Los partidos opositores de Camerún se unieron para derrotar al presidente Paul Biya en las elecciones de octubre, pero la desconfianza entre los ambiciosos líderes del nuevo frente obstaculizan los compromisos.
Las del 11 de octubre serán las terceras elecciones presidenciales en Camerún desde la instauración del sistema multipartidario en 1991.
Los primeros comicios, en 1992, y los segundos, en 1997, fueron ganados por Biya, aunque observadores internacionales cuestionaron la legitimidad de los resultados.
Biya, de 71 años, llegó por primera vez al poder en 1982, tras la renuncia a Ahmadou Ahidjo, quien lideró el camino de este país del occidente africano hacia su independencia el 1 de enero de 1960.
En los últimos 13 años de democracia pluralista se formaron unos 200 partidos políticos en Camerún, pero solo cuatro tienen el respaldo popular básico como para competir por el gobierno.
En el poder está la Unión Democrática del Pueblo Camerunés, que ganó las elecciones parlamentarias de 2002, también en medio de acusaciones de irregularidades.
El Frente Social Democrático (SDF), la Unión Democrática de Camerún (UDC) y la Unión Nacional por la Democracia y el Progreso (UNDP) son los partidos opositores a Biya.
El presidente del SDF, John Fru Ndi, todavía asegura que él fue el verdadero ganador de las elecciones de 1992.
El año pasado, el SDF y la UDC unieron fuerzas para conformar la Coalición Nacional por la Reconciliación y la Reconstrucción (CNRR), con el propósito de designar a un único candidato para vencer a Biya.
Sin embargo, a comienzos de este mes parecía haber poca unidad en la oposición para alcanzar este objetivo. Los respectivos líderes luchan entre sí para convertirse en ese único contendiente del presidente.
En una reunión partidaria realizada días atrás en Bafoussam, al noroeste de la capital Yoaunde, los partidarios del SDF distribuyeron camisetas con la imagen de Fru Ndi y levantaron pancartas exhortando a elegirlo como el candidato único de la oposición en octubre.
Mientras, por la radio, la UDC emitía mensajes apoyando la candidatura de su propio líder, Adamou Ndam Njoya.
Volvimos a los pequeños juegos entre líderes opositores. En elecciones anteriores, mantenían la ilusión de que apoyarían a un solo candidato antes de que su ego saliera a flote otra vez, dijo el analista Alain Didier Olinga, del independiente Instituto de Asuntos Internacionales de Camerún.
Todo esto demuestra que son incapaces de superar sus rivalidades políticas para apoyar a un solo candidato que sea capaz de derrotar al actual presidente, añadió.
Pero Njoya no está de acuerdo con el analista.
Toda esta pasión es completamente normal. No hay peleas ni problemas dentro de la CNRR, que hasta ahora ha demostrado su capacidad de movilizarse, dijo el presidente de la UDC.
Los líderes de los partidos de esta coalición están confiados en que, cuando llegue el momento, habrá un solo candidato que llevará a su fin al régimen del señor Biya, agregó.
Aparte de la CNRR, otros grupos de oposición formaron el Frente de Fuerzas Alternativas (FFA). Por ahora, estas dos coaliciones realizan sus campañas en forma separada.
La FFA cuestionó la credibilidad de algunos miembros de la CNRR que en el pasado estuvieron aliados con el partido gobernante.
El ex secretario general de la Unión de los Pueblos de Camerún Henri Hogbe Nlend, y el vicepresidente de la UNDP, Celestin Bedzigui, son los principales señalados como antiguos amigos de Biya
El secretario general del SDF, Tazoacha Asongany, minimiza las acusaciones. Todo esto son cosas del pasado, afirma.
Aparte de Fru Ndi y Ndam Njoya, también declararon sus ambiciones presidenciales Samuel Mack-It, de la UPC, Djeukam Tchameni, presidente del Movimiento por la Democracia y la Independencia, y Victorin Hameni Bieleu, presidente de la Unión de Fuerzas Democráticas de Camerún.
Mientras, se suspendieron una serie de manifestaciones opositores previstas semanas atrás en Yaounde y en Douala, la capital económica del país, para exigir elecciones transparentes y justas.
Al parecer reina la apatía en muchos camerunenses, que esperan nuevas irregularidades en los próximos comicios.
También hay temores de que un fraude en las elecciones aumente el descontento entre los angloparlantes separatistas, que piden la división de las provincias del oeste del resto del país, mayoritariamente francófono..
Los angloparlantes representan 20 por ciento de los 15,8 millones de habitantes del país, y sostienen que han sido históricamente excluidos de los puestos clave de gobierno y sus ciudades de las inversiones oficiales. (