se veía más decidido, según el cientista político Benjamin Page, de la Universidad Noroccidental y especializado en opinión pública y política exterior.
Especialmente significativo fue un análisis de Jay Nordlinger, director de la publicación derechista National Review y explícito defensor del presidente, que preguntó si Bush realmente quiere ser reelegido.
Si yo fuera un tipo normal, y no un adicto a la política, votaría por Kerry, admitió.
Si fuera un tipo normal, bastante conservador y favorable a la guerra (en Iraq), votaría por Kerry sobre la base de este debate, insistió.
Odio decirlo, pero a menudo Bush dio la impresión de ser como lo pintan sus críticos: inexperiente, insustancial y poco serio. Y recuerden que reconozco esto como alguien que ama a este hombre, enfatizó Nordlinger.
Ambos contendientes se apoyaron en la reiteración de palabras y frases clave, pero Bush lo hizo mucho más que Kerry.
La muletilla más empleada por el presidente fue acusar a su oponente de enviar mensajes contradictorios sobre la guerra en Iraq, que primero aprobó en el parlamento y luego comenzó a criticar.
A su vez, Kerry insistió en que su posición sobre la cuestión iraquí no ha cambiado, porque autorizó ir a la guerra pensando que Bush lo haría como último recurso, tras agotar los medios diplomáticos y permitir que los inspectores de la Organización de las Naciones Unidas que buscaban armas de destrucción masiva en Iraq terminaran su trabajo.
Según el candidato demócrata, no seguir ese camino fue un colosal error de juicio de Bush, que hizo añicos en todo el mundo fuertes alianzas de Estados Unidos y distrajo la atención de la verdadera guerra contra el terrorismo y Osama bin Laden, líder de la organización extremista islámica Al Qaeda y señalado como responsable de los atentados de septiembre de 2001 en Nueva York y Washington.
Mientras Bush insistía sobre los mensajes contradictorios y la importancia de ser firme, resuelto y fuerte, Kerry reiteró sus alegatos sobre la necesidad de fuertes alianzas y de empezar de nuevo con un presidente que pueda atraer aliados a nuestro lado.
El estilo fue más valorado que la sustancia, y el influyente diario The New York Times dedicó un artículo entero a la apariencia y el lenguaje corporal de los dos candidatos.
De todos modos, Fred Barnes opinó en el Weekly Standard que Kerry logró agitar a quienes ya son sus seguidores, pero su desempeño no fue suficiente cambiar la dinámica de la campaña, ni el hecho de que no cuenta con el número de personas comprometidas con él que necesita para derrotar a Bush. (