El Movimiento para el Cambio Democrático (MDC), principal partido opositor de Zimbabwe, cumple cinco años sembrando dudas sobre su participación en los comicios parlamentarios de 2005.
El MDC quebró, al irrumpir en la escena política de Zimbabwe, el mito de la invencibilidad de (el presidente) Robert Mugabe, dijo el líder del partido, el ex sindicalista Morgan Tsvangirai, al celebrar su nuevo aniversario.
Nuestra mayor victoria en los últimos cinco años fue construir una fuerza que cambió el paisaje política de Zimbabwe e impulsó una era de política activa y multipartidaria, sostuvo Tsvangirai en un acto celebrado el fin de semana en Bulawayo, al sur del país.
En 2000, el MDC, entonces con apenas nueve meses de historia, se convirtió en el primer grupo opositor en desafiar la gobernante Unión Nacional Africana de Zimbabwe – Frente Patriótico (ZANU-PF) desde la independencia en 1980.
El MDC conquistó entonces 57 de los 120 escaños del parlamento. Pero la constitución establece que 30 legisladores son designados por el presidente.
Por lo tanto, el novel partido opositor necesitaba 76 escaños en total para controlar el parlamento, dominado por ZANU-PF desde que este país se independizó de Gran Bretaña.
El MDC perdió desde entonces seis puestos en el parlamento en elecciones parciales marcadas por el clima de intimidación política que ha caracterizado la vida en Zimbabwe en el último lustro.
La Unión Interparlamentaria Mundial, con sede en Ginebra, dijo que el gobierno ha hecho poco para detener a las milicias oficialistas que ha perseguido y torturado a legisladores del MDC.
Cuando faltan solo seis meses para las elecciones de 2005, los tribunales de Zimbabwe aún no han decidido sobre los reclamos en torno de la legitimidad de 25 escaños ganados en 2000 por ZANU-PF, cuestionados por actos de violencia e intimidación.
La justicia ya falló sobre 12 de los reclamos, en siete casos a favor de la oposición.
Tsvangirai también debe afrontar cargos de traición, y aguarda el veredicto por una acusación de conspiración para asesinar a Mugabe. Si es hallado culpable, podría ser condenado a la pena capital.
En parte como consecuencia de las intimidaciones, este partido surgido del seno del movimiento sindical ha puesto condiciones para participar en las próximas elecciones. Los dirigentes confían en que estas condiciones corregirán un proceso sesgado en favor de ZANU-PF.
Nos estamos preparando para las elecciones. Hemos suspendido la participación, pero no boicotearemos los comicios, dijo Tsvangirai, en un acto en la meridional ciudad de Bulawayo.
Además de actuar en un ambiente de violencia, la oposición debe circunscribir sus actividades al marco de la Ley de Orden Público y Seguridad, que ordena la autorización oficial de todos los actos políticos.
Invocando la igualmente infame Ley de Acceso a la Información y Protección de la Privacidad, las autoridades clausuraron el único diario de propiedad privada, The Daily News.
Por lo tanto, el MDC es exhibido ante el público por parte de los medios estatales bajo una luz negativa.
El partido opositor advirtió que no participará en los comicios de 2005 si el gobierno no reforma el sistema electoral según los principios acordados por la cumbre de agosto de la Comunidad de Desarrollo de Africa Austral (SADC), bloque de 13 países que Zimbabwe integra.
Entre esos criterios figura la libertad de acción para la oposición y la creación de instituciones electorales imparciales.
Tsvangirai también advirtió que se debe garantizar al MDC un acceso justo a los medios de comunicación y un proceso transparente de registro de votantes.
La SADC debe hacer que Mugabe cumpla con su palabra de honor, y lo suficientemente temprano como para que tengamos elecciones, sostuvo Tsvangirai este fin de semana.
Muchos ven en los anuncios del MDC el preanuncio de que este partido opositor boicoteará las elecciones de 2005.
El presidente de la reformista Asamblea Constitucional Nacional, Lovemore Madhuku, sostuvo que el MDC ha hecho gala de sabiduría al anunciar que suspendería la participación en los comicios.
Además de las elecciones parlamentarias de 2000 y las presidenciales de 2002, Zimbabwe ha sido escenario en los últimos cinco años de un controvertido programa de reforma agraria por el cual veteranos de la guerra por la independencia y militantes oficialistas ocuparon haciendas de productores blancos.
Las requisas precipitaron una crisis económica, por la cual la economía se contrajo alrededor de siete por ciento anual y la inflación se disparó a 400 por ciento.