AMBIENTE-ASIA: Prosperidad económica amenaza especies

Los grupos ambientalistas que luchan contra el tráfico de especies animales amenazadas volcaron su atención hacia Asia, que se ha transformado en uno de los principales mercados para ese negocio debido a la prosperidad económica, en especial en Japón y China.

”Los asiáticos se están enriqueciendo y alientan la demanda de especies exóticas y raras. La región se ha vuelto a la vez una importante fuente y un creciente mercado, y esto es alarmante”, advirtió Masayuko Sakamoto, abogado y director de la Alianza Asiática por la Conservación, con sede en Tokio.

En un taller organizado a mediados de este mes por Sakamoto y varias organizaciones no gubernamentales asiáticas, los activistas destacaron la necesidad de proteger a los elefantes asiáticos y otras especies como tortugas y aves raras, que se comercializan en Japón y otros países de la región.

El tráfico mundial de fauna se estima en 8.000 millones de dólares anuales, una cantidad sólo superada por el tráfico internacional de narcóticos y armas, afirmó la Wildlife Conservation Society, una organización ambientalista de Estados Unidos.

La caza ha puesto a la mitad de las tortugas asiáticas en la lista de especies amenazadas, señaló la organización.

Unas 29.000 tortugas vivas se importan legalmente a Japón todos los meses, lo que representa 54 por ciento del mercado internacional de animales, según TRAFFIC/Japón, una ONG japonesa que lucha contra el tráfico de animales.

Recientes investigaciones revelaron que China es ahora un creciente mercado para el tráfico de animales, debido a su demanda de medicinas y alimentos exóticos.

Cada año, se importan sólo a la próspera ciudad portuaria de Shangai, en el este de China, más de un millón de kilogramos de víboras, que se sirven como platos finos, destacó la Wildlife Conservation Society.

China también importa grandes cantidades de tortugas de caparazón plana, originarias de Malasia, Indonesia y Tailandia, y ahora propuestas por Estados Unidos para su inclusión en la lista de especies amenazadas. Cada día, se venden en el sur de China entre 2.000 y 3.000 kilogramos de esa tortuga, como alimento.

El taller ambientalista también se refirió a la compra o exportación de animales para fines de investigación científica u otros no comerciales, que según los participantes, han alentado la práctica de regalar animales a zoológicos en señal de amistad entre países.

La Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de Fauna y Flora Silvestres (CITES) permite el comercio con fines de investigación, pero los delegados del taller señalaron que los traficantes aprovechan esas brechas del tratado.

”Desde países asiáticos se envían elefantes jóvenes a Japón para fines reproductivos en zoológicos o como regalos para personas importantes. Esta práctica contribuye a la destrucción de poblaciones de elefantes, que están amenazados de extinción en sus países de origen”, advirtió Fusako Nogami, director de ALIVE, un grupo ecologista que vigila el tráfico de animales en Asia.

La delegada tailandesa Soraida Salwala, directora del grupo Amigos del Elefante Asiático, señaló que muchos elefantes son arrancados de su hábitat para ser explotados en la industria maderera, y muchos otros ”caen presa de cazadores furtivos que los buscan por sus colmillos”.

Muchos elefantes pequeños también son enviados a parques de diversiones para entretenimiento de los turistas, señaló.

”Las crías son alejadas de sus madres y vendidas a zoológicos y circos, bajo la etiqueta de 'fines no comerciales'”, observó Salwala, que también construyó el primer hospital para elefantes heridos.

Salwala criticó duramente la práctica de regalar elefantes jóvenes, y señaló que las crías son capturadas en su hábitat y mantenidas en cautiverio durante meses antes de ser registradas para el comercio.

”Los promotores del comercio de elefantes, en general ricos empresarios con vínculos políticos, ofrecen documentos falsos para demostrar que los elefantes cautivos son domésticos. Para cambiar esto, el gobierno debe hacer investigaciones que con frecuencia no hace”, lamentó.

Un estudio realizado en 1993 estimó que en Tailandia quedan unos 1.975 elefantes silvestres, frente a 40.000 en 1950. La desforestación y la caza ilegal son las principales amenaza a esa especie.

Activistas japoneses señalaron también que los programas de reproducción en países ricos son otro grave problema.

Investigaciones realizadas por ALIVE revelaron que zoológicos japoneses importan elefantes, tigres y otros animales amenazados para su reproducción en cautiverio. Los activistas señalan que con frecuencia estos programas se vuelven comerciales, porque su finalidad es atraer turistas.

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