Las diferencias entre Kenia y Namibia sobre el comercio de marfil y los llamados a proteger las menguantes poblaciones de leones y tigres dominarán los debates de la mayor conferencia mundial sobre conservación, a partir de este sábado en Tailandia.
Los ambientalistas esperan que prevalezca la posición de Kenia, que pide una moratoria mundial de 20 años a la venta de productos elaborados con marfil.
Por su parte, Namibia quiere levantar una prohibición sobre el comercio de marfil en bruto impuesta en 1989. Este país del sudoeste de Africa pide que se le permita exportar una cuota de 2.000 kilogramos de marfil en estado natural y "cantidades ilimitadas de marfil tallado".
Namibia tiene existencias de marfil que ha acumulado por la muerte natural de ejemplares o por matanzas selectivas en parques nacionales.
"La propuesta de Namibia debe ser rechazada", dijo este miércoles en conferencia de prensa la ambientalista Shelly Petch, de la Fundación Nacido Libre, con sede en Gran Bretaña.
Junto con Sudáfrica, Namibia reclama asimismo que se libere la venta de cuero de elefante.
El comercio de productos de elefante fue prohibido en 1989 ante la amenaza que constituían los buscadores de marfil para las menguantes manadas.
Pero una reunión de la Convención sobre Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES, por sus siglas en inglés), celebrada en Chile en 2002, autorizó a Botswana, Namibia y Sudáfrica a vender 60 toneladas de marfil cada uno, la mayor parte confiscado a cazadores furtivos.
Propuestas similares de Zambia y Zimbabwe fueron rechazadas por CITES, debido a que los dos países no daban suficientes garantías de su capacidad para proteger las poblaciones de elefantes y para asegurar que sus ventas no dieran pie a una nueva ola de caza ilegal.
Peter Pueschel, del Fondo Internacional para el Bienestar Animal, con sede en Hamburgo, señala ahora que la idea de Kenia debe ser respaldada por los demás gobiernos.
Para apoyarla, la Fundación Nacido Libre divulgó esta semana un informe sobre el impacto del comercio de marfil en la población de elefantes de Africa y Asia.
"Entre 1998 y 2004, por lo menos 95,3 toneladas de marfil fueron incautadas. Además, más de 12.491 elefantes (en Africa y en Asia) fueron cazados furtivamente", de acuerdo con el informe "La punta del colmillo", de 44 páginas.
"Noventa y cinco toneladas equivalen a los colmillos de más de 15.000 elefantes muertos", añade el reporte.
Se estima que la población de elefantes africanos cayó de 1,3 millones en 1981 a algo más de 600.000, de acuerdo con un informe de 2002 de la conservacionista Unión Mundial para la Naturaleza.
Pero no todos los conservacionistas creen que un comercio controlado de marfil conducirá inevitablemente a una desaforada caza furtiva.
"Botswana, Namibia y Sudáfrica han administrado muy bien a sus animales. La caza furtiva se ha minimizado. Creo que deberían ser recompensados", dijo a IPS el activista sudafricano Gerhard Verdoorn, en entrevista telefónica.
El debate toma fuerza conforme se acerca la decimotercera Conferencia de las Partes de CITES, que se realizará en Bangkok desde este sábado hasta el 14 de octubre, con representantes de todo el mundo.
CITES, el tratado sobre conservación más importante del mundo, fue suscrito por 20 países en 1976, y ahora cuenta con el respaldo de 116 naciones.
Los ambientalistas aprovecharán la Conferencia, que se celebra cada dos años, para exigir también medidas de protección sobre otras especies, como los leones.
"Hay información concluyente de que los leones están en grave peligro", afirmó Will Travers, presidente de la Red para la Supervivencia de las Especies, una coalición de 80 grupos de protección a los animales.
La población de leones en Africa se calcula entre 16.500 y 30.000, cuando ocho años atrás rondaba entre 30.000 y 100.000, sobre todo por la pérdida de ambiente natural y la caza furtiva, indicó el ambientalista.
"Cerca de 600 trofeos (con cabezas) de leones salen de Africa todos los años", afirmó.
El caso de los tigres también es grave, dijo Debbie Banks, de la Agencia de Investigación sobre el Ambiente, con sede en Londres. La población mundial de tigres es de apenas 5.000 animales, contra los 100.000 que vivían 100 años atrás.
La mayor amenaza para los tigres y los leopardos es el comercio de su piel. Desde hace cinco años, la venta de pieles "está fuera de control" debido al accionar de redes delictivas en China, India y Nepal, señaló la activista.
Pero los animales no sólo corren el riesgo de terminar convertidos en estatuillas, trofeos o abrigos.
Tailandia propondrá en la Conferencia de Bangkok que se prohíba el comercio de delfines, usados en espectáculos acuáticos en todo el mundo.
"Esta especie es víctima real del comercio internacional. El delfín del río Irrawaddy (en Birmania) es el más amenazado", señaló Sue Fisher, de la Sociedad para la Conservación de la Ballena y el Delfín.
En la reunión de Bangkok también se analizará la situación del ramin, un árbol típico de Asia sudoriental de gran valor y amenazado por la tala discriminada.
La madera de este árbol, que abunda en Indonesia y Malasia, es usada para fabricar cunas y tacos de billar, dijo Carroll Muffet, de la organización Defensores de la Vida Silvestre, con sede en Washington.
El gobierno indonesio quiere introducir el ramin en el Apéndice 2 de CITES, que permite el comercio controlado.
Las propuestas gubernamentales para incluir o retirar especies de esa lista o del Apéndice 1 (que prohíbe totalmente el comercio de flora y fauna en peligro de extinción) serán las cuestiones centrales de la conferencia de CITES.
* Con aportes de Moyiga Nduru (Sudáfrica).