Brasil asordinó las reivindicaciones de Argentina y México, sus competidores latinoamericanos, al reafirmar su legítimo derecho a demandar un escaño permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU.
El país más grande de América del Sur tiene la legítima aspiración de ser un miembro permanente, dijo este jueves el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva a la prensa en la sede neoyorquina de la ONU (Organización de las Naciones Unidas).
Con 178 millones de habitantes —es el país más poblado y extenso de América Latina—, Brasil tiene fronteras con todas las naciones de América del Sur, excepto Chile y Ecuador.
La ONU se ha mantenido estática durante 60 años, sostuvo Lula. Debe cambiar. Debe tornarse más democrática y adaptarse a las realidades políticas de hoy, sostuvo.
El dominio del Consejo en manos de las cinco principales potencias nucleares —China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia—, en su carácter de miembros permanentes con poder de veto sobre sus resoluciones, ha sido objeto de crítica a lo largo de los años.
La abrumadora mayoría de los países en desarrollo han sido mantenidos al margen de los mecanismos reales de decisión del Consejo de Seguridad.
Debe haber una participación equitativa. Países de América del Sur, Asia y Africa tienen derecho a ser miembros permanentes del Consejo, sostuvo el presidente brasileño.
Además de los cinco miembros permanentes, el Consejo tiene 10 no permanentes, que son elegidos cada dos años sobre la base de la pertenencia geográfica entre los 191 países integrantes de la ONU. Estas naciones carecen de la facultad del veto.
La ONU ha debatido en los últimos 10 años la reforma de su institucionalidad y la reestructuración del Consejo de Seguridad. Pero una propuesta de ampliación de los miembros permanentes ha sido bloqueada.
El escaño africano es reclamado por al menos tres países: Egipto, Nigeria y Sudáfrica. El principal contendiente asiático es India, con el posible desafío de Indonesia.
Brasil ha sido el principal competidor latinoamericano, reivindicado también por Argentina y México.
Mientras, Alemania y Japón, potencias económicas mundiales, también piden un lugar permanente en el Consejo de Seguridad.
En el cuerpo predominan las divisiones en torno de la representación africana, asiática y latinoamericana. Hay, en cambio, pocas objeciones a la integración de Tokio y Berlín, si bien la mayoría de los miembros se oponen a que se registre sin el simultáneo ingreso de países en desarrollo..
La semana pasada, Brasil fortaleció su perfil ante la comunidad internacional al aportar 850 soldados a la más reciente fuerza de mantenimiento de la paz, en Haití. También enviaron tropas Chile (650 uniformados) y Argentina (600).
Esto es un testimonio de la generosidad y el compromiso de Brasil con la cooperación internacional y con las ONU, dijo el mes pasado el secretario general de la ONU, Kofi Annan.
Al mismo tiempo que reclamaban sus asientos en el Consejo, Brasil, India y Sudáfrica encabezaban la constitución del poderoso Grupo de los 20 (G-20) países en desarrollo, creado poco antes de la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio (OMC) realizada en Cancún, México, en septiembre pasado.
Hoy, el G-20 conduce la disputa del mundo en desarrollo con los países industriales en torno de los subsidios agrícolas.
El canciller brasileño Celso Amorim confirmó la semana pasada las especulaciones de que el Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos del mundo consideran invitar a Brasil, India y China a unirse a sus filas.
Brasil es una presencia dinámica en la escena internacional hoy, y es también muy activo en la cooperación Sur-Sur, afirmó Annan en Sao Paulo la semana pasada, en una reunión de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad).
Mi posición siempre ha sido clara. Creo que el Consejo hace un buen trabajo, pero (con la ampliación) sería más democrático y representativo, y, así, ganaría legitimidad, dijo Annan.
El mundo de hoy no es el de 1944, cuando la ONU fue creada, agregó. La estructura del Consejo refleja ese mundo, y debemos adaptarnos para luchar con la realidad de hoy, sostuvo el funcionario.
En cuanto a la integración de Brasil, dijo: Este es un asunto que corresponde a los países miembros. Puedo decir que Brasil tendría un reclamo razonable y justificado. (