El plazo del 1 de enero de 2005 para la efectiva liberalización del comercio de textiles y vestido se mantiene por ahora inamovible, luego de que no obtuviera consenso en la OMC una propuesta que contemplaba la posibilidad de revisión de ese proceso.
La eliminación del régimen de cuotas de importación que ha dominado el comercio del sector en los últimos 40 años introducirá cambios profundos en la industria y establecerá una nueva distribución internacional de los negocios en esa actividad, según vaticinan expertos y la misma OMC (Organización Mundial del Comercio).
La actividad de textiles y confecciones mueve cada año unos 320.000 millones de dólares y emplea a millones de trabajadores, en gran parte mujeres.
Grupos de presión que representan a industriales textiles estadounidenses y turcos vaticinaron la semana pasada en Ginebra que desde enero próximo la producción y las exportaciones se concentrarán en China e India.
El fin del sistema de cuotas ocasionará el desempleo de unos 27 millones de trabajadores en todo el mundo, sostuvo por su parte Servan Singh, representante de Mauricio ante la OMC.
Un grupo de siete países en desarrollo miembros de la institución, que obtienen buena parte de sus ingresos de las exportaciones de textiles y sienten amenazada esa fuente a causa del nuevo equilibrio comercial, pidió a la OMC que estudie el caso y presente recomendaciones para superar el problema.
Los proponentes solicitaron la creación de un programa de trabajo en la OMC para identificar los costos que puede ocasionar el ajuste derivado de la eliminación del sistema comercial vigente en el sector textil.
El examen de los efectos del ajuste estructural originado por el fin de las cuotas mereció comprensión por parte de los miembros de la OMC, aunque la iniciativa no obtuvo consenso. Estados Unidos y la Unión Europea declararon su conformidad con la eliminación del actual sistema, como decidió hace 10 años el sistema multilateral de comercio.
En consecuencia, el presidente del Consejo de Comercio de Bienes de la OMC, Alfredo Chiaradía, de Argentina, se comprometió a realizar consultas informales en las próximas semanas para evaluar las sugerencias presentadas.
Los siete proponentes, Bangladesh, República Dominicana, Fiji, Madagascar, Mauricio, Sri Lanka y Uganda, omitieron en el texto una mención explícita de una postergación o anulación de la eliminación de las cuotas, una idea que podría ser interpretada como una herejía para el pensamiento dominante en la OMC.
Sin embargo, el representante de la Asociación de Exportadores Turcos de Textiles y Vestido (ITKIB), Ziya Sukun, reconoció que los industriales aspiraban a obtener una postergación de dos o tres años de la eliminación del sistema de cuotas.
Empero, Sukun también aceptó que el vencimiento del actual régimen se podría suspender por unos tres meses, el tiempo necesario para que la OMC efectuara una estudio de los efectos del nuevo sistema en las industrias.
Los grupos de presión de la industria atacaron especialmente a China. Augustine Tantillo, director ejecutivo de una coalición de acción comercial de industriales estadounidenses, identificada por su sigla en inglés AMTAC, sostuvo que la eliminación de las cuotas amenaza con una catástrofe.
Tantillo sostuvo que desde 2001 China realiza esfuerzos premeditados y sistemáticos para monopolizar el comercio del sector mediante la oferta al mercado de precios rebajados que consigue a través de un sistema de subvenciones industriales y de manipulación del valor de cambio de su moneda.
La representación gubernamental estadounidense ante la OMC expuso que desde 1994 hasta la fecha, las importaciones de productos textiles aumentaron en ese país en 120 por ciento. En el mismo período, el empleo en el sector se redujo en 60 por ciento.
China observó que la liberalización del comercio demanda inevitablemente que los países miembros de la OMC apliquen disposiciones de ajuste estructural interno.
La eliminación del sistema de cuotas significa que desde el 1 de enero, el comercio de textiles y vestido quedará sujeto a las mismas reglas que rigen en los intercambios de los demás bienes manufacturados.
El negociador chino, Sun Zhenyu, preguntó por qué se debería tratar al sector textil de una manera contradictoria con los propósitos de la liberalización comercial emprendida por la OMC.
Una decisión de ese carácter crearía dificultades sistémicas fundamentales a la OMC y afectaría a las negociaciones de productos industriales, agricultura, servicios y otros rubros que forman parte de la Ronda de Doha, advirtió Sun.
El representante chino sugirió que de la misma manera que se solicita un estudio o un programa de trabajo sobre textiles, se podría hacer también con los acuerdos de inversiones, con aceros, productos químicos, automóviles y otros.
Las perspectivas expuestas por Mauricio vaticinan un panorama sombrío para los países africanos productores de textiles, que serán los grandes perdedores de la transformación del régimen comercial. Singh calculó que las exportaciones africanas se contraerán en un 70 por ciento.
En el caso de Mauricio, los textiles representan 61 por ciento de las exportaciones. La actividad es la principal fuente de empleo, en particular de mujeres. Ante la inminencia del fin de las cuotas, ya han cerrado 89 expresas textiles en ese país.
República Dominicana, otro de los siete países patrocinantes de la iniciativa frustrada, dijo que las exportaciones de textiles ya han comenzado a caer en el país. Las ventas a Estados Unidos descendieron 25 por ciento en 2003. (