CORRUPCION-SUDAFRICA: Las extrañas manchas del vicepresidente

Un caso de corrupción pone en aprietos al vicepresidente de Sudáfrica, Jacob Zuma, sobre quien pesan sospechas de haber recibido sobornos pero no está en el banquillo de los acusados.

No es inusual que un poderoso empresario sea acusado ante la justicia sudafricana. De hecho, sucede todo el tiempo.

Pero Schabir Shaik no es un empresario común y corriente. Es el asesor financiero de Zuma, quien, según la acusación, aceptó 180.000 dólares de su colaborador a cambio de promover sus intereses comerciales.

Hoy, Shaik afronta dos acusaciones de corrupción y una de fraude, entre otras. Y el futuro político de Zuma está atado a la conclusión del juicio, que comenzará este lunes en la ciudad portuaria de Durban.

También se considera que el caso constituye la prueba de fuego de la capacidad de las instituciones sudafricanas de reprimir la corrupción cuando alcanza los niveles más altos del gobierno.

De hecho, todos coinciden en que se trata del juicio más importante desde que en 1994 acabó el apartheid, el régimen de segregación racial institucionalizada en perjuicio de la mayoría negra.

La relación entre Shaik y Zuma se remonta a dos decenios atrás, cuando ambos participaban en la lucha contra el apartheid.

Al concluir el periodo, en 1994, Zuma asumió el cargo de ministro de Asuntos Económicos y Turismo de la sudoriental región de KwaZulu-Natal. Desde 1995, según él admite, pasó por dificultades financieras personales.

Shaik afirma que el pago de más de 180.000 dólares que él y sus empresas hicieron a Zuma no fueron nada más que un gesto de amistad.

Pero el fiscal Billy Downer considera que el Grupo Nkobi, la red de empresas de Shaik, recibió favores a cambio de ese dinero.

El primero de un centenar de testigos, Themba Sono, quien asumió en 1996 la dirección ejecutiva del Grupo Nkobi, dijo el jueves que Shaik solía ufanarse de sus conexiones políticas con Zuma cuando se reunía con posibles socios.

Sono renunciaría luego como consecuencia del comportamiento ”autocrático” de su jefe.

La fiscalía también considera que el dinero donado a Zuma fue objeto de contabilidad ilegal. Además, Shaik fue implicado en el diseño de un plan para que Zuma recibiera 80.000 dólares al año de la fabricante francesa de armas Thomson-CSF, hoy llamada Thales.

Downer afirma que se trató de un soborno para que Thomson-CSF resultara beneficiada en un proceso de licitación para la compra de armas por miles de millones de dólares. La compañía francesa vendió luego cuatro buques a la marina de guerra sudafricana. El supuesto soborno también tenía la intención de ”comprar” la protección de Zuma para Thomson-CSF en eventuales investigaciones oficiales sobre la operación.

Shaik se declaró inocente de todas las acusaciones. Por su parte, Zuma negó haber obrado incorrectamente, y goza, al parecer, de apoyo en numerosos ámbitos políticos clave.

Luego de la reunión de gabinete del 6 de este mes, el portavoz del gobierno, Joel Netshitenzhe, urgió a la prensa a no ”impugnar la integridad” de Zuma ”sobre la base de acusaciones no comprobadas en un tribunal”.

”El hecho de que todo el gabinete haya unido filas en torno de Zuma no es una simple declaración, sino que representa el apoyo del gobierno”, dijo el experto Norman Mlambo, del centro académico Instituto de Sudáfrica.

El Congreso de Sindicatos Sudafricanos (Cosatu), que reúne 1,5 millones de afiliados, acusó a los investigadores a cargo del caso de Shaik, apodados ”Scorpions” (Escorpiones), de filtrar a la prensa información que deja mal parado a Zuma.

Para Cosatu, los motivos son políticos. ”Parece que las filtraciones se relacionan con las especulaciones sobre la sucesión del presidente Thabo Mbeki”, declaró la central sindical.

Mientras, Sheila Camener, de la opositora Alianza Democrática, consideró que la exclusión de Zuma del juicio a Shaik era ”cada vez más curiosa”.

La fiscalía indicó que existen evidencias contra el vicepresidente, pero que no cuentan aún con pruebas fehacientes en ese sentido.

Pero el presidente Thabo Mbeki confía en su segundo.

”Si Shaik cae, no creo, personalmente, que eso afecte al vicepresidente. Son dos personas diferentes”, dijo Mbeki. (

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe