Como Beremiz Samir camino de Bagdad en El hombre que calculaba, la oposición en Venezuela se entrega a juegos matemáticos para tratar de encontrar fraude en el reciente referendo presidencial, mientras caen las hojas del almanaque de las elecciones regionales convocadas para el 31 de octubre.
En la consulta constitucional del 15 de agosto el presidente Hugo Chávez logró ratificar su mandato hasta enero de 2007 con 5,8 millones de votos, que equivalen a 59 por ciento los validados, contra casi cuatro millones a favor de la oposición, según datos oficiales avalados por la Organización de Estados Americanos (OEA) y el estadounidense Centro Carter para la Paz.
Pero la coalición opositora Coordinadora Democrática y su brazo técnico, la organización Súmate, se niegan a admitir los resultados y vuelcan ingentes esfuerzos a detectar un fraude electrónico que, dicen, les arrebató la victoria.
La presunción de fraude parte de la desconfianza opositora en el Consejo Nacional Electoral (CNE), de cuyos cinco directivos dos se inclinan por la oposición, dos por el gobierno y un quinto, el presidente Francisco Carrasquero, quien votó por las propuestas oficialistas en la mayoría de oportunidades.
La Coordinadora dijo siempre antes del referendo que aceptaría los resultados que divulgara el CNE si éstos eran avalaban por la misión de observación de la OEA y del Centro Carter.
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Empero, tras perder el referendo por una amplia diferencia no sólo dio un giro de 180 grados, sino que rehusó acompañar a esos observadores internacionales cuando hicieron una auditoría del sistema de votación electrónica que se utilizó en esta instancia.
Su búsqueda numérica no sólo se inspira en Malba Tahan y El hombre que calculaba, sino ha que traído a debate al filósofo liberal austríaco Karl Popper (1902-1994) y su ejemplo del cisne negro.
En estadística es imposible confirmar una hipótesis, pero es posible rechazarla. Como dijera Popper, observar 1.000 cisnes blancos no demuestra la veracidad de que todos los cisnes son blancos. Sin embargo, observar uno negro sí permite rechazarla, dijo, en una conferencia de prensa de Súmate, Ricardo Haussmann, docente en la estadounidense Universidad de Harvard.
Haussmann fue ministro de Planificación durante la segunda presidencia de Carlos Andrés Pérez (1989-1993), contra quien Chávez dirigió un cruento alzamiento militar, y también economista en jefe del Banco Interamericano de Desarrollo.
Según Haussmann, hubo 99 por ciento de probabilidad de fraude, tras efectuar un estudio sobre la posibilidad de que la muestra escogida por el Consejo Electoral, la OEA y el Centro Carter para su auditoría no fuese aleatoria.
Según su hipótesis, desde el centro electrónico del poder electoral se manipularon unos 3.000 de cada 4.500 centros de voto que tenían máquinas, en tanto la muestra para la auditoría se escogió entre los 1.500 centros incontaminados, para obtener así resultados impecables.
Pero Jennifer McCoy, quien dirigió la misión del Centro Carter en Caracas, explicó en la revista británica The Economist que el Consejo Electoral complació todas las demandas técnicas y logísticas de los observadores internacionales, quienes prepararon y aplicaron tres pruebas a la totalidad del sistema.
Las pruebas a los equipos y sistemas confirmaron que no hubo manipulación, las máquinas de voto fueron muy precisas y los observadores se dieron por satisfechos con la auditoría que hicieron, junto a las autoridades electorales, a 150 centros con 334 máquinas, escogidos de manera aleatoria en todo el país, explicó McCoy.
Los enviados de la OEA y del Centro Carter llegaron a dormir con las máquinas y las correspondientes cajas con los comprobantes de voto, para vencer la suspicacia de que los soldados que custodiaban los equipos hubieran reemplazado las papeletas, por lo demás provistas de un código emitido aleatoriamente al momento del sufragio.
Durante agosto, la oposición presentó como evidencia de fraude que en 402 centros las dos o tres máquinas de las respectivas mesas arrojaban el mismo resultado para el Sí y en 311 el mismo para el No, relató McCoy.
El Centro Carter consultó a Jonathan Taylor, profesor de estadística en la Universidad de Stanford, Estados Unidos, quien usó modelos matemáticos para simular la elección y encontró que 379 mesas tendrían empates para el Sí y 366 para el No a al derogación del mandato presidencia, por lo que los resultados correspondían con las probabilidades y no constituían pruebas de un fraude, indicó McCoy.
Un profesor de estadística en la Universidad Central de Venezuela, quien habló con IPS bajo condición de anonimato, hizo sus propios estimados para establecer que la probabilidad de empate entre las máquinas de un mismo centro es de sólo 0,2 por ciento, muy por debajo de los resultados oficiales aunque tales coincidencias son eventos posibles que pudieron ocurrir por efecto del azar.
Otro docente de estadísticas, Alejo Sánchez, de la venezolana Universidad de Los Andes, hizo su propio simulacro de referendo con 10 probabilidades de intención de voto y en la cota de 40 por ciento (los sufragios alcanzados por la oposición) encontró resultados repetidos para 730 mesas.
Militantes de oposición que contactaron a Taylor consiguieron de éste un mensaje según el cual en sus estudios no encontró una avasallante evidencia de fraude.
Sin embargo, los medios de comunicación opositores en Venezuela publicaron comentarios en el sentido de que, aunque no avasallante, la probabilidad de fraude sí estuvo presente.
Taylor entonces debió salir a expresar una corrección, pues sus opiniones fueron malinterpretadas. Sostuvo que, simplemente, no hay evidencia de fraude y remitió al estudio sobre el referendo de los profesores en computación Avi Rubin y Edward Felten, de las universidades estadounidenses Johns Hopkins y Princeton.
Dicho estudio (disponible en la página de Internet cuya dirección es www.venezuelareferendum.com) simuló 1.238 elecciones y no detectó ninguna anomalía estadística que indicara un evidente fraude en la elección..
Una falta de evidencia estadística no implica la ausencia de fraude, explican Rubin y Felten, pero elimina ciertas clases de fraude. En cualquier caso, el fraude que se alega no es del tipo que esperaríamos que un gobierno que engañe emplearía.
Mientras los alegatos de fraude aún ocupan a buena parte de los dirigentes opositores, ha comenzado ya la cuenta regresiva para las elecciones de 23 gobernadores de estados y 335 alcaldes, convocadas para el 31 de octubre y en la que el oficialismo chavista se propone copar las regiones y ciudades más ricas y pobladas, hoy en manos ajenas.
Los principales partidos y los gobernadores y alcaldes de oposición no dudan en que asistirán a los comicios, pero líderes de opinión y grupos políticos pequeños son renuentes a asistir a un torneo en el que puede repetirse el fraude electrónico.
La oposición está paralizada por el efecto del referendo revocatorio, por la provisionalidad en sus análisis y estrategias, comentó a IPS Luis Salamanca, director del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central.
El analista Teodoro Petkoff, director del diario Tal Cual, advirtió que, mientras el tema del fraude sea la única política de la Coordinadora Democrática, el votante de a pie se siente desconcertado y se puede producir una abstención muy grande.
Además, Petkoff criticó el planteamiento opositor, que se efectúa con una especie de retruécano, de 'no podemos decir que no hubo fraude'. Se encierran en una trampa que puede entregarle a Chávez gobernaciones, alcaldías y consejos legislativos.
Sin embargo, Felipe Mujica, presidente del moderado Movimiento al Socialismo, opositor, confirmó que impugnarán los resultados, y el jurista Tulio Alvarez anunció para los próximos días la entrega de un estudio completo con los alegatos de fraude.
El ministro de Información, Andrés Izarra, dijo que el gobierno ya no presta oídos a los alegatos de fraude. Es una página pasada. No vamos a acompañar a Súmate en su agonía, sentenció.