Con Machuca, la película de Andrés Wood estrenada este mes en Chile, el cine de este país parece entrar en la edad adulta, de la mano de tres niños cuya mirada del período de la Unidad Popular (1970-1973) emociona e invita al rescate del pasado.
El filme, ambientado en la experiencia de un colegio privado que integró a sus aulas a niños de las poblaciones (barriadas pobres) durante el gobierno de Salvador Allende, fue visto desde su estreno, el 5 de agosto, hasta el 23 de este mes, por 307.000 espectadores, superando a taquilleras cintas extranjeras, como la estadounidense Yo, Robot.
La tendencia indica que Machuca superará los récords que marcaron El chacotero sentimental (1999), del director Cristián Galaz, y Sexo con amor (2003), de Boris Quercia, que en sus temporadas de estreno se acercaron al millón de espectadores.
La película cuenta la amistad que se entabla entre Pedro Machuca (Ariel Mateluna), un niño pobre llevado al Colegio Saint Patricks, y Gonzalo Infante (Matías Quer), hijo de una familia acomodada que estudia en ese establecimiento.
La mirada infantil, pero no por eso inocente, se complementa con Silvana, la niña que es vecina en la población de Machuca, interpretada por Manuela Martelli, quien ya hizo su debut en el cine chileno a comienzos de este año como protagonista central de B-Happy, del director Gonzalo Justiniano.
Junto a estos tres niños, el elenco adulto incluye en papeles principales al veterano actor argentino Federico Luppi, a las actrices chilenas Aline Kuppenheim y Tamara Acosta, y a los actores Ernesto Malbrán y Francisco Reyes.
Malbrán es uno de los ejes de la historia. Encarna al sacerdote católico McEnroe, rector del colegio Saint Patricks, promotor de la integración de niños pobres a las aulas de ese establecimiento de educación privada.
Wood fue en alguna medida protagonista de esa experiencia cuando niño, como alumno del colegio Saint George's, donde el sacerdote Gerardo Whelan llevó a cabo una experiencia así, abortada con el golpe del 11 de septiembre de 1973.
La película está dedicada a Whelan, fallecido en octubre de 2003, quien fue expulsado del colegio por las autoridades dictatoriales, pero cuyo proyecto educacional, con granjas y otras actividades de trabajo comunitario, ha sido rescatado en el Saint George's.
Un mérito de 'Machuca' está en que, al contrario de 'El chacotero sentimental' y de 'Sexo con amor', no apostó a la taquilla con los recursos de la comedia, sino que asumió con fuerza y honestidad el drama histórico, cuando muchos suponían una saturación de la memoria sobre el golpe de 1973, dijo a IPS Sonia Lira, estudiante de cine.
Hace un año, con motivo del trigésimo aniversario del golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, los canales de televisión y la prensa tradicional llevaron a cabo una profusa difusión de testimonios y antecedentes sobre las violaciones de los derechos humanos, hasta entonces desconocidos para la mayor parte de la población.
Para el escritor Alberto Fuguet, Machuca tiene la virtud de superar el rechazo casi visceral que existía en Chile para todo lo que pudiera relacionar al dictador Augusto Pinochet (1973-1990) con una propuesta artística de calidad y a la vez taquillera.
Wood tuvo la iluminación de contar una historia 'de manera tangencial', aunque no por eso menos directa. 'Machuca' confirma que existe hambre de explorar nuestra historia y, como todas las historias, esta es necesariamente política. Si pensabas omitir tu trasfondo político por miedo a alienar o asustar a tu posible público, no temas, señaló el autor de Mala onda, Sobredosis y Tinta roja.
Machuca es la cuarta cinta de Wood, quien se inició promisoriamente como director en 1997 con Historias de fútbol, y continuó en carrera, con regular aceptación, en 1999 con El Desquite y La fiebre del loco, de 2001.
La realización de este cuarto filme contó con el apoyo de productoras de España, Gran Bretaña y Francia, lo cual permitió financiar su costo de 1,2 millones de dólares, de los cuales el Estado chileno aportó solo 125.000 dólares a través del Fondo Nacional de Desarrollo de las Artes.
La amistad de los niños con el trasfondo de las discriminaciones sociales que intentó superar el gobierno de Allende, en un Chile que se polarizaba en una creciente espiral de violencia política, no deja indiferente a ningún espectador.
Hay una actitud de respeto, a veces de aplausos, a veces de silencio y recogimiento, pero siempre de respeto, del público, frente a una película que hace solo algunos años habría significado odiosidades, puñetazos y vidrios quebrados, conflictos familiares, pifias y aplausos enceguecidos, señaló el político demócrata cristiano Ignacio Walker.
Las reacciones ante 'Machuca' muestran un cierto grado de madurez de la sociedad chilena para releer su historia, lo cual no nos incluye solo a nosotros, los que vivimos el período de la Unidad Popular, sino también a los jóvenes de hoy, que se conmueven profundamente con la película, dijo a IPS un espectador, Javier Zelada, de 57 años.
Una de las pocas notas discordantes fue aportada por la administradora de la única sala de la cadena Showtime en la ciudad de Osorno (900 kilómetros al sur de Santiago), Ximena Pool, quien prohibió la exhibición por politizada.
Sandro Angelini, gerente general de Showtime, despidió a la administradora y en una entrevista radial pidió excusas al público. El 'condoro' (medida estúpida) que se mandó (Pool) es cósmico, dijo.
La película de Wood, estrenada en España un mes antes que en Chile, fue elegida entre 22 cintas de 10 países como favorita del público en el Festival Latinoamericano de Cine, realizado este mes en Lima.
Wood la llevó también a exhibición en el Festival de Edimburgo, de Gran Bretaña, que culmina el 29 de este mes, mientras uno de sus co-guionistas, el escritor y periodista Roberto Brodsky, afirmaba en Santiago que no sería un despropósito postular a Machuca a un Oscar.