En esta aislada aldea del noroccidental estado indio de Rajastán, una mujer con un tradicional vestido de lentejuelas y un brillante pañuelo rosado en la cabeza va casa por casa para hablar con otras mujeres sobre la importancia de prevenirse del sida.
No es tarea fácil. La mayoría de las mujeres en Hasampur son analfabetas, y en una sociedad patriarcal, el sexo sigue siendo tabú. Hacemos lo que podemos con nuestros pocos conocimientos y nuestras principales armas: sonrisas y bromas, dijo Kamla, de 30 años.
Nunca hablo directamente del tema. Señalo a mis hijos, miro a mi marido con cariño y le digo que tenga cuidado cuando esté lejos de la familia, dijo Kamla, de 30 años, cuyo esposo, un granjero, abandonó la aldea para buscar mejor suerte en los alrededores de Nueva Delhi.
Kamla es una educadora voluntaria del Proyecto de Sida y Migrantes de Rajastán (HAMARA), una iniciativa del gobierno Indio con colaboración de Canadá.
El desafío de difundir información sobre el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) es aun más difícil en Rajastán, un estado prácticamente desértico con la prevalencia más baja de la enfermedad en este país de 1.000 millones de habitantes.
Cerca de 5,1 millones de personas en India son portadores del virus de inmunodeficiencia humana (VIH, causante del sida), según datos de 2003 divulgados esta semana.
Esta es una incidencia bastante menor a lo de Africa subsahariana y otros países asiáticos, como Birmania, Camboya y Tailandia. Pero es abrumador, si se tiene en cuenta que en el mundo hay 40 millones de personas con VIH, y 7,4 millones en Asia.
La enfermedad ya no sólo se propaga entre personas de comportamiento sexual promiscuo (con múltiples parejas), sino a toda la población, y hasta llega a aldeas aisladas como Hasampur.
El número de centros de vigilancia gubernamentales instalados en todo el país para estudiar la propagación del sida aumentaron de 184 en 1998 a 455 en 2003, pero las clínicas para tratamiento de enfermedades de transmisión sexual no siempre obtienen en tiempo adecuado la información recolectada.
Casi no tenemos información sobre la propagación del sida en la India rural, a no ser por algunos escasos datos obtenidos por los centros de vigilancia, dijo el analista en salud pública S. N. Mishra.
Hay más de estos centros en las zonas rurales ahora, pero cada vez más pacientes van con médicos privados o con curanderos, y la gran mayoría de las mujeres aldeanas permanecen en sus casas sin recibir asistencia, dijo Mishra.
El desplazamiento de hombres desde las zonas rurales a centros urbanos es un factor esencial para entender la propagación de la enfermedad. Para sustentar a sus familias, cada vez más granjeros se trasladan a las grandes ciudades en busca de empleo.
Es frecuente que estos hombres se contagien del sida al tener relaciones sexuales con mujeres de la ciudad, y luego transmiten la enfermedad a sus esposas al volver a la aldea.
Un gran número de granjeros de los estados de Rajastán, Uttar Pradesh, Bihar y Orissa, donde la prevalencia del sida es baja, se mudan a ciudades populosas como la occidental de Mumbai, que según la Organización Nacional para el Control del Sida en India (NACO) es una de las más afectadas.
Los países donantes concentran su atención en los estados indios donde la prevalencia de VIH es superior a cinco por ciento de la población considerada de alto riesgo y uno por ciento de las mujeres que asisten a hospitales públicos (Tamil Nadu, Andhra Pradesh, Karnataka, Maharashtra, Manipur y Nagaland).
El problema es que falta de asistencia en los estados de prevalencia moderada o baja.
Rajastán fue afectado por una severa sequía en los últimos cuatro años, lo que dificultó aun más la atención gubernamental. Hasampur está en el distrito de Sikar, que cuenta con un solo centro de vigilancia.
Los problemas sanitarios de Hasampur no han sido todavía estudiados cabalmente por los centros. Como muchas aldeas de India, Hasampur está en alto riesgo debido a una mezcla letal de disparidades de género, enfermedades de transmisión sexual no atendidas, analfabetismo y pobreza.
En esa situación, los trabajadores sociales y los educadores voluntarios como Kamla tienen que innovar constantemente para advertirle a los aldeanos los peligros latentes.
No es fácil discutir sobre enfermedades de las que no se puede hablar en nuestra sociedad. Tampoco es fácil ser la esposa de un emigrante, y por cierto no es nada fácil preguntarle a tu esposo si conoció a otra mujer mientras estuvo días o quizás meses fuera de casa, dijo a IPS.
Cuando los hombres no están, Kamla convoca a las mujeres a una reunión a puertas cerradas, donde les muestra gráficos que instruyen sobre los síntomas de las enfermedades de transmisión sexual.
Jugnaswamy, otra educadora voluntaria de HAMARA, destacó que el proyecto recibió la colaboración del gobierno estadual de Rajastán y ha logrado advertir a muchas personas sobre el sida en al menos 133 aldeas de tres distritos del estado.
El punto de partida para una conversación sobre estos temas debe ser la salud en general. Yo voy puerta por puerta, hablando con las mujeres de la aldea y preguntándoles cuáles son sus problemas diarios, explicó Jugnaswamy.
Luego, comienzo a hablar de los alimentos y de enfermedades como gripe o tuberculosis. Al comienzo eran muy tímidas. Era muy difícil hablarles de enfermedades de transmisión sexual. Pero ahora, muchas de nuestras educadoras pueden enseñarles la forma correcta de usar un condón, añadió.
En algunos distritos, han logrado realizar reuniones mensuales con hombres y mujeres, y hasta los barberos y vendedores de verduras de algunas aldeas regalan condones a sus clientes.
Pero todavía hay grandes obstáculos. Para Ram Niwas Yadav, director del centro de atención médica de Hasampur, el gran escollo es la resistencia general, en especial en las mujeres, a culminar el tratamiento de enfermedades de transmisión sexual, pues tienen más confianza en los curanderos.
Hay por lo menos una clínica para el tratamiento de enfermedades de transmisión sexual en cada distrito del país, pero la mayoría de los pacientes acuden los curanderos, dijo la directora del proyecto NACO, Meenakshi Datta Ghosh. (