India debe armarse de mucha paciencia, pues para ingresar como miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU tendrá que recorrer un largo sendero, señalaron analistas.
Es un proceso muy lento, y sería sabio no entusiasmarse demasiado en esta etapa, dijo a IPS Raja Mohan, uno de los analistas de política internacional más importantes de este país de Asia sudoriental.
Mohan es profesor en la prestigiosa Universidad Jawaharlal Nehru (UJN), en Nueva Delhi, y columnista del periódico The Hindu.
India se sumó a Alemania, Brasil y Japón en un pedido para obtener un lugar permanente en el Consejo, así como uno para una nación de Africa.
La propuesta de introducir cambios el Consejo de Seguridad es debatida en el marco de la 59 Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas), que se realiza hasta el 1 de octubre en Nueva York.
El Consejo de Seguridad es un órgano con autoridad para imponer sanciones internacionales y aprobar el uso de la fuerza en ciertos casos. Está integrado por 15 naciones, de las cuales cinco (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) tienen un puesto permanente con poder de veto, y el resto son rotativas.
Mohan elogió el interés de India en obtener un asiento permanente en el Consejo, pero alertó que será muy difícil.
Alemania, Brasil, India y Japón comparten la convicción de que son candidatos legítimos para tener una membresía permanente en un Consejo de Seguridad ampliado, y cada uno apoya la candidatura de los otros, señaló un comunicado conjunto divulgado el martes por los cuatro países postulantes.
Mohan sostuvo que, como están las cosas, China se opondrá más a Japón que a India.
Pakistán ya expresó su oposición a la candidatura de India, mientras que Italia lo hizo a la de Alemania y varios países latinoamericanos a la de Brasil.
Depende mucho de cuán grande será la expansión del Consejo de Seguridad y de la capacidad de India, que es de hecho el más débil de los cuatro, sostuvo por su parte el analista Christopher Raj, también profesor de la UJN.
Además, India tiene mucho más oposición en Asia que Brasil en América Latina, indicó.
Según Raj, a pesar de que China ahora goza de mejores relaciones con India que en el pasado, todavía existe la posibilidad de que se deje presionar por Pakistán. China siempre ha sido su aliado en todo intento de obstaculizar a India, señaló.
Además, si el tema de la ampliación del Consejo llegara a someterse a votación en la Asamblea General de la ONU, Islamabad podría generar un debate religioso y cultural al unirse con sus países musulmanes aliados.
Cualquier cambio el Consejo de Seguridad requerirá una mayoría de dos tercios de la Asamblea General, formada por 191 países, y aunque fuera aprobado podría ser vetado por cualquiera de los cinco miembros permanentes.
Gran Bretaña, Francia y Rusia son partidarios de la candidatura india, pero Estados Unidos seguramente respalde los reclamos de Pakistán, país con el que tiene fuertes alianzas en la lucha antiterrorista, indicó Raj.
Las relaciones entre Washington y Nueva Delhi han mejorado desde la histórica visita en 2000 del entonces presidente estadounidense Bill Clinton, la primera de un mandatario de ese país desde la realizada en 1978 por Jimmy Carter.
India fue un aliado de la ahora desaparecida Unión Soviética, mientras que Pakistán estuvo alineada con Estados Unidos.
Raj opina que el camino hacia un puesto permanente en el Consejo de Seguridad será largo y tortuoso, pero no por ello se debe parar, y sostuvo que India tiene posibilidades de alcanzar ese objetivo.
El analista recordó que Beijing tiene una histórica deuda política con Nueva Delhi.
China logró un asiento permanente en el Consejo de Seguridad sólo por India, que fue invitada para integrarlo en 1955, pero prefirió darle lugar a su vecino asiático.
Lo primero que hay que hacer es darle a China su justo lugar. Lo de India debe ser discutido en otra ocasión, dijo el entonces primer ministro indio Jawaharlal Nehru en una carta a los principales líderes políticos de Nueva Delhi, explicando las razones de su apoyo a Beijing.
Sin embargo, los dos países tuvieron varios roces diplomáticos en los años posteriores, e incluso libraron una breve guerra limítrofe en 1962. Sólo en los últimos tiempos se ha constatado un progresivo acercamiento.
Este año, por ejemplo, Beijing finalmente reconoció que el antiguo reino himalayo de Sikkim es parte de India y, en cambio, Nueva Delhi reconoció al Tibet como parte integral de China. Esto a pesar de que el líder espiritual y político tibetano Dalai Lama sigue exiliado en territorio indio junto a miles de seguidores.
En general, los analistas creen poco probable que Beijing pueda oponerse a las candidaturas de India y de Japón a la vez, y es más seguro que cifre sus esfuerzos en impedir las pretensiones de Tokio.
Moscú, que en el pasado muchas veces ha usado su poder de veto para favorecer a Nueva Delhi en asuntos clave, como la disputa con Pakistán por la fronteriza provincia de Cachemira, favorece la creación de un eje euroasiático conformado por Rusia, China e India.
El objeto de este eje es garantizar que haya otra vez un mundo bipolar, en contraposición a Estados Unidos.
Mientras, otros analistas como M.V. Jamath, editor del periódico The Illustrated Weekly of India, minimizaron el tema e incluso cuestionaron si era conveniente integrar la ONU tal cual está conformada ahora.
Si Estados Unidos se atreve a lanzar una guerra en Medio Oriente a pesar de la oposición de varios países, ¿qué importancia puede tener el Consejo de Seguridad o incluso la misma ONU?, preguntó en un editorial esta semana.