La Organización Mundial del Comercio (OMC) dispone ya del escenario con severas medidas de seguridad, tiene un elenco de primer nivel con unos 20 ministros protagonistas, fijó la fecha del estreno para el viernes 30 de julio, pero no consigue un libreto convincente para su obra: la Ronda de Doha.
El primer texto presentado por la OMC una semana atrás fue rechazado por las críticas de los países en desarrollo, las organizaciones no gubernamentales y el presidente de Francia, Jacques Chirac, entre otros.
La trama debe seguir los lineamientos fijados por los ministros de comercio de los países miembros de la OMC reunidos en Doha, la capital de Qatar, en noviembre de 2001.
La Declaración de Doha convocó a una nueva ronda de negociaciones para profundizar la liberación del comercio, aunque especificó que esta vez la apertura debía alcanzar a la agricultura, el sector más olvidado, y también beneficiar al desarrollo de los países más pobres.
Los 147 estados de la OMC están sujetos a dos plazos: el 31 de diciembre debe estar convenida la Ronda de Doha y a fines de este mes tiene que establecerse el marco de la segunda fase de las negociaciones.
El borrador del documento distribuido a los países la semana pasada levantó críticas variadas, si bien una de las más repetidas atribuía a ese texto una inclinación hacia los intereses de Estados Unidos y la Unión Europea (UE), especialmente en el área de la agricultura.
Ahora, los libretistas de la OMC prometen una adaptación de la pieza para el miércoles próximo, cuando se espera ya se encuentren en Ginebra los ministros de comercio de los principales países negociadores.
La sede de la OMC se apresta a acoger por lo menos unos 20 ministros, incluidos los de Australia, Brasil, India, Estados Unidos y Gran Bretaña, los cinco países que han conducido la última etapa de las negociaciones de Doha.
A esa lista pueden sumarse muchos más, pero todo depende del probable desenlace de la negociación de los próximos días.
Por ejemplo, el negociador México, embajador Eduardo Pérez Motta, dijo a IPS que existen muchas posibilidades de que arribe a Ginebra la semana venidera el secretario (ministro) de Relaciones Exteriores de su país, Luis Ernesto Derbez.
Pero la confirmación del viaje de Derbez y de muchos ministros de otros países estará sujeta a la marcha de las negociaciones. En caso de fracaso o éxito inminentes, la presencia de los ministros sería superflua.
En cambio, la participación de altos funcionarios podría destrabar atascos particulares de último momento, argumentó Pérez Motta.
El presidente del consejo general de la OMC, Shotaro Oshima, de Japón, confirmó este viernes que el último plazo para la aprobación del texto será el 30 de julio, pues al día siguiente comienza la semana anual de festividades de la ciudad de Ginebra y el 1 de agosto se celebra el día nacional de Suiza.
Entre el miércoles 28 y el viernes 30 se podrán introducir cambios definitivos, dijo Oshima.
El director general de la OMC, el tailandés Supachai Panitchpakdi, recomendó nuevamente a los jefes de delegaciones que limiten las enmiendas y se abstengan de presentar nuevos textos sobre aspectos singulares de la negociación. Oshima compartió el criterio de Supachai.
Sin embargo, algunos países en desarrollo objetaron la pretensión de las autoridades de la OMC de mantener el texto casi intacto.
Esa fue una de las tantas críticas que cosechó en pocos días el documento. Una de las más divulgadas fue la de Chirac, quien lo tildó de desequilibrado en agricultura y en su totalidad. De esta manera es inaceptable, dijo.
Francia procura que la OMC introduzca el menor número de reformas de liberalización en el comercio agrícola para poder mantener su régimen de subvenciones a los agricultores franceses.
Pero los cuestionamientos más contundentes al proyecto de marco de las negociaciones provienen de las organizaciones no gubernamentales.
Celine Charveriat, representante en Ginebra de la organización británica Oxfam, que trabaja en cuestiones de desarrollo y ayuda humanitaria, estimó que el texto es desequilibrado. Los países en desarrollo no han obtenido compromisos concretos de Estados Unidos y la UE, dijo.
El Instituto de Políticas de Agricultura y Comercio (IATP), con sede en la ciudad estadounidense de Minneapolis, observó que el marco sobre agricultura preparado por la OMC favorece el uso de instrumentos que conducen al comercio desleal (dumping).
En contraste, el documento beneficia con un tratamiento especial a los países industriales para proteger sus sectores agrícolas más delicados, comentó Alexandra Strickner, representante de IATP en Ginebra.