La renuncia del ex presidente costarricense Miguel Angel Rodríguez a la Secretaría General de la OEA y la petición de su captura por corrupción implican un daño pasajero para el foro hemisférico y una gran vergüenza para la organización y Costa Rica, estimaron analistas.
Rodríguez, el primer centroamericano en ocupar el máximo cargo de la OEA (Organización de los Estados Americanos) en más de 50 años, se transformó también en el primer secretario general de ese organismo que debió renunciar al puesto, asediado por acusaciones de corrupción y enriquecimiento ilícito en su país.
José Antonio Lobo, ex ministro y asesor de Rodríguez, lo había acusado el 30 de septiembre de recibir durante su gobierno (1998-2002) comisiones millonarias en negocios de telecomunicaciones con la empresa francesa Alcatel, y el actual presidente de Costa Rica, Abel Pacheco, exigió su dimisión.
Rodríguez, de 64 años, desmintió la acusación, pero se vio forzado a presentar su renuncia a la Secretaría General de la OEA el viernes, sólo 23 días después de asumir ese cargo.
De inmediato, la Fiscalía General de Costa Rica pidió su captura, que entrará en vigor el día 15, cuando el funcionario deje efectivamente su puesto y quede sin efecto su inmunidad de diplomático internacional.
Además de causar una conmoción en los 34 países integrantes de la OEA (todos los del continente americano excepto Cuba), y en especial en los que más apoyaron su candidatura, este escándalo implica ”inestabilidad del sistema interamericano en el corto plazo” opinó el analista y experto en política exterior Luis Guillermo Solís.
Sin embargo, su figura ”no es tan grande como para afectar de manera permanente la imagen de la OEA y de Costa Rica”, señaló Solís, miembro de la Fundación para la Paz y la Democracia y catedrático de la Universidad de Costa Rica, en entrevista con IPS.
En Costa Rica, el presidente Pacheco se mostró complacido con la salida de Rodríguez y aseguró que era ”necesaria para evitarle mayores vergüenzas al país”.
”Estoy totalmente satisfecho con la renuncia. Debió hacerlo antes, porque él es acusado de delitos muy graves y debe venir a responder por ellos”, dijo el mandatario a la prensa costarricense.
El gobierno de Pacheco le quitó el apoyo al ex presidente el 2 de este mes, tan sólo dos días después de que se destapara el escándalo Alcatel-Instituto Costarricense de Electricidad (ICE).
Alcatel ganó en 2001 una licitación del ICE por 148 millones de dólares para instalar en el país centroamericano 400.000 líneas de teléfonos celulares.
De acuerdo con la confesión de un implicado, Alcatel ”premió” con 9,6 millones de dólares a quienes contribuyeron al éxito de la licitación. De esa comisión, 2,4 millones fueron a cuentas de la esposa de Lobo, 60 por ciento de los cuales eran para Rodríguez, según admitió el ex director del ICE ante la fiscalía.
Lobo, que hoy está en la cárcel, explicó también el movimiento de fondos desde cuentas de su esposa a cuentas de la esposa de Rodríguez.
La explicación de Rodríguez fue que sólo le había pedido a Lobo, su antiguo amigo personal, un préstamo de 140.000 dólares para solventar los gastos de su campaña por la Secretaría General de la OEA.
Tras afirmar que no renunciaría, viajó a Haití y luego a Grenada para inspeccionar la situación de esos países caribeños después del paso de un devastador huracán.
Pero la presión por su renuncia fue muy grande. Uno de los países que más presionó fue Argentina, cuyo apoyo resultó clave para que el ex mandatario costarricense fuera elegido por aclamación para el máximo cargo de la OEA, el pasado 15 de junio.
El embajador de Argentina ante la OEA, Rodolfo Gil, opinó que ”las excusas dadas por Miguel Angel no son sólidas”.
En su carta de renuncia presentada al Consejo Permanente de la OEA, Rodríguez expresó su deseo de ”evitar costos” a su familia y a la OEA, y aseguró que viajaría voluntariamente a Costa Rica para enfrentar los cargos judiciales en su contra y aclarar los hechos.
En Costa Rica, existe la percepción generalizada de que Rodríguez debió renunciar mucho antes, para evitar lesionar la imagen internacional del país que lo promovió a la OEA.
Para Mario Carazo, presidente en Costa Rica de la organización anticorrupción Transparencia Internacional, Rodríguez debía de renunciar de inmediato, para evitarle dificultades al sistema interamericano y una vergüenza mayor a este país de América Central.
Por la situación presentada con Rodríguez y otros escándalos de corrupción que se viven en Costa Rica, el próximo martes habrá una marcha nacional convocada por las universidades en contra de la corrupción pública.
La decisión de Rodríguez ”se había postergado demasiado”, opinó también Solís, pero insistió en que el daño a la imagen del sistema interamericano y de Costa Rica será transitorio.
”Actualmente hay un gran malestar por lo sucedido con Rodríguez, quien es una vergüenza para Costa Rica, pero su figura no es tan grande como para afectar tanto al sistema interamericano”, señaló el analista.
”La OEA tiene mecanismos para enfrentar las turbulencias y la primera medida es que el secretario adjunto, (el estadounidense) Luigi Einaudi, relevará a Rodríguez en su cargo”, explicó. Además, añadió, la renuncia de Rodríguez no impedirá que la organización regional continúe con las políticas previstas en el mediano y largo plazo.
Rodríguez había sustituido el 15 de septiembre al colombiano César Gaviria, quien estuvo al frente de la organización hemisférica durante dos períodos, cada uno de ellos de cinco años. La ceremonia oficial de asunción fue el 23 de septiembre.
Organismos como Transparencia Internacional, la Asociación Nacional de Empleados Públicos (ANEP) y el propio Congreso de Costa Rica habían instado a Rodríguez a que renunciara.
La petición de captura en su contra fue entregada en San José de Costa Rica a la embajada de Estados Unidos, por encontrarse en Washington la sede de la OEA, declaró el fiscal general costarricense, Francisco Dall'nese. (FIN/2004)