La voz de George Lutfi se quiebra de emoción cuando piensa en Iraq y su familia. El diácono de la Iglesia Caldea de Solaqa, de Bagdad, huyó a Siria a principios de este mes, después de los bombardeos contra templos cristianos de la capital iraquí y la septentrional ciudad de Mosul, que dejaron al menos 11 muertos.
No puedo hacer más que llorar y rogar a Dios que salve a mi familia, dijo Lutfi, de 32 años, que quiere traer a su esposa y sus tres hijos a Siria. Mientras, lucha contra el miedo, la incertidumbre y la culpa por sentirse seguro mientras a su familia le acecha la muerte en Bagdad.
Temerosos por el derrumbe de la laicidad y la anarquía reinante desde la invasión encabezada por Estados Unidos, en marzo de 2003, miles de cristianos iraquíes han huido a Siria. El derrocado presidente Saddam Hussein había impuesto la laicidad, a veces mediante brutales purgas de grupos islámicos, pero ahora, los cristianos temen que llegue el día en que ya no sean bienvenidos en Iraq.
Iraq es mi país, es mi tierra. He bebido de sus ríos y mi corazón está allí, pero no quiero regresar, manifestó Lufti.
Según Khalil Massouh, un refugiado de Mosul, la presión procede de los extremistas musulmanes, no del gobierno interino iraquí, que tiene a un cristiano como ministro de Inmigración y Refugiados.
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Los bombardeos en la noche del domingo 1 de agosto contra iglesias de Bagdad y Mosul, durante misa, fueron el primer ataque contra la minoría cristiana en Iraq desde el comienzo de la insurgencia contra la ocupación estadounidense, hace 15 meses.
Un grupo hasta entonces desconocido, el Comité de Planificación y Seguimiento en Iraq, se atribuyó la responsabilidad de los atentados, y advirtió que habrá más.
Radicales islámicos han exigido a cristianos propietarios de tiendas de licores que cierren sus negocios, y también han amenazado a cristianos dueños de salones de belleza o tiendas de ropa moderna.
Cientos de familias cristianas iraquíes huyen cada día a Siria y a Jordania, afirmó Emanuel Khoshaba, representante del Movimiento Democrático Asirio Iraquí en Siria.
Khoshaba sostiene que actualmente hay 10.000 cristianos iraquíes en Siria, y 90 por ciento de ellos llegaron desde el comienzo de la guerra en Iraq. No es posible confirmar esta estimación mediante cifras oficiales, porque en los formularios de inmigración de Siria y de Jordania no se pregunta la religión de la persona.
Debí huir a Siria para escapar a las amenazas, contó Joseph Kaldo, de 41 años. Este es el primer paso. Esta semana presentaré una solicitud para emigrar a Canadá, Estados Unidos u otro país occidental, dijo.
John Rabah también ha huido de Iraq, y no puede creer lo que ocurre en su país. Hemos vivido con ellos (musulmanes) por generaciones, nos socializamos y trabajamos con ellos diariamente. A veces nos casamos con ellos, y siempre nos ha gustado el llamado al rezo de los 'muezzins', dijo.
Una parte de nuestra cultura recuerda a los creyentes que hay un único dios, el mismo que adoramos de distintas formas. ¿Alguien puede decirme qué está ocurriendo?, preguntó.
Clérigos musulmanes y líderes políticos se han unido en defensa de la comunidad cristiana de Iraq y condenaron la peligrosa escalada de la guerra y los ataques contra iglesias, que atentan contra siglos de coexistencia entre cristianos y musulmanes.
El gran muftí de Siria, jeque Ahmed Kiftaru, calificó a los atentados contra iglesias de crímenes odiosos que atentan contra la unidad, estabilidad e independencia de Iraq.
Por otra parte, grupos fundamentalistas islámicos describen la lucha dentro de Iraq como una guerra entre verdaderos creyentes e infieles.
Dentro de Iraq, la mayoría de los cristianos son caldeos-asirios. Les siguen los armenios, los católicos sirios y los ortodoxos sirios.