ARGENTINA: Estallido de buen cine

El actor Nacho Toselli asusta al público en el ”laberinto del terror” de un centro comercial de Buenos Aires. El éxito de ”Buena Vida Delivery”, filme argentino que protagoniza, no le alcanza para dejar su insólito empleo, pese a los galardones obtenidos en festivales internacionales.

Hasta su participación en esa película, sus trabajos como actor fueron en televisión, imitando a alguna ”celebridad” o desempeñando papeles menores. Ahora es casi famoso, pero aún necesita trabajar en el Showcenter.

Premiada este año en los rubros de mejor guión y mejor película en el Festival Internacional de Cine de la ciudad argentina de Mar del Plata, ”Buena Vida Delivery” despertó el interés de la productora Plan B Entertainment, de los actores estadounidenses Brad Pitt y Jennifer Aniston.

”Están buscando nuevos guiones, quieren hacer algo diferente”, dijo a IPS el cineasta Leonardo Di Césare, director de la película que es su ópera prima. ”Sería algo impresionante para mí” trabajar con esa productora, cuyos dueños son de la entraña de Hollywood.

Pero prefiere no ilusionarse con una segunda versión o ”remake”. ”No creo que la hagan pronto”, afirma.

Si así fuera, Pitt podría interpretar al joven repartidor motociclista de una tienda que entrega productos a domicilio (actuado por Toselli), cuya vida se complica cuando empieza a convivir con una mujer.

Como Toselli, Di Césare también tuvo ”mil trabajos”. ”Fui tornero, hice reparto, crié caracoles, fui camarógrafo”. Pero ahora su vida laboral dio un vuelco.

”Conseguí un distribuidor excelente que vendió muy bien la película en España, Israel y Francia”, asegura.

El estreno en Argentina estuvo precedido de una gira por varios escenarios del mundo, siempre en muestras y competencias. En septiembre se iniciará la exhibición comercial en el exterior.

”Nos invitaron a 50 festivales, pero no pudimos ir a todos”, relató Di Césare. La obra estuvo presente en el Festival de Cine de Rotterdam (Holanda), el Festival Latinoamericano de Toulouse (Francia), en el de Cine Fantástico de Corea del Sur, en muestras en República Checa, Israel y Nueva Zelanda, y ahora en Dinamarca.

La vida real del cineasta se parece mucho a la de sus personajes. Como el protagonista, vivió solo en la casa familiar luego de que su padre y hermana emigraron por la crisis económica, e intentó criar caracoles como otro de los seres que transitan el filme.

”Buena vidaà” se asoma a una clase media argentina atravesada por la crisis, que parece suspendida en un limbo. Los personajes intentan sin éxito negar su deterioro y caída final.

La familia sin techo de la novia del protagonista invade paulatinamente su casa, en la que pretende instalar una pastelería.

”A pesar de ser una película ubicada en plena crisis argentina, la historia conmueve y despierta interés en todo el mundo”, se sorprende el director.

A su vez, el desarrollo productivo y creativo de la película dibuja también una parábola del fenómeno del cine argentino.

Fue realizada en medio de una severa conmoción económica, política y social, que se desató en Argentina a fines de 2001, por autor ignoto e interrumpida cuatro veces por falta de dinero. La obra resultante es disputada por organizadores de festivales internacionales.

Este año se prevén en Argentina más de 70 estrenos, una cantidad sin precedentes que coloca al país como segundo productor cinematográfico de habla hispana después de España.

Los filmes -muchos de ellos óperas primas— reciben críticas elogiosas y participan con éxito en competencias internacionales.

Las ventas a mercados del exterior se multiplicaron por 10 desde 2000. El ”boom”, que llevó de 10 a 70 la cantidad de estrenos anuales, es atribuido a la cosecha de egresados jóvenes de múltiples escuelas que se abrieron en todo el país desde mediados de los años 80.

Los derechos de ”Nueve Reinas”, la primera obra de Fabián Bielinsky, se vendieron a la compañía estadounidense Warner, que está a punto de estrenar una ”remake”. ”El hijo de la novia”, de Juan José Campanella, se exhibió en 33 países y muchos compraron sin siquiera ver la siguiente pieza del autor, ”Luna de Avellaneda”.

El éxito, siempre mayor fuera de Argentina, se repitió con Lucrecia Martel, directora de ”La ciénaga” y ”La niña santa”, y con ”El abrazo partido”, de Daniel Burman. Ambos cineastas fueron premiados en sucesivas ediciones del Festival de Berlín, y ahora sus obras recuperan los costos de producción en exhibiciones internacionales.

Sin embargo, en el mercado local, invadido por las grandes producciones de Hollywood, los largometrajes argentinos tienen que hacerse lugar a codazos. A fines de junio, el Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales (Incaa) resolvió imponer una cuota de cine argentino a los exhibidores.

La medida se adoptó por las quejas de productores y realizadores. Ellos afirman que aun cuando el cine argentino asegura a las salas buen caudal de público, el desembarco de grandes producciones de Estados Unidos, como ”El día después de mañana” o ”Shrek 2” lo dejan fuera.

Para Di Césare, de 35 años, estrenarse como director no fue nada fácil. Egresado de la Escuela Nacional de Arte Dramático, su experiencia previa incluye labores como camarógrafo de televisión y clases de cine.

Cuando su primer guión fue seleccionado por el Incaa, Di Césare no lo podía creer. Como el dinero del crédito era escaso para rodar el filme, envió el proyecto a Holanda, en procura de un fondo para concluir proyectos cinematográficos a cambio de su posterior presentación en el Festival de Rotterdam.

Esos recursos estaban depositados en un banco a fines de 2001, cuando por decisión gubernamental, las instituciones financieras de Argentina retuvieron los depósitos, una medida conocida como ”corralito”, para evitar una crisis financiera que se precipitó de todos modos.

En apenas dos semanas se sucedieron cinco presidentes, hubo un estallido social con revueltas populares y saqueos a supermercados, más de 20 muertos, desempleo y pobreza sin precedentes.

La moneda argentina, el peso, se depreció. Cuando los responsables de la película lograron recuperar el dinero, éste, entregado en pesos, valía tres veces menos que el depósito original en dólares.

La mitad del filme se hizo con primeras tomas. No había posibilidad de repetir ni de desperdiciar material. Si algo salía mal, así quedaba, relató el director.

Ahora, hay gran expectativa ante el segundo proyecto de Di Césare, ”Fe”, que se ubica en el contexto de las inundaciones de 2003 en la oriental provincia de Santa Fe.

La protagonista vive sobre el techo de una casa que quedó casi bajo el agua y cuida con una escopeta sus pocas pertenencias. Pero la historia ”no pretende bajar una línea política”, sino apenas ”contar una historia de amor”, afirma su autor.

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