La competencia encarnizada en las universidades de China y un panorama laboral nada prometedor llevan a miles de estudiantes chinos a educarse en el exterior, lo que convierte a este país en la mayor fuente de estudiantes extranjeros del mundo.
Pero mientras esos jóvenes de familias acaudaladas inundan universidades extranjeras, algunos críticos cuestionan si los títulos obtenidos reflejan verdaderos logros académicos o son sólo parte de la estrategia de esas instituciones para llenar sus arcas.
En menos de cinco años, China se transformó en el mayor mercado de estudiantes que pagan altas cuotas. Según cifras de la Organización de las Naciones Unidas para Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), en 2002 cerca de 460.000 chinos estudiaban en 103 países, principalmente en Estados Unidos y Gran Bretaña.
En conjunto, esos estudiantes gastan unos 1.000 millones de dólares al año.
Sólo en Gran Bretaña, el número de estudiantes chinos aumentó 70 por ciento entre 2001 y 2002, mientras en Australia y Canadá, subió 50 por ciento.
Mientras, la cantidad de estudiantes chinos que se pagan los estudios universitarios de su propio bolsillo aumentó de siete por ciento en 1981 a 93 por ciento en 2003, según el Ministerio de Educación chino.
Aunque esto es en parte el resultado del crecimiento económico, las cuotas universitarias de 20.000 a 30.000 dólares al año continúan fuera del alcance de la mayoría en China, donde el ingreso anual por habitante era de 1.000 dólares el año pasado.
Sin embargo, muchas familias de clase media realizan un enorme sacrificio para enviar a sus hijos a estudiar al exterior, en la esperanza de que obtengan así mejores perspectivas laborales.
Grace Zhang, que está perfeccionando su inglés en un instituto de idiomas en Londres, contó que su padre, un empresario privado de la meridional provincia de Guangxi, le paga los estudios.
Todas sus ganancias de los últimos cinco años las destinó a pagar mis estudios en Inglaterra. Gastábamos sólo en comida y cosas indispensables. Estoy aquí gracias al sacrificio de mis padres, dijo a IPS en una entrevista en Londres.
Wang Xianru, un residente de Beijing, tiene planeado vender el apartamento de su familia e irse a vivir con su suegra para financiar los estudios de su hija en Gran Bretaña.
Trabajé duro para comprar mi apartamento… pero la educación de mi hija es más importante. No podrá obtener un trabajo digno si no habla inglés con fluidez y no tiene un título en el extranjero, dijo.
El creciente número de chinos que aspiran a estudiar en el exterior significa una bonanza financiera para las universidades extranjeras, que ven en ellos una oportunidad de subsidiar sus cursos e investigaciones. Esto ha levantado muchas cejas en el ámbito académico.
Durante los exámenes de ingreso a las universidades de este verano, medios de prensa británicos se quejaron de que el aluvión de estudiantes extranjeros está afectando el nivel académico en algunas de las universidades más prestigiosas de Gran Bretaña, como la de Oxford y la Escuela de Economía de Londres.
Se venden títulos en universidades británicas, era el título del diario de izquierda The Observer. Plazas universitarias para extranjeros ricos, anunciaba The Sunday Times.
Investigaciones independientes de ambos periódicos demostraron que las universidades británicas se han vuelto demasiado dependientes de las cuotas que pagan los estudiantes chinos y de otras nacionalidades, y que muchas universidades preparan exámenes de ingreso de menor exigencia para los extranjeros que para los británicos.
Los estudiantes extranjeros pagan hasta 52.500 dólares al año por un título universitario —seis veces más que los británicos—, y hasta 7.000 dólares por maestrías en áreas académicas tradicionales.
Existe el riesgo real de que nuestras universidades elijan a los estudiantes no por su capacidad de aprovechar la educación superior, sino porque pueden pagar. Esto pone en riesgo el nivel académico de nuestras universidades, advirtió Tim Collins, secretario británico de Educación en la sombra, citado por The Sunday Times.
China representa la mayor fuente de estudiantes extranjeros no europeos para Gran Bretaña. Según el Consejo Británico, los estudiantes chinos pasaron de menos de 4.000 en 1998 a 32.000 el año pasado.
Este aumento refleja en parte la reducción de la preferencia de los estudiantes extranjeros por Estados Unidos, el mayor receptor, desde los atentados del 11 de septiembre de 2001. (