A pesar de la situación en Iraq y el bloqueo del diálogo entre Israel y Palestina, el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, avanza frente a su rival en las elecciones de noviembre, John F. Kerry, en la comunidad árabe de cuatro estados clave.
Una encuesta atribuía en julio a Kerry una ventaja de casi dos a uno —54 a 24,5 por ciento— entre más de medio millón de árabes-estadounidenses en Michigan, Florida, Ohio y Pennsylvania.
Esa ventaja se ha reducido hasta 49 a 31,5 por ciento, según la encuesta divulgada este miércoles y realizada por Zogby International para el Instituto Arabe-Estadounidense (AAI) con sede en Washington.
Pero 20 por ciento de los votantes de esa comunidad encuestados continúan indecisos, según el sondeo. Entre la ciudadanía estadounidense en general, apenas 10 por ciento de los ciudadanos habilitados aún no decidieron su voto en esta etapa de la campaña.
Cuando el candidato independiente Ralph Nader, él mismo un árabe-estadounidense, es incluido en el cuestionario, la adhesión por Kerry baja a 47 por ciento, mientras la de Bush se mantiene incólume.
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El estudio de Zogby se basa sobre 502 entrevistas a votantes registrados en aquellos cuatro estados. El encuestador estimó que el sondeo es ampliamente representativo de los 3,5 millones de árabes-estadounidenses.
El apoyo a Nader se ubica en nueve por ciento de los encuestados. El candidato independiente había alcanzado 13 por ciento de las adhesiones en julio, y 20 por ciento del voto árabe-estadounidense en las elecciones de 2000.
La nueva encuesta sugiere que, como en el resto del electorado estadounidense, la comunidad árabe quedó impresionada con la convención del gobernante Partido Republicano en Nueva York el mes pasado.
El éxito de esa reunión, así como la pasividad de Kerry, son los factores a las que los expertos atribuyen la ventaja de Bush frente a su desafiante del Partido Demócrata, que oscila entre tres y diez por ciento en las encuestas nacionales.
Para el presidente de AAI, James Zogby, el resultado del sondeo demuestra la incapacidad de Kerry en sacar ventaja de la insatisfacción de los árabes-estadounidenses con Bush, en particular con su política hacia Medio Oriente.
Kerry pudo asegurarse hasta dos tercios del voto árabe-estadounidense, pero está en menos de la mitad, dijo Zogby. Este sector estaba claramente preparado para un cambio, pero la campaña de Kerry no logró llegar a este sector del electorado ni definir sus posiciones.
El análisis de Zogby concuerda con las visiones de los expertos respecto de al menos otros dos grupos étnicos minoritarios: los votantes estadounidenses de origen asiático y latinoamericano.
Al igual que en el caso de los árabes-estadounidenses, la ventaja de Kerry entre los votantes de esos dos sectores es importante, pero su campaña falló en asignar más tiempo y recursos a cultivarlos, en especial a través de publicidad e información aportada a medios comunitarios.
Bush alcanzó en 2000 una ventaja de 46 a 29 por ciento ante el entonces vicepresidente Al Gore entre los votantes de origen árabe en los cuatro estados hoy analizados. Nader, de ascendencia cristiano-libanesa, obtuvo entonces 16 por ciento.
Los expertos atribuyeron entonces esa situación a las manifestaciones de Bush contra el sesgo racial de las investigaciones policiales en Estados Unidos, con frecuencia en perjuicio de árabes y musulmanes.
Los árabes-estadounidenses constituyen poco más de uno por ciento de la población del país, pero suelen asistir a las urnas en una proporción mayor ante otras minorías. Se prevé que este año sufraguen dos millones, es decir 1,5 por ciento del total de votantes.
Pero el voto árabe-estadounidense está desproporcionadamente concentrado en pocos estados —como California y Nueva York, en los que Kerry prevé ganar cómodamente en noviembre—, así como en los cuatro analizados en la encuesta de Zogby.
AAI y Zogby eligieron estos estados porque tienen una población árabe-estadounidense superior al promedio, y porque figuran entre los 12 donde aún no puede predecirse el resultado.
La expectativa de voto árabe estadounidense en Michigan (235.000 sufragios) representa, por ejemplo, más de cinco por ciento de los votos en ese estado. Con 120.000 votos, podrían ascender a alrededor de dos por ciento del total de Florida, estado en que Bush ganó en un reñido escrutinio por apenas 500.
Con un total de 160.000 votos en Ohio y Pennsylvania, los árabe-estadounidenses constituyen 1,6 por ciento del electorado de ese estado.
Para Zogby, la ventaja obtenida por Bush en los últimos dos meses parece atribuible en su totalidad a la consolidación del respaldo de los árabes-estadounidenses que se identifican como republicanos, más que a virajes entre demócratas o independientes.
En encuestas previas de AAI y Zogby, apenas 60 por ciento de los entrevistados republicanos árabes-estadounidenses preveían votar por Bush. Ese porcentaje aumentó a más de 75 por ciento.
Como en el resto del electorado, en esta comunidad el asunto más candente de la campaña es la economía, seguido por el terrorismo y la seguridad nacional, la salud, la política exterior, Iraq, las libertades civiles, los impuestos y el conflicto árabe-israelí, en ese orden.
Kerry no ha diferenciado aún su posición de la del presidente ni respecto de Iraq ni del conflicto árabe-israelí, y por lo tanto no tiene una ventaja significativa al respecto, sostuvo Zogby.
Bush ha galvanizado su base y probablemente pueda expandirla uno o dos puntos porcentuales. Creo que la dinámica de esta carrera depende de la respuesta a esta pregunta: ¿Kerry avanzará o se mantendrá quieto donde está?