El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, volvió este martes a vincular su guerra contra el terror con el estímulo de los derechos humanos y la democracia, al tiempo que exhortó a la ONU a hacer más para estabilizar Iraq.
Toda nación que quiera la paz compartirá los beneficios de un mundo más libre. Y toda nación que persiga la paz tiene la obligación de ayudar a construir ese mundo, dijo Bush en la inauguración de la 59 sesión de la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Ante más de 80 jefes de Estado y de gobierno, el presidente estadounidense aseguró que el pueblo de Iraq ha recuperado la soberanía y que se ve creciendo la esperanza democrática por todo Medio Oriente.
Bush atribuyó la creciente insurgencia iraquí a terroristas y combatientes extranjeros, a pesar de la creciente evidencia de que la integran por iraquíes pertenecientes a facciones tribales sunitas, simpatizantes del ex presidente Saddam Hussein y seguidores del clérigo chiita Moqtada al-Sadr.
El diario estadounidense Christian Science Monitor informó el lunes que, desde abril, unos 3.20 civiles iraquíes murieron en ataques terroristas o a manos de las fuerzas de la ocupación encabezada por Estados Unidos.
Los rebeldes realizan un promedio de 87 ataques diarios y más de 100 extranjeros han sido secuestrados, de los cuales 30 terminaron asesinados, calculó el periódico.
La organización Iraq Body Count informó que entre 12.800 y 14.640 civiles han muerto en Iraq a causa del conflicto desde la invasión lanzada en marzo de 2001.
Estados Unidos se ha negado a hacer cálculos de las bajas civiles en Afganistán e Iraq. Nosotros no contamos cadáveres, dijo un oficial militar.
Entrevistado la seman pasada por la televisión británica, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, calificó la semana pasada de ilegal la invasión a Iraq conducida por Estados Unidos en marzo de 2003.
Annan volvió a destacar este martes, ante la Asamblea General, la importancia del derecho internacional, al tiempo que cuestionó el desempeño de Estados Unidos en Iraq y las operaciones de la insurgencia.
En Iraq hemos visto la masacre de civiles a sangre fría, mientras trabajadores de asistencia, periodistas y otros no combatientes son tomados como rehenes y muertos de la manera más bárbara , consideró.
Al mismo tiempo, hemos visto prisioneros iraquíes abusados, agregó, en una obvia referencia a las torturas cometidas por funcionarios militares estadounidenses en la cárcel bagdadí de Abu Ghraib.
El funcionario internacional también criticó la creciente cantidad de muertes causadas por los bombardeos estadounidenses entre la población civil.
Pero Bush intentó justificar las acciones militares de Estados Unidos en Iraq y en Afganistán sobre la base de la promoción de los valores democráticos.
Además, el mandatario aplaudió la labor de su gobierno en materia de alivio de la pobreza, y aseguró que su país ha establecido políticas de asistencia al mundo que amplían la libertad económica y favorecen la inversión en educación y salud, ya aplicadas en 16 países.
Pero la crisis en Sudán, donde unos 30.000 negros han sido asesinados y más de 1,5 millones expulsados de sus hogares por milicias árabes respaldadas por el gobierno han restado atención a otras preocupaciones humanitarias.
Una visión contrastante sobre la seguridad y el desarrollo mundiales fue aportada por el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, quien precedió a Bush en el podio.
En 1820, el ingreso por persona de la nación más rica del mundo quintuplicaba el de la más pobre. Hoy, la disparidad es de 80 a uno, advirtió.
Si queremos eliminar la violencia, debemos atacar sus orígenes profundos con la misma resolución aplicada contra los agentes del odio. El camino a la paz duradera debe pasar por un nuevo orden político y económico, que dé a todos los países oportunidades reales de desarrollo económico y social. (