Los precios del petróleo bajaron este viernes luego que el gobierno de Noruega desactivara la huelga de trabajadores y la amenaza de cierre patronal en el sector, lo cual demostró que la fluctuación del mercado también reconoce causas ajenas al conflicto en Medio Oriente y a las tribulaciones políticas en países de la OPEP.
La decisión sindical en demanda de un mejor régimen de jubilaciones había provocado el cierre de la producción de 370.000 barriles de 159 litros por jornada en Noruega, que produce tres millones de barriles diarios y es el tercer exportador mundial después de Arabia Saudita y Rusia.
La patronal Unión de Petroleras amenazó entonces con aplicar el lockout, que implicaría el cierre de plataformas petrolíferas en el mar del Norte con una producción diaria de 700.000 barriles de crudo y 30 millones de metros cúbicos de gas.
Los precios habían subido el jueves 36 centavos por barril en Nueva York, para situarse en 37,93 dólares la unidad del tipo WTI (West Texas Intermediate), y a 26 centavos por barril del tipo Brent (referencia europea) en el mercado de Londres, a 35,29 dólares.
La porción que se habría dejado de producir con el cierre de plataformas es de menos de uno por ciento de la demanda mundial, estimada en 81 millones de barriles diarios.
Pero el gobierno noruego intervino a primera hora de este viernes y dispuso un arbitraje obligatorio, al tiempo que prohibió las acciones de huelga obrera o cierre patronal. El petróleo representa para Noruega 20 por ciento de su producto bruto y 45 por ciento de sus ingresos por exportaciones.
El precio del WTI bajó en Nueva York este viernes a 37,50 dólares el barril, en tanto el Brent retrocedió hasta 35,02 dólares la unidad. Durante la semana, los promedios fueron de 37,93 dólares para el WTI y de 34,90 para el Brent, informó el Ministerio de Energía de Venezuela.
Por su parte, la cesta de siete crudos de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) promedió 34,29 dólares, 12 centavos menos que durante la semana anterior.
A la relativa estabilidad en los precios contribuyó también la reanudación de las exportaciones petroleras de Iraq por el sureño puerto de Basora, a pesar de que se intensificaron durante la semana los ataques de la resistencia iraquí contra unidades de seguridad del gobierno interino y las fuerzas de ocupación lideradas por Estados Unidos.
Sin embargo, la perturbación en el abastecimiento es una amenaza permanente, reconoció David Fyfe, analista de la Agencia Internacional de Energía (AIE), organización de los países consumidores industrializados.
Las perturbaciones pueden provenir del mal tiempo, disturbios políticos, ataques guerrilleros, disputas laborales, accidentes o problemas técnicos y de mantenimiento de los pozos, comentó el experto.
Además de Iraq, el temor por atentados contra la industria alcanza a Arabia Saudita, en tanto Venezuela —quinto exportador mundial— vive una aguda confrontación política y en Nigeria irrumpen con frecuencia huelgas y conflictos étnicos.
Los socios de la OPEP son Arabia Saudita, Argelia, Emiratos Arabes Unidos, Indonesia, Irán, Iraq, Kuwait, Libia, Nigeria, Qatar y Venezuela. La Organización abrió más sus grifos este junio para facilitar un descenso de los precios, que en mayo pasaron de 40 dólares el barril.
Arabia Saudita, que pasó de producir 8,5 millones de barriles diarios a 9,1 millones de unidades, hizo saber que podría cubrir el faltante en el mercado de Noruega.
Los sauditas son casi los únicos que pueden incrementar rápidamente su producción, recordó a IPS el experto venezolano Francisco Mieres, quien observa en las reacciones de esta semana una confirmación de la percepción del mercado en el sentido de que comienza a declinar la producción en el Mar del Norte.
Otros productores, como México y Rusia, están trabajando a plena capacidad y, en el caso ruso, nuevos volúmenes a extraer resultarían más costosos, al provenir desde regiones glaciales o distantes de las terminales de embarque, dijo Mieres.
Según Fyfe, la operación de los taladros a plena capacidad se traduce en sensibilidad del mercado ante mermas relativamente pequeñas, como la caída en la producción noruega esta semana, o problemas laborales en Ecuador y las explosiones de oleoductos en Colombia provocados por las guerrillas izquierdistas.
Mientras la producción se angosta, la demanda se expande en más de un millón de barriles diarios por año —más de dos millones adicionales en 2004— por la voracidad del mercado automotor estadounidense y el crecimiento de economías emergentes como China e India.