La mortalidad verificada en las últimas semanas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) en los campamentos de desplazados de la occidental región sudanesa de Darfur es comparable a la de Ruanda durante el genocidio de 1994, dijo un experto de la institución.
La OMS se niega a tipificar lo que ocurre en Darfur como otro caso de exterminio. Pero tampoco catalogó de genocidio a las matanzas de casi un millón de personas de Ruanda, recordó David Nabarro, jefe del área de Acción Sanitaria en Crisis de la institución.
Algunos índices de mortalidad comprobados por la OMS y por personal del Ministerio de Salud de Sudán llegan a un promedio de 3,8 decesos por día en una muestra de población de 10.000 habitantes. En las comunidades más pobres de Africa que no están sujetas a situaciones de crisis, las muertes diarias se ubican en 0,6 por 10.000 personas.
Lo tolerable en situaciones de emergencia para los expertos de la OMS puede llegar al promedio de una muerte diaria cada 10.000 habitantes.
Pero la mortalidad registrada en Darfur es motivo de suma preocupación, dijo Nabarro.
Los resultados de la investigación de la OMS, realizada entre el 15 de junio y el 15 de agosto en tres zonas de Darfur, muestran grados de mortalidad superiores a los registrados durante las crisis de Timor Oriental, los Balcanes e Iraq en 1991, sostuvo Nabarro.
El funcionario insistió en que esto es ciertamente más duro que lo que ocurre en Iraq. Me sorprendería que la población de Iraq atravesara ahora por algo parecido a esto, de Darfur, en referencia al país de Medio Oriente, ocupado militarmente por Estados Unidos desde marzo de 2003.
En la región del norte de Darfur, que acoge a 380.000 desplazados internos, la mortalidad es de 1,5 decesos diarios por cada 10.000 personas, y entre los niños se eleva a 2,5 muertes por cada 10.000 menores.
En la porción occidental, se registran 2,9 muertes diarias. Mientras que en el único campamento de refugiados de la región sur que los investigadores pudieron visitar, el de Kalma, comprobaron 3,8 decesos por día cada 10.000 habitantes.
Los equipos de la OMS y del Ministerio de Salud sudanés no pudieron recorrer otros campamentos del área meridional por la violencia y las amenazas que recibieron.
En las tres regiones la causa principal de las muertes son las enfermedades diarreicas. Otro porcentaje, que puede llegar hasta 20 puntos, se origina en heridas o en otras formas de violencia. Las fiebres y la neumonía cobran también una alta proporción de vidas.
Una cuarta parte de los grupos familiares encuestados dijo que su principal fuente de agua eran pozos sin protección, una tercera parte carecía de letrinas, 45 por ciento no disponía de jabón, y se elevaba a un tercio el grupo de población que no había recibido una ración alimentaria en un mes.
No obstante, el funcionario se rehusó a evaluar esta cantidad de muertes en relación con el crimen contra la humanidad de genocidio, que políticos de distintos países han relacionado en los últimos días con lo que está ocurriendo en Sudán.
No puedo comentar sobre eso porque de ninguna manera nuestro informe debe usarse para deducir que existe genocidio o no, dijo Nabarro.
No podemos decir que esto obedezca a alguna clase de violencia sistemática, insistió el funcionario de la OMS.
El secretario de Estado (canciller) de Estados Unidos, Colin Powell, dijo la semana pasada ante el Senado de su país haber concluido que en Darfur se ha perpetrado un genocidio.
Powell atribuyó la responsabilidad de matanzas masivas de civiles al gobierno de Sudán y a las milicias Janjaweed (hombres a caballo, en árabe), acusadas de lanzar ataques contra la población de mayoría negra residente en Darfur.
Darfur ha sufrido desde el año pasado el conflicto por la tierra y el agua entre los Janjaweed y las etnias negras fur, masaalit y zaghawa.
El conflicto comenzó cuando dos movimientos rebeldes, el Movimiento/Ejército para la Liberación de Sudán y el Movimiento por la Equidad y la Justicia, se levantaron en armas contra el gobierno para protestar contra la supuesta despreocupación de Jartum respecto del desarrollo de la región.
Estas organizaciones habrían recibido apoyo de las comunidades fur, masaalit y zaghawa, contra las que hubo una escalada de ataques en los últimos meses. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) calificó la crisis humanitaria en Darfur como la peor de la actualidad.
Las lluvias y las enfermedades infecciosas agravaron las penurias de los fur, masaalit y zaghawa, asediados por las milicias Janjaweed, que contarían, según insistentes versiones, con el apoyo del gobierno sudanés.
Desde el inicio de la crisis, unos 50.000 negros fueron asesinados y más de 1,4 millones debieron abandonar sus hogares por el asedio de las Janjaweed.
La Unión Europea (UE), que tampoco emplea el término genocidio, estimó que Jartum no ha dado los pasos necesarios para desarmar a las milicias, como le reclamó a fines de julio el Consejo de Seguridad de la ONU.
Bernard Bot, ministro de Relaciones Exteriores de Holanda, el país que preside este semestre el bloque de 25 naciones, anunció que la UE podría aplicar sanciones contra Sudán si no se advierten progresos en la situación humanitaria de Darfur.
En oposición, el ministro de Relaciones Exteriores de Sudán, Mustafá Osmán Ismail, sostuvo que Estados Unidos manipula la información sobre la crisis humanitaria en el país africano.
Las autoridades de Estados Unidos, al igual que hicieron antes con Iraq, utilizan a Sudán como chivo expiatorio en su programa político con vistas a las elecciones presidenciales de noviembre, dijo Ismail, de visita en Corea del Sur.
El problema de Darfur no es un genocidio, sino un conflicto entre tribus nómades y otras de agricultores, argumentó el ministro.
Nabarro estimó que las agencias de la ONU deben trabajar fuertemente para mejorar el abastecimiento de agua potable, la higiene y las instalaciones de saneamiento en todos los campamentos de desplazados, que suman alrededor de 1,2 millones en toda Darfur.
También debemos garantizar que la gente tenga seguridad y que mejore la administración de los campamentos, insistió.
Las operaciones de asistencia de la ONU afrontan escasez de recursos, que impiden a su vez la contratación del personal necesario. (