Síntomas negativos en los principales rubros de la economía española amenazan al gobierno del socialista José Luis Rodríguez Zapatero y a sus programas sociales y de cooperación externa.
El turismo, la principal industria del país con su aporte de 12 por ciento al producto interior bruto (PIB), registra una merma progresiva en su expansión.
La cantidad de personas que visitaban España creció en el quinquenio finalizado en 2001 a un promedio de 7,1 por ciento anual, mientras que en los primeros siete meses de este año apenas ese aumento alcanzó a 1,9 por ciento.
Ese y otros datos preocupantes ya son percibidos por la opinión pública, según indica la encuesta realizada en junio por la Fundación de las Cajas de Ahorro, en la que 67 por ciento de los consultados dijo creer que la economía, tanto familiar como del país, se estancará, 18 por ciento espera que mejore y 15 por ciento sostuvo que empeorará.
La consulta, dada a conocer esta semana, revela que 83 por ciento de los entrevistados prevé un aumento de la inflación y que podría ser de tres por ciento este año, indicó el director de Estadísticas de esa Fundación, Angel Laborda.
Las autoridades de España, con 43 millones de habitantes, prevén un crecimiento del PIB de tres por ciento, apenas 0,7 por ciento más que el año anterior.
Las dificultades del turismo se explican por la adopción del euro como moneda y su valorización respecto del dólar, que encareció la estadía de los visitantes extranjeros, según José Prieto Jiménez, presidente de la Asociación de Empresarios Hoteleros de la Costa del Sol.
Esta agrupación empresarial reúne a los propietarios de hoteles de la costa española del mar Mediterráneo, donde arriban la mayoría de los turistas españoles y del exterior.
Otro factor, añadió, es el precio de la construcción de residencias para turistas, que se venden o alquilan.
Por eso, comentó, un flaco favor nos están haciendo las promociones inmobiliarias, pues los bloques residenciales crecen como la mala hierba, que se apodera del terreno, lo marchita y no deja florecer las plantas que realmente dan frutos. Plantas que, a su entender, son los hoteles.
El año pasado, más de 10 millones de turistas se alojaron en viviendas, propias, de amigos y familiares o alquiladas, con lo que quedaron más de 15 por ciento de las plazas hoteleras sin utilizar, según un informe de la Encuesta de Movimientos Turísticos en Fronteras (Frontur).
Al mismo tiempo, sigue bajando el ingreso de capitales extranjeros para invertir en España. Esa caída fue de 21 por ciento en 2002, de 16 por ciento en 2003 y ya superó 50 por ciento en el primer semestre de este año, informó el jueves el secretario general de Comercio Exterior, Alfredo Bonet.
El funcionario achacó esa caída a las grandes empresas internacionales que, según él, se vieron obligadas a liquidar sus posiciones inversoras para atender necesidades de tesorería propias.
No obstante, ese fenómeno retrajo sólo 17,5 por ciento la inversión extranjera global en España, casi tres veces menos que la merma general comprobada en este país.
Ese decaimiento hace que los capitales que salen de España dupliquen a los que entran. Las mayores inversiones en el exterior son protagonizadas por el sector financiero, en el que se destaca el Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA), uno de los dos grandes grupos bancarios nacionales.
El BBVA invirtió 3.000 millones de euros (unos 3.600 millones de dólares) en la compra de acciones que le faltaban para controlar el Bancomer, operación que representa la mitad del total de la inversión española en el exterior en el primer semestre.
El español Xavier Sala y Martín, profesor de la estadounidense Universidad de Columbia, cree que su país corre un serio peligro de morir de éxito y acabar con crecimiento cero (en su economía) como Alemania..
El problema de España se debe a que no ha logrado impulsar una economía basada en la innovación y eso se notará a menos que se impulsen medidas innovadoras, partiendo desde la educación, apuntó este académico, ganador del premio Rey Juan Carlos de Economía.
Una opinión distinta expresa el diputado y ex ministro de Hacienda en el anterior gobierno Cristóbal Montoso, del centroderechista Partido Popular, quien recuerda que España lleva 10 años seguidos de crecimiento económico, sobreponiéndose a las crisis internacionales y europeas.
Pero ese crecimiento está amenazado, sostuvo, por las medidas que ha ido adoptando Zapatero, entre ellas los anuncios de incremento del gasto público y el retroceso en las reformas para favorecer la competencia, iniciativas contradictorias en el mercado inmobiliario.
Además, el gobierno del Partido Socialista Obrero Español se enfrenta a huelgas, manifestaciones y a una dura oposición en otra de sus industrias destacadas, la construcción naval.
La competencia extranjera y, en especial, de las constructoras asiáticas hizo bajar notoriamente la actividad de ese sector, lo que indujo al gobierno a impulsar la privatización de sus astilleros.
Las protestas de los sindicatos de los 10.800 trabajadores de los 10 astilleros de propiedad estatal se mantuvieron toda la semana, a pesar de que Zapatero se comprometió a que no perderán sus puestos de trabajo, aunque se privaticen los mismos.
En la noche del jueves, los representantes sindicales y del gobierno llegaron a un acuerdo para dejar en suspenso la privatización e iniciar negociaciones en busca de una solución. Las centrales de trabajadores Comisiones Obreras y Unión General de Trabajadores representan a la mayoría de los empleados de los astilleros.
A la complicada situación interna se suma el temor de los economistas, sin distinciones políticas, sobre el peligro de que continúe aumentando el precio del petróleo, en particular como consecuencia de la invasión estadounidense a Iraq y de la resistencia que se manifiesta en ese país árabe contra la ocupación.
Para un país importador de petróleo como España, aunque tenga una de las principales empresas petroleras del mundo, Repsol-YPF, un mayor aumento del crudo en los mercados internacionales repercutiría negativamente en su economía.
Con esos elementos de juicio, los partidos de la oposición sostienen que al gobierno le será imposible cumplir sus compromisos de aumentar los gastos sociales internos y la cooperación al desarrollo en el exterior. Posición que desde el Poder Ejecutivo se rechaza y se atribuye a meros intereses partidistas.