Los kurdos iraquíes, que colaboraron con Estados Unidos para derrocar a Saddam Hussein el año pasado, amenazan con boicotear las elecciones previstas para enero si no se les garantiza su autonomía en este país de mayoría árabe.
Los principales líderes kurdos blanden también el posible retiro de sus representantes en el gobierno interino después de que el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) aprobó el martes una resolución que no contempla, a sus ojos, los derechos de esta minoría.
La resolución no hace ninguna mención a la Constitución interina iraquí, aprobada el año pasado, que concede a los kurdos el poder de vetar una futura y definitiva carga magna que sería redactada en 2005.
Los kurdos quieren mantener la relativa autonomía política y cultural de que gozan en el norte, aunque sin dejar de ser parte de un Iraq unificado.
Desde la primera guerra del Golfo, en 1991, el norte del país es controlado por las milicias del Partido Democrático del Kurdistán (PDK), liderado por Masoud Barzani, y de la Unión Patriótica del Kurdistán, de Jalal Talabani.
[related_articles]
Esa guerra, conducida por Estados Unidos contra Iraq luego de que Bagdad invadió el vecino Kuwait, se cobró un alto costo con los rebeldes kurdos. Cuando las tropas estadounidenses abandonaron el país, el ejército iraquí reprimió duramente a los kurdos, arrojando en el norte bombas químicas.
Más de un millón de kurdos escaparon a Turquía y a Irán.
Los kurdos, de religión musulmana, son una nación sin tierra propia. Cerca de 12 millones viven en el sudeste de Turquía, cinco millones en Iraq, un millón en Irán y menos de un millón en Siria. También hay pequeñas comunidades kurdas en Kirguistán, Azerbaiyán y Rusia.
En Iraq, constituyen 20 por ciento de la población, de casi 25 millones. La mayoría de los iraquíes son chiitas (62 por ciento) y habitan el sur, mientras en el centro predominan los sunitas (35 por ciento), el grupo islámico dominante en el depuesto régimen de Saddam Hussein (1979-2003).
En una carta enviada esta semana al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, los principales líderes kurdos amenazaron con no votar en las próximas elecciones y con separarse de Iraq si su autonomía se veía comprometida con el traspaso de poder.
La Autoridad Provisional de la Coalición cederá el 30 de este mes el control del país a un gobierno interino liderado por el primer ministro Iyad Alawi. Las fuerzas de ocupación permanecerán en el país hasta después de la realización de las elecciones, en enero de 2005.
No tenemos idea de qué es la libertad ni cómo es tener independencia de otras naciones, afirmó el segundo después de Barzani en el PDK en la septentrional ciudad de Arbil, Shekhala Ibrahim.
Por mucho tiempo fuimos perseguidos y tratados con violencia, y fuimos víctimas de operaciones de limpieza étnica. Acá hay muchísimas fosas comunes, y esto es una muestra de lo que sufrimos con Saddam Hussein, añadió.
Pero los líderes chiitas están en contra de crear una suerte de Estado federado que dé a los kurdos derechos especiales.
El máximo clérigo chiita iraquí, el ayatolá Ali Al Sistani, condenó la Constitución interina señalando que permite a un pequeño porcentaje de la población vetar la opinión de la mayoría.
El líder religioso se negó a reunirse con el enviado especial de la ONU, Lakhdar Brahimi, hasta que éste le prometiera que Iraq no tendría una Constitución elaborada por el interino Consejo de Gobierno, creado por Estados Unidos, que concedió varios derechos a los kurdos.
Shekhala Ibrahim ve una similitud entre las exigencias de Sistani y la política de Saddam Hussein.
Siguen con la misma idea que tenían bajo el gobierno de Saddam Hussein, y piensan que los kurdos deben estar por siempre controlados por los árabes, señaló.
Como la mayoría de los políticos kurdos, Ibrahim sostiene que los árabes son intransigentes.
Los árabes dicen que no debes hablar ni defender tus derechos ni elevar tu voz. Lo que pedimos es federalismo, nada más. Los árabes deberían agradecernos, señaló.
En su carta a Bush, Talabani y Barzani advirtieron que hasta podrían prohibir a funcionarios de Bagdad ingresar al Kurdistán iraquí si sus demandas no son atendidas.
Asimismo, pidieron al mandatario estadounidense se comprometiera a proteger el norte kurdo, amenazado no sólo por la propia resistencia iraquí a la ocupación, sino también por gobiernos fronterizos como Irán, Siria y Turquía.
Turquía tiene dos bases militares en el norte de Iraq, una de ellas en Arbil, la mayor ciudad del Kurdistán iraquí.
Los kurdos han pedido en más de una ocasión el retiro del ejército turco, pero Ankara se niega. El año pasado, el parlamento de Turquía amenazó con pedir una invasión a Iraq si los kurdos declaraban la independencia.
La federación sobre una base étnica no funciona, como se pudo ver con la experiencia de Yugoslavia, sostuvo el parlamentario turco Ahmed Farouj Unsal, del gobernante Partido Islámico para la Justicia y el Desarrollo.
Pero los kurdos afirman que el gobierno de Bush debe ignorar las objeciones de los chiitas o de los países vecinos y recordar todo el apoyo que obtuvo de la población kurda durante la guerra el año pasado.
Se decidió trabajar con Estados Unidos con ese propósito, y tuvimos un papel clave en todo el juego, afirmó el presidente de la Red de Organizaciones No Gubernamentales del Kurdistán Iraquí, Shukr Piro Sinjo.
Las milicias de Barzani y Talabani pelearon codo a codo con los soldados de Estados Unidos. Washington debe reconocer que nuestro pueblo se sacrificó por su causa y por tanto prestar más atención a nuestras preocupaciones, añadió.