La sede de gobierno de Bolivia vivió el jueves una jornada de incertidumbre a sólo tres días del referéndum por la política petrolera. Se puso en marcha lo que los organismos de inteligencia identifican como presiones psicológicas: rumores anónimos de atentados explosivos, entre ellos un supuesto coche-bomba y versiones insistentes sobre un supuesto golpe de Estado. Sin embargo, todo ello resultó falso. Una de estas versiones mencionó la detención de un "sospechoso" elemento militar en las inmediaciones de la plaza Murillo, pero resultó un incidente menor que fue magnificado. Todo ello se produjo en momentos en que el ministro de Gobierno, Alfonso Ferrufino, denunció que existen sectores que pretenden acortar el mandato del Presidente. Según reportes policiales, recibieron cuatro llamadas anónimas sobre atentados explosivos. Todas resultaron falsas, pero crearon un clima de incertidumbre.