Sudán tiene un mes para poner fin a la limpieza étnica y demás atrocidades contra la población negra de la provincia de Darfur, o, de lo contrario, podría afrontar sanciones económicas y militares de la ONU.
Si Jartum no demuestra en 30 días el cumplimiento de su propio compromiso de garantizar la seguridad de la población de Darfur, el Consejo de Seguridad (de la ONU) decidirá qué hacer, dijo este jueves el embajador de Estados Unidos en el foro mundial, John Danforth.
El reloj comenzará a girar este viernes, minutos después de que el órgano ejecutivo de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) apruebe una resolución al respecto este viernes, a iniciativa de Washington.
De todos modos, Estados Unidos se vio obligado a retirar la palabra sanciones del proyecto, cuyo texto fue revisado este jueves por tercera vez luego de varias rondas de negociaciones a puertas cerradas.
Las presiones procedieron de varios miembros clave del Consejo, entre ellos China y Rusia, los cuales al igual que Estados Unidos, poseen derecho de veto sobre las resoluciones del órgano.
Al parecer, el uso de la palabra 'sanciones' es objetable para ciertos miembros del Consejo, dijo Danforth, quien no identificó a esos países. Prefieren usar la jerga de la ONU para (nombrar) exactamente la misma cosa, agregó.
El texto revisado indica que el Consejo considerará eventuales acciones, incluso medidas previstas en el artículo 41 de la Carta de la ONU contra el gobierno de Sudán en caso de incumplimiento.
Estas medidas podrían incluir interrupción completa o parcial de relaciones económicas o de comunicaciones ferroviarias, marítimas, aéreas, postales, telegráficas, radiales y por otros medios, y el corte de relaciones diplomáticas.
La ausencia del término sanciones es apenas cuestión de nomenclatura, dijo Danforth. Haberlo borrado no le saca las muelas al proyecto de resolución, agregó.
China y Rusia, ambos opuestos a cualquier sanción contra Sudán, tienen fuertes vínculos militares con el gobierno islámico y árabe en Jartum.
La semana pasada, el Departamento de Estado (cancillería) de Estados Unidos advirtió que vería con grave preocupación la confirmación de la proyectada venta de 12 aviones rusos MiG-29 Fulcrum a Sudán.
Sí, es un antiguo contrato. Solo estamos cumpliendo las condiciones. No tiene nada que ver con la situación en Darfur, declaró la semana pasada la cancillería rusa.
La empresa estadounidense de análisis del mercado internacional de armas Forecast International concluyó en 2003 que el principal proveedor de equipamiento bélico de Sudán es Irán, que, además de sus ventas directas, financió compras desde China por 300 millones de dólares.
Entre las compras sudanesas por esa vía figuran al menos cinco aviones de combate chinos F-6, así como tanques y baterías de artillería, según Forecast.
Desde el inicio de la crisis en Darfur, unos 30.000 musulmanes negros fueron asesinados y más de 1,3 millones debieron abandonar sus hogares por el asedio de las milicias árabes Janjaweed, que cuentan, según la mayoría de los expertos, con apoyo de Jartum.
Cientos de miles de personas debieron refugiarse en el vecino Chad.
No hay duda de que el gobierno islámico y árabe en Jartum patrocinó, armó o reclutó a las milicias, informó la relatora especial de la ONU sobre ejecuciones extrajudiciales, sumarias y arbitrarias, Asma Jahangir.
Los Janjaweed —que, al igual que sus víctimas, son musulmanes— con frecuencia usan uniformes del ejército regular y vehículos oficiales, añadió.
El conflicto en Darfur, reino independiente anexado por Sudán en 1917, comenzó en los años 70 como una disputa étnica de baja intensidad entre nómades árabes y agricultores indígenas negros sobre las tierras de pastoreo en esta región proclive a las sequías.
Pero la tensión evolucionó hacia una guerra civil que estalló en febrero de 2003.
Entonces, dos organizaciones rebeldes, el Movimiento y Ejército para la Liberación de Sudán y el Movimiento Justicia y Equidad, reaccionaron con violencia al continuo hostigamiento de las milicias progubernamentales y a la falta de inversiones en el desarrollo de la zona.
Ambos grupos lanzaron ataques, a veces conjuntos, contra instalaciones militares en rechazo de las redadas de Janjaweed contra sus comunidades y la postergación a la que las somete Jartum. Los rebeldes son apoyados por la población no árabe que constituye la mayoría de la región.
La respuesta del gobierno fue un aumento del apoyo a los 20.000 janjaweed y una escalada de las ofensivas contra la población civil.
El proyecto a consideración del Consejo de Seguridad demanda al gobierno de Sudán cumplir con su compromiso de desarmar a las milicias Janjaweed y conducir ante la justicia a sus líderes y asociados que incitaron y cometieron violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario.
La comunidad internacional está obviando una vez más el asesinato de madres, niños y hombres inocentes de origen africano, dijo a IPS el clérigo cristiano Gabriel Odima, del Centro para la Paz y la Democracia de Africa
Los ataques de Janjaweed constituyen una limpieza étnica destinada a generar el máximo terror e inducir así a una sumisión dócil de la población negra, aseguró Odima.
De acuerdo con el proyecto de resolución, el secretario general de la ONU, Kofi Annan, debe informar 30 días de su aprobación sobre los avances o retrocesos del gobierno de Sudán sobre Darfur.
La iniciativa también exhorta a los 191 miembros del foro mundial a no vender armas y a impedir su legada a Janjaweed y otros bandos en pugna en Sudán.
El gobierno de Sudán aseguró a Annan, que visitó Jartum el mes pasado, que detendría y desarmaría a Janjaweed y a otros grupos armados, y que protegería a los desplazados.
Una delegación encabezada por el representante especial de la ONU para Sudán, Jan Pronk, se dirige a Darfur para analizar la situación.