Brasil adoptó una política que le hace perder ingresos, inversiones y centenares de miles de empleos, al favorecer la exportación de cuero casi en bruto en vez de manufacturas.
El actual gobierno renuncia a la posibilidad de convertir la gran disponibilidad de una materia prima en factor de desarrollo, al igual que en los casos del café y la soja, se quejaron empresarios reunidos en Courovisao (Cuerovisión), una feria de insumos, moda y servicios en Nuevo Hamburgo, capital de la industria del calzado en el sur del país.
Las exportaciones del sector de cuero sumaron 3.300 millones de dólares el año pasado, pero podrían triplicarse y llegar a 10.000 millones de dólares, con creación de 570.000 nuevos empleos en el país, si se concediera prioridad a la venta de productos terminados, sostuvo el Centro de Industrias de Curtido (CICB).
Así, Brasil atraería además unos 1.000 millones de dólares en inversiones industriales, capital que se instala en los países competidores hacia donde va la materia prima exportada, dijo a IPS el presidente del CICB, Amadeu Pedrosa Fernandes.
Las exportaciones brasileñas de cuero se triplicaron en los últimos 10 años, y llegaron a un valor de 1.049 millones de dólares en 2003. Hasta agosto de este año, aumentaron otro 24,4 por ciento. Entre las principales causas de esa expansión han estado los brotes en Europa de encefalopatía espongiforme bovina (la llamada enfermedad de las vacas locas) y el crecimiento de la demanda china.
El problema, según los industriales, es que más de 60 por ciento de los cueros exportados son wet-blue (literalmente, azul húmedo), o sea sometidos sólo a un procesamiento inicial básico. El cuero acabado, cuyo precio es casi el triple, representa apenas 28 por ciento del total.
Para promover la agregación de valor en territorio nacional, y generar empleos en el país, el gobierno brasileño estableció a fines de 2000, cuando el presidente aún era Fernando Henrique Cardoso (1995-2003), un impuesto de nueve por ciento sobre las exportaciones de wet-blue.
Esa medida tuvo efectos positivos en el aumento de ventas del producto acabado, con el consecuente incremento de los ingresos. Pero el gobierno actual, encabezado desde 2003 por el presidente Luiz Inácio Lula da Silva, decidió reducir ese impuesto a siete por ciento desde enero de este año, a cuatro el próximo año y a cero a partir de 2006.
La tendencia al aumento de exportaciones de cuero terminado ya se invirtió. De los 28 millones de pieles enteras que Brasil exportará este año, 18 millones serán wet-blue, previó Fernandes.
Para evitar un retroceso más grave, el CICB demanda que se mantenga el impuesto de nueve por ciento.
Lo que queremos es reciprocidad, justificó Fernandes, quien destacó que otros grandes productores gravan sus exportaciones de cuero poco procesado, Argentina con 25 por ciento, Rusia con 20 por ciento e India con 60 por ciento. Otros, como China, Indonesia y países de Europa Oriental, también protegen sus industrias, adujo.
Es necesario que las condiciones sean iguales, o todos gravan o todos liberan la materia prima, aseveró el empresario, quien dijo esperar que el gobierno revise su decisión, que va en contra de los intereses del país.
Además de transferir empleos e inversiones, Brasil fortalece la competencia de China, con 1.200 técnicos brasileños que están en ese país para capacitar a trabajadores chinos de la industria del cuero, y les aportan tecnología y conocimiento, observó.
Ofrecemos más armas al adversario, definió Juan Antonio Almada, presidente de la Asociación Brasileña de Estilistas de Calzado y Afines (Abeca), quien acusó al gobierno de no apoyar a la industria.
La Abeca cuenta con 1.200 asociados.
La exportación de wet-blue debería ser gravada con 15 por ciento, como mínimo, opinó, en coincidencia con Roberto Giannetti, quien protagonizó el establecimiento del nueve por ciento en 2000, cuando era secretario de la Cámara de Comercio Exterior del gobierno.
La industria brasileña de calzados tiene tecnología y un parque industrial de los más avanzados del mundo. Para conquistar un liderazgo mundial sólo necesita mejoras de la materia prima y el diseño, opinó Almada.
Italia y China, los principales competidores de Brasil en el mercado internacional de calzados, son los mayores importadores de cuero brasileño..
Brasil, con unos 180 millones de reses, es un gran productor de cuero, pero la mayor parte es de baja calidad.
El clima tropical, favorable a parásitos externos como la garrapata, y el hábito de los ganaderos de marcar a fuego sus animales hasta cinco veces dañan la piel del ganado, y tanto los métodos de transporte como los empleados para quitar el cuero a los animales muertos agregan cortaduras y rasguños, explicó Fernandes.
Todos esos aspectos deben cuidarse para mejorar el producto y las ganancias, añadió.