Las mujeres de América Latina y el Caribe alcanzaron en la última década conquistas que antes parecían imposibles. Tienen más educación (pero siguen ganando menos que los hombres), trabajan más (pero siguen pobres), y cuentan con mayor protección legal (pero siguen discriminadas).
Unas 400 delegadas de gobiernos de la región y algunas de organizaciones civiles se reúnen en México desde este jueves hasta el sábado en la Novena Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe, convocada por la Comisión Económica para América Latina (Cepal).
Las y los asistentes parecen estar de acuerdo con el diagnóstico, pero también coinciden en que deberá pasar un buen tiempo antes de que se logre revertir lo negativo, pues sus causas son múltiples y así también los caminos para enfrentarlas.
La instrumentación de políticas efectivas de igualdad de género requiere instituciones que financien y permitan el acceso de las mujeres al crédito y al desarrollo económico, y eso es principalmente responsabilidad de los gobiernos, dijo al inaugurar la cita, el secretario ejecutivo de la Cepal, José Luis Machinea.
El economista argentino exhortó a los gobiernos a poner en práctica sus compromisos y a las mujeres a no adoptar una posición conformista, ya que persisten formas de discriminación que deben ser enfrentadas con nuevos esfuerzos.
El funcionario de la agencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sostuvo que el camino futuro no es fácil, pero destacó que, a diferencia de 10 años atrás, existen hoy instituciones más fuertes que potencian las políticas de igualdad.
La reunión de México fue convocada para revisar lo logrado en la región desde la Cuarta Conferencia Mundial sobre la Mujer de Beijing, en 1995, y tras una serie de foros internacionales posteriores, donde las cuestiones de género han tenido presencia creciente.
Como eje de los debates, la Cepal presentó el documento Caminos hacia la equidad de género, que en poco más de 100 páginas revisa logros y fracasos en la materia.
Vemos avances notables, pero también rezagos y problemas muy grandes que aún deben enfrentarse, dijo a IPS Carolina Pasquel, delegada de grupos de mujeres de Ecuador.
En los últimos 10 años, todos los países de la región dictaron leyes y adoptaron compromisos para combatir la discriminación y la violencia contra la población femenina. Además, las mujeres alcanzaron porcentajes de matrícula en educación secundaria y terciaria que ya son mayores que los de los hombres.
Se crearon instituciones de Estado para atender a ese sector de la población y articular actividades con organizaciones no gubernamentales. Muchas cuestiones y políticas que antes se discutían sin enfoque de género hoy lo han adoptado.
También en la última década, gobiernos y partidos políticos de la mayoría de países de la región fueron obligados por ley a incluir mujeres en sus nóminas y listas.
Si bien la participación femenina en cargos electivos y ejecutivos todavía está en promedio debajo de 30 por ciento, en países como Argentina, Cuba y Costa Rica ya supera esa proporción, según Cepal.
En materia social, la esperanza de vida en la región llegó en 2000 a los 68 años para los hombres y a 73 para las mujeres, mientras el descenso de la fecundidad persiste, con un promedio de 2,5 hijos por mujer, aun cuando en algunos países se registran tasas superiores a 3,5.
En contrapartida a esos logros, alrededor de la mitad de las mujeres mayores de 15 años de edad no tiene ingresos propios, mientras sólo 20 por ciento de los hombres se encuentra en esa situación.
Además, el salario que obtienen las mujeres equivale a 68 por ciento del que reciben los hombres con similar nivel educativo.
A pesar de que la incorporación femenina al mercado laboral muestra un crecimiento sostenido, que pasará de 37,1 por ciento en 2000 a un 41,6 por ciento en 2010, las mujeres siguen en desventaja.
La Organización Internacional del Trabajo indica que cerca de 38 por ciento de las asalariadas no cotiza en la seguridad social, mientras que en el sector informal de la economía esa situación se extiende a 72 por ciento.
Así, en el conjunto de las mujeres económicamente activas de la región, 80 por ciento no tienen protección alguna de las instituciones de seguridad social.
El documento de la Cepal indica que a pesar de los avances, millones de mujeres latinoamericanas continúan sumidas en la pobreza y asumiendo duras tareas del hogar sin percibir ningún pago. Muchas viven situaciones de marginación, especialmente las indígenas y las afrodescendientes.
Al llegar a esta novena conferencia, constatamos una vez más que cada logro viene acompañado de nuevos desafíos, que requieren mayor voluntad política y mejores recursos, con el fin de convertir la equidad de género en uno de los principales pilares del desarrollo regional, declaró Machinea.
La coordinadora de la no gubernamental Red de Mujeres de América Latina y el Caribe, la boliviana Ximena Machicao, señaló que existen las condiciones para que la cita de México sea exitosa, pero advirtió que sus conclusiones podrían perder fuerza si se permite que tengan influencia las posiciones conservadoras y cercanas a la Iglesia Católica.
Para el presidente de México, Vicente Fox, quien participó de la inauguración de la conferencia, los logros de los últimos 10 años son importantes, pero aún persiste una secular cultura machista que exige redoblar los esfuerzos para ayudar a la mujer a recibir un trato justo.
Tras la inauguración del encuentro, la esposa de Fox, Marta Sahagún, y los delegados de la Cepal homenajearon a más de 60 participantes de la Primera Conferencia Mundial sobre la Mujer, realizada en México en 1975.
De aquel encuentro emergieron muchos de los cambios que se registran hoy en la situación de las mujeres latinoamericanas, destacó Sahagún.
Aída González, ex embajadora de los Asuntos de la Mujer de México, y Carmen Barroso, de Brasil, recibieron flores y expresaron que el mejor homenaje a las pioneras es seguir trabajando.
La lucha de las mujeres continúa y no desmayará, pues se trata de un proceso largo y en cambio constante, coincidieron González y Barroso.