AMBIENTE-HAITI: Un modelo para no imitar

Haití, devastado esta semana por lluvias huracanadas que causaron por lo menos 2.000 muertes y desapariciones, mostró ser, en el marco de América Latina y el Caribe, un país excepcionalmente vulnerable a desastres naturales, según una agencia especializada de la Organización de las Naciones Unidas.

La secretaría del foro mundial para la Estrategia Internacional de Reducción de Desastres (UN/ISDR, por sus siglas en inglés), comparó los graves perjuicios sufridos por Haití con los decesos de sólo once personas que provocó la misma tormenta, incluso con precipitaciones más intensas, en la vecina República Dominicana.

Las pérdidas de vidas y de hogares fueron mayores en Haití que en el resto del Caribe, destacó Brigitte Leoni, portavoz de esa agencia.

Unas de las razones ha sido el desenfrenado proceso de deforestación que redujo la superficie boscosa haitiana a sólo nueve por ciento, mientras que en República Dominicana es 14 por ciento.

Pedro Basabe, asesor técnico de la secretaría de la UN/ISDR, mencionó la influencia del factor humano en la deforestación de Haití. Una urbanización acelerada, la ausencia de políticas adecuadas de manejo de la tierra y la explotación excesiva del carbón vegetal, con la consecuente deforestación, acrecientan la fragilidad del entorno haitiano, explicó.

Otro motivo de los efectos desiguales del huracán es el déficit de Haití en materia de preparación previa, debido entre otras cosas a que la Dirección de Protección Civil del país ”carece lastimosamente de recursos financieros”, indicó Basabe a IPS.

Ese organismo no está adscripta al ejército, como ocurre en otras naciones, porque las fuerzas armadas han sido eliminadas del ordenamiento institucional de Haití.

Organizaciones internacionales han realizado esfuerzos por adiestrar a la oficina de protección civil haitiana, y se ha logrado establecer en ella una base de conocimientos sobre el sistema de alerta precoz de desastres, pero hay grandes limitaciones para la difusión de esa información, especialmente en las zonas de más difícil acceso, precisó Basabe.

Se carece de un buen sistema de comunicaciones por falta de una red logística aceptable, ya que las carreteras, por ejemplo, están en muy mal estado, apuntó.

Por otro lado, Haití atraviesa una vez más un periodo de cambios políticos, y no existe el clima de estabilidad necesario para diseñar y aplicar estrategias adecuadas de reducción de desastres, alegó el especialista.

Sin embargo, la región de América Latina y el Caribe está en general ”cada vez mejor preparada para afrontar los desastres”, opinó.

Por ejemplo, funcionan organismos subregionales como el Centro de Prevención de Desastres Naturales de América Central, la Asociación de Países Caribeños y una nueva organización creada por las naciones andinas, que se ocupa también de la prevención de ese tipo de catástrofes.

Según la UN/ISDR, Cuba es un ejemplo de que la vulnerabilidad de la población puede ser reducida mediante medidas de bajo costo y mediante una fuerte determinación.

Durante el paso del furioso huracán Ivan, hace dos semanas, Cuba demostró que es un modelo para los países en desarrollo de manejo del riesgo ante esas tormentas, comentó el director de esa agencia del foro mundial, Salvano Briceño.

La experiencia cubana puede aplicarse fácilmente en países de condiciones económicas similares, e incluso en naciones con mayores recursos que no logran proteger a su población tan bien como Cuba lo hace, enfatizó.

Los desastres naturales castigan en especial a los países pobres, según estadísticas de perjuicios económicos durante los años 90.

En ese periodo, el mundo en desarrollo registró pérdidas por desastres naturales que sumaron unos 200.000 millones de dólares, equivalentes a 13 por ciento del producto interno bruto de los países que lo integran.

En el mismos años, el monto de daños verificados en las naciones industrializadas fue unas tres veces superior, de unos 600.000 millones de dólares, pero el efecto relativo resultó menor, ya que esa cifra equivalió a una proporción de dos a tres por ciento del producto interno bruto.

La Conferencia Mundial sobre Reducción de Desastres, que se realizará del 18 al 22 de enero de 2005 en la sudoccidental ciudad japonesa de Kobe, con la intención de establecer claramente que la disminución de las vulnerabilidad debe ser un objetivo incorporado de manera explícita a los planes de desarrollo.

En Haití se permitió que las vulnerabilidades crecieran en proporción tal que cualquier riesgo natural podría conducir a un gran desastre, advirtió Briceño. (

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