Las autoridades militares de Estados Unidos deben investigar la connivencia entre médicos y guardias en los maltratos sufridos por prisioneros en las cárceles de Iraq y Afganistán, advirtió la revista especializada The Lancet.
La publicación, una de las más prestigiosas de todo el mundo entre las dedicadas a cuestiones de salud, compiló abundante evidencia pública sobre las pesquisas militares al respecto, pero advirtió que dos investigaciones en curso del ejército estadounidense continúan siendo reservados
Tampoco están disponibles miles de páginas de anexos al informe inicial sobre la prisión iraquí de Abu Ghraib, elaborado por el general Antonio Taguba, agrega.
El artículo de The Lancet, escrito por el profesor del Centro de Bioética de la Universidad de Minnesota Steven Miles, advierte que médicos resucitaron a detenidos iraquíes que habían colapsado en sesiones de tortura, sólo para prolongar el tormento.
Con el fin de encubrir la tortura, agregó, los profesionales emitieron certificados de defunción falsos, falsearon registros médicos y evitaron dar a los prisioneros cuidados básicos de salud.
Las fuerzas armadas estadounidenses realizan tres grandes investigaciones sobre abusos contra prisioneros en el marco de la guerra contra el terror lanzada por Washington después de los atentados que dejaron 3.000 muertos el 11 de septiembre de 2001.
Una de ellas investiga el rol de la inteligencia en los interrogatorios en Abu Ghraib, cerca de Bagdad. Otra, a cargo de la Inspección General de la Armada, se refiere a los supuestos abusos en centros de detención en Afganistán, Iraq y la base naval en Guantánamo, Cuba.
La última está a cargo de un panel designado por el Departamento (ministerio) de Defensa, que analizará informes anteriores y realizará recomendaciones.
Altos funcionarios del Pentágono indicaron que el informe sobre Abu Ghraib atribuirá toda la responsabilidad en los abusos a dos docenas de guardias y soldados, pero exonerará a altos funcionarios militares.
Habrá acusaciones dirigidas al personal médico, pero no está claro si también habrá sanciones.
El informe del Inspector general y el del Comité Internacional de la Cruz Roja sugieren que hubo fallas generalizadas en el suministro de instalaciones sanitarias básicas, protección a los detenidos y en los registros, dijo Miles a IPS.
Los abusos directos parecen ser esporádicos, pero no tendremos respuestas a menos que haya una investigación completa que incluya los centros secretos de detención, agregó.
Altos oficiales del ejército confirmaron que un médico y un psiquiatra ayudaron en los interrogatorios en Abu Ghraib, al amparo de una orden ejecutiva de 2003 según la cual la salud de los detenidos debían ser evaluada antes de ser sometidos al procedimiento.
Las condiciones de vida de los prisioneros en Abu Ghraib fueron expuestos por primera vez en abril, cuando salieron a la luz pública fotografías que ilustraban abusos físicos y sexuales cometidos por funcionarios de seguridad.
Algunos funcionarios médicos de Abu Ghraib conocían los maltratos y tenían la obligación ética de denunciarlos, pero no hubo ningún informe al respecto, indicó The Lancet en el editorial publicado en la misma edición que el informe de Miles.
En un incidente descripto por detenidos y militares, un médico permitió que un guardia sin capacitación cosiera la herida de un prisionero golpeado. En otro, un médico insertó una aguja para suero en el cadáver de un iraquí muerto en tortura para crear evidencia de que había estado vivo en el hospital.
En otro caso, un iraquí arrestado por soldados estadounidenses fue encontrado meses después por su familia en un hospital, donde se encontraba en coma, con fractura de cráneo y quemaduras en la planta de los pies.
El informe médico realizado por funcionarios estadounidenses indicaba que una ola de calor le causó un ataque al corazón, pero no mencionaba las heridas.
Miles dijo a IPS que su investigación detectó falsificación de registros médicos en 10 lugares de Iraq y Afganistán.
En uno de esos casos, soldados ataron a un detenido golpeado de la puerta de su celda y lo amordazaron. El certificado de defunción indica que el hombre murió durante el sueño y por causas naturales.
Luego de que la prensa mostrara preocupación por el caso, el Pentágono revisó el certificado e indicó que se trató de un homicidio.
Diversos tratados internacionales prohíben específicamente la participación de médicos en sesiones de tortura y maltratos, includos el Protocolo de Estambul, la Declaración de Tokio y las Convenciones de Ginebra.
El presidente estadounidense George W. Bush firmó en febrero de 2002 un decreto según el cual las Convenciones de Ginebra no se aplicaba a los miembros de la red terrorista Al Qaeda o a los del movimiento Talibán, que gobernó Afganistán entre 1996 y 2001.
Seis meses después, el Departamento de Justicia emitió un memorándum que distinguía la tortura de tratos crueles, inhumanos y degradantes, los que serían permitidos en prisiones estadounidenses, indicó Miles.
Los empleados de la prisión de Abu Ghraib no recibieron ninguna preparación en materia de derechos humanos, pero eso no es eximente, según activistas.