Una comisión oficial de Estados Unidos desacreditó a su creador, el presidente George W. Bush, al concluir que no hay evidencia creíble de vínculos operativos entre el depuesto dictador iraquí Saddam Hussein y la red terrorista Al Qaeda.
La comisión, integrada por figuras del gobernante Partido Republicano y del opositor Partido Demócrata para detectar posibles fallas de previsión ante los atentados del 11 de septiembre de 2001, dio también un mentís a declaraciones recientes del vicepresidente Dick Cheney.
El líder de Al Qaeda, Osama bin Laden, intentó contactarse con Saddam Hussein en procura de apoyo, pero el ex presidente iraquí, hoy prisionero de Estados Unidos, ignoró esas gestiones, concluyó el grupo de trabajo en su primer informe, divulgado este miércoles.
Bin Laden tendió hilos hacia Saddam Hussein tras ser expulsado de Sudán en 1994, pero esos contactos no parecen haber derivado en un vínculo de colaboración, según la comisión, que tuvo acceso a datos reservados de la inteligencia estadounidense.
Dos altos dirigentes de Al Qaeda hoy detenidos por Estados Unidos negaron persistentemente cualquier vínculo entre la red fundamentalista islámica y el secular régimen iraquí, añade el informe.
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La Comisión Nacional sobre Ataques Terroristas contra Estados Unidos fue creada a fines de 2002 por decreto presidencial, con la misión de desvelar todas las circunstancias de los atentados que dejaron 3.000 muertos en Nueva York y Washington el 11 de septiembre de 2001.
Se prevé que la denominada Comisión 11/9, presidida por el ex gobernador republicano de Nueva Jersey Thomas Kean, presente otras conclusiones en los próximos meses. El vicepresidente del cuerpo es el ex legislador demócrata Lee H. Hamilton.
La mayor parte del estudio presentado el miércoles se refiere a la evolución de Al Qaeda desde los años 80. En coincidencia con el gobierno de Bush, la comisión advirtió que la red se esfuerza por atacar a Estados Unidos e infligirnos bajas masivas.
Las conclusiones de la comisión, defendidas desde hacía mucho tiempo antes por expertos que resaltaban el abismo ideológico entre Bin Laden y Saddam Hussein, contradice los argumentos de Washington a favor de la invasión a Iraq.
Pero también melló la credibilidad de Cheney, quien afirmó el lunes en una conferencia que Saddam Hussein tenía vínculos establecidos hacía mucho con Al Qaeda.
Cheney había insistido en enero que las autoridades estadounidenses poseían evidencia concluyente de que el ex dictador iraquí contaba con armas biológicas, otro de los argumentos de Washington para ir a la guerra.
El vicepresidente no reiteró luego estos dichos, desacreditados, entre otros, por el saliente director de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) George Tenet y por el jefe de la comisión gubernamental a cargo de buscar armas de destrucción masiva en Iraq, David Kay.
Consultado por la prensa sobre las últimas declaraciones de Cheney, Bush insistió, sin contestar directamente, que Saddam Hussein tenía relación con organizaciones terroristas. Pero sólo mencionó la del fallecido palestino Abu Nidal, cuya ideología es laica y no islámica como la de Al Qaeda.
Bush también sugirió que Abu Musab al-Zarqawi, un jordano identificado por funcionarios estadounidenses como líder de la resistencia a la ocupación de Iraq, también tenía vínculos con Saddam Hussein y con Al Qaeda.
Zarqawi es la mejor evidencia de la conexión (entre Saddam Hussein y) Al Qaeda. El es la persona que todavía está asesinando, dijo el mandatario estadounidense.
Las conclusiones de la comisión también sembrarán descrédito en el ala neoconservadora del gobierno de Bush, que, según diversas versiones, comenzó a preparar el terreno para la invasión a Iraq horas después de los atentados de 2001.
Hace un año, el general Wesley Clark, ex aspirante a la candidatura presidencial demócrata en los últimos comicios primarios, sostuvo que hubo un esfuerzo concertado en el otoño (boreal) de 2001, inmediatamente después del 11 de septiembre, para cargar los atentados y el terrorismo sobre Saddam Hussein.
Clark atribuyó esas gestiones a la Casa Blanca y otra gente alrededor de la Casa Blanca.
Alguien llamó a casa para decirme: 'Tiene que decir que hay conexión. Esto es terrorismo patrocinado por un estado. Esto debe conectarse con Saddam Hussein', añadió Clark, que trabajó durante varios meses en la cadena televisiva de noticias CNN como comentarista de la operación militar en Iraq.
El ex jefe de los asesores civiles del Pentágono (Departamento de Defensa), Richard Perle, declaró el mismo 11 de septiembre: Esto no pudo haber sido hecho sin ayuda de uno o más gobiernos. Alguien enseñó a estos suicidas cómo pilotar grandes aviones. No creo que esto pueda hacerse sin la ayuda de grandes gobiernos.
Aun antes del 11 de septiembre de 2001, Cheney había dicho a allegados suyos que confiaba en que Bush desalojaría a Saddam Hussein del poder, según diversas versiones.
Y cinco horas después de los atentados, el secretario (ministro) de Defensa, Donald Rumsfeld, dijo a sus allegados que comenzaran a pensar en atacar Iraq, aun cuando no había evidencia que vinculara a Saddam Hussein con el operativo, afirmó el periodista televisivo David Martin.
El subsecretario de Defensa, Paul Wolfowitz, sostuvo en una reunión de gabinete que el origen del terrorismo era, probablemente, Saddam Hussein, informaron los periodistas Bob Woodward y Dan Balz.
En esa misma reunión, Rumsfeld preguntó a sus pares: ¿Es hora de atacar Iraq? Y el secretario de Estado (canciller) Colin Powell, según Woodward y Balz, objetó: Si encuentra algo que vincule el 11 de septiembre con Iraq, muy bien. Pero ahora ataquemos Afganistán. Así, aumentaremos nuestra capacidad de atacar Iraq luego.
Pero Estados Unidos sólo debería ir a por Saddam Hussein si probamos que el líder iraquí tuvo participación en los atentados, agregó.
La campaña de los neoconservadores y sus allegados tuvo éxito ante la opinión pública.
Según un sondeo del Programa sobre Actitudes en Política Internacional (PIPA) de la Universidad de Maryland, 57 por ciento de los encuestados estadounidenses creen que Iraq estuvo directamente involucrado o brindó apoyo sustancial a quienes cometieron los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Y 52 por ciento manifestaron que el gobierno había encontrado pruebas al respecto, si bien ninguna evidencia concreta fue publicada.
Diplomáticos y funcionarios de inteligencia han manifestdo durante mucho tiempo su convicción en que Al Qaeda y el régimen de Saddam Hussein no tenían relación alguna.
Saddam Hussein y Bin Laden fueron enemigos mortales en este periodo, dijo el ex embajador en Arabia Saudita Chas Freeman.
Que el vicepresidente continúe afirmando eso me supera. No tengo idea de por qué lo hace, dijo otro ex embajador, Robert Oakley.