Hace ya más de una semana que la familia de Pushkali Devi Kapadi, una mujer de 43 años, vive en una tienda de campaña en las afueras de la occidental localidad nepalí de Damauli.
Su casa fue destruida por las graves inundaciones, causadas por las lluvias monzónicas, que azotaron varias zonas de Asia meridional en la última semana
Ahora esperan la ayuda de las autoridades, como otras cientos de familias pobres que quedaron en la calle debido a los desbordes de ríos y aludes a lo largo y ancho de este reino del Himalaya de 24 millones de habitantes.
Pero, por ahora, no hay señales de que su situación vaya a cambiar en el corto plazo.
Las autoridades todavía evalúan los daños de las inundaciones, mientras el número de muertos aumenta.
Por lo menos 550 personas murieron y decenas de miles han sido desplazadas por las lluvias en Bangladesh, Bután, India y Nepal.
En India, más de 100 personas murieron por el desborde de los ríos Ganges y Brahmaputra. En Bangladesh, más de 10 millones de personas están aisladas o sin casa.
En Nepal, al menos 181 han muerto en las últimas semanas y otras decenas han desaparecido. Unas 37.000 familias fueron desplazadas y 70.000 casas fueron destruidas en 25 de los 75 distritos del país, según datos de la Cruz Roja.
Las autoridades nepalíes no han podido llevar suministros a los damnificados debido a las dificultades de acceso en las zonas montañosas, agravadas por el hecho de que muchas carreteras y puentes fueron destruidos por los deslaves.
El caso más grave es de la carretera que une a las localidades de Mugling y Narayanghat, y atraviesa el centro del país. Esta vía es la principal entrada y salida a la capital, Katmandú, y de otras ciudades importantes en el oeste, como Pokhara y Gorkha.
Los damnificados criticaron al gobierno por la falta de acción, pero éste asegura que hace todo lo que puede.
Movilizamos a nuestro personal en las áreas afectadas, sobretodo en el este y en el centro del territorio. Estamos ayudando a las personas afectadas por las inundaciones y deslaves, dijo a IPS el portavoz del Ministerio del Interior, Gopendra Bahadur Pande.
En las operaciones de rescate y de ayuda humanitaria también participan voluntarios de organizaciones civiles locales y de la Cruz Roja, que consideró estas lluvias como las peores en los últimos 10 años y pidió la ayuda de toda la comunidad internacional.
Todavía no estamos seguros de cuánta ayuda se necesitará para atender a las poblaciones afectadas. Aún hay decenas de lugares aislados y estamos evaluando los daños, dijo a IPS el encargado de prensa de la Cruz Roja nepalí, Khem Aryal.
Las lluvias monzónicas azotan Asia meridional entre junio y septiembre, provocando inundaciones y deslaves que matan a centenares de personas todos los años, indicó el Centro para el Desarrollo Integral en las Montañas, una organización independiente que trabaja en el Himalaya.
Entre 1983 y 2000, 6,464 nepalíes murieron por estas lluvias, señaló el Centro.
Las inundaciones en Nepal son devastadoras sobretodo por la carencia de infraestructura básica y la gran miseria en un país donde el transporte de algunas localidades a otras sólo se puede hacer por aire.
Este año, los distritos más afectados son Makawanpur (centro), Okhaldhunga (este).
En las localidades de Thakse y Toksel, en Okhaldhunga, las lluvias y los aludes destruyeron las casas de más de 60 familias y bloquearon varias calles y rutas.
Las tormentas no perdonaron a los campos de arroz de los granjeros pobres, según dijo Gauri Baskota, ex jefe del Comité para el Desarrollo de la Aldea Thakse.
No menos afectadas fueron las planicies meridionales, cerca de la frontera con India, donde cientos de hectáreas de tierras cultivadas y varias aldeas quedaron sumergidas bajo las aguas desbordadas de los ríos Koshi, Kamala, Bagmati y Gandak.
El gobierno está trabajando en un plan de asistencia de largo plazo, aseguró Pande.
Pero, ante la carencia de recursos, eso puede tomar mucho tiempo y, mientras, miles de nepalíes damnificados como Kapadi no tendrán otra opción que luchar por sus propios medios para sobrevivir a la crisis.