AFGANISTAN: Inseguridad amenaza elecciones

El gobierno estadounidense quiere que las elecciones en Afganistán previstas para octubre sean un éxito, a fin de contrarrestar la caótica situación en Iraq, pero el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan, piensa que eso es improbable.

El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ”necesita desesperadamente una historia de éxito internacional para ser reelegido en noviembre”, y está decidido a que los comicios se realicen en octubre, pese al deterioro de la situación de seguridad en Afganistán, dijo a IPS un diplomático de Asia meridional.

Annan y varios expertos en asuntos afganos consideran que la credibilidad de esas elecciones puede ser dudosa si no se aumenta en forma significativa la seguridad de los 9,9 millones de afganos habilitados para votar.

”La situación de seguridad en Afganistán es volátil, y se ha deteriorado gravemente en algunas partes de ese país”, afirmó el secretario general de la ONU en un informe de 20 páginas que será discutido la semana próxima por el Consejo de Seguridad del foro mundial.

”Los desafíos son formidables, no sólo en lo que se refiere a crear condiciones para elecciones libres y justas, sino también en lo relativo a crear las herramientas de gobernancia que permitan a los futuros organismos elegidos ejercer efectivamente su autoridad”, destacó.

El gobierno afgano interino presidido por Hamid Karzai decidió realizar elecciones presidenciales el 9 de octubre, y parlamentarias en abril del año próximo, tras varias postergaciones, debidas sobre todo a problemas de seguridad y escaso registro de votantes.

”En los últimos dos años, Kofi Annan, Hamid Karzai y la mayoría de las organizaciones no gubernamentales (ONG) han pedido sin éxito a la OTAN la ampliación de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF, por sus siglas en inglés)”, dijo a IPS el investigador Mark Sedra.

Los Estados miembros de la OTAN no han mostrado voluntad política de satisfacer esa demanda, comentó Sedra, que regresó hace poco de Afganistán y dirige un proyecto de seguimiento y análisis de la situación de seguridad afgana en el Centro Internacional de Bonn para la Conversión.

La ISAF ”ha tenido dificultades para cumplir sus actuales y modestos compromisos. Pese a la sostenida presión por parte de la ONU, no creo que la ONU pueda reunir los recursos necesarios para aumentar el actual contingente militar” en Afganistán, de unos 6.500 soldados, opinó.

La mayoría de esos soldados son alemanes o canadienses.

En julio, el secretario general de la OTAN, Jaap de Hoop Scheffer, dijo que esa organización esperaba añadir a su fuerza de mantenimiento de la paz dos unidades de unos 1.000 soldados cada una, pero desde entonces, la alianza se ha quejado de la insuficiente respuesta de sus integrantes al pedido de tropas y equipo.

La actitud de los integrantes de la OTAN se debe en buena medida a los reiterados atentados con bombas y ataques sucidas que sufren las fuerzas desplegadas en Afganistán.

Estados Unidos no aporta tropas a la ISAF, y mantiene en Afganistán a unos 20.000 soldados, pero los dedica básicamente a la persecución de extremistas islámicos en las regiones montañosas del sur de ese país.

El problema es ”que las naciones occidentales no han cumplido su compromiso de aportar fuerzas de mantenimiento de la paz”, dijo a IPS Ahmed Rashid, autor del libro ”Jihad: el ascenso del Islam militante en Asia Central”.

Según Sedra, ha resurgido el movimiento Talibán, fundamentalista islámico, que gobernó la mayor parte de Afganistán hasta que una invasión encabezada por Estados Unidos lo desalojó del poder a fines de 2001, y ”aumentan los choques entre milicias rivales” y señores de la guerra.

En ese marco, será inevitable que la campaña electoral esté marcada por episodios de intimidación por parte de señores de la guerra, como los que se produjeron durante la tradicional asamblea de grupos tribales y étnicos llamada Loya Jirga, que se realizó en 2002 para acordar la transición hacia un sistema democrático.

La situación de seguridad es la peor desde el periodo 1992-1996, antes de que el Talibán tomara el poder, dijo a IPS Jim Ingalls, director fundador de la Misión de Mujeres Afganas.

La organización humanitaria internacional Médicos Sin Fronteras decidió el mes pasado retirarse de Afganistán, debido a la inseguridad reinante, tras brindar servicios allí durante 24 años, indicó Ingalls.

El propio Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores) de Estados Unidos advierte a los viajeros de ese país que la situación afgana es ”volátil e impredecible”, subrayó.

El proceso hacia las elecciones, supervisado por la Misión de Asistencia en Afganistán de las Naciones Unidas (Unama,. por sus siglas en inglés), se ha caracterizado además por unos 100.000 casos comprobados de personas que se inscribieron más de una vez como votantes, y eso arroja dudas sobre la validez de los comicios.

”No importa cuántos documentos posea una persona, sólo podrá votar una vez”, porque se marcarán los pulgares de quienes hayan sufragado con tinta indeleble, aseguró el portavoz de la Unama, Manoel de Almeida e Silva.

”También me preocupa la calidad de las elecciones. De los 17 candidatos a la presidencia, la mayoría son señores de la guerra o personas que no se atreven a enfrentarse con los señores de la guerra”, alegó Ingalls.

”No podrán realizarse elecciones libres y limpias mientras los principales partidos mantengan milicias propias bien armadas”, y uno scomicios impugnados pueden conducir a más violencia adujo Sedra. (

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