¿Acaso las familias acaudaladas de India deben pagar más por el agua y la electricidad que aquellas que viven en barrios pobres o marginales?
Si usted puede darse el lujo de tener tres automóviles Mercedes Benz, usted puede, por cierto, pagar más por electricidad y agua, dijo Sheila Dikshit, jefa del gobierno del estado de Delhi, con 14 millones de habitantes, donde se encuentra la capital.
Dikshit explica así el funcionamiento del nuevo mecanismo de computación de facturas de electricidad en el estado, que entrará en vigor este mes y según el cual los servicios serán más caros para los residentes en las zonas donde vive la población más rica.
Aunque el nuevo sistema no ha sido formalmente aprobado aún, los residentes de Delhi más ricos ya comienzan a rebelarse.
Dikshit cree que la espectacular votación de su Partido del Congreso y los sectores comunistas en las elecciones de abril y mayo se debieron a la preocupación que sus candidatos mostraron por la falta de justicia distributiva en el país.
El concejal de Delhi Vijender Gupta, del hinduista y conservador partido Bharatiya Janata, desalojado del poder en los últimos comicios, dijo que los impuestos a la renta y a la propiedad sí pueden calcularse sobre la base de la riqueza de las personas, pero no las tarifas eléctricas.
Estas tarifas siempre se basan sobre el criterio de consumo del usuario. La estructura tarifaria propuesta está destinada a contar con la oposición de todos los residentes, dijo Gupta a IPS.
Las leyes vigentes prohíben cualquier preferencia indebida en perjuicio de algún consumidor de electricidad más allá del voltaje, el volumen consumido y el uso que se dé a la energía, sostuvo el dirigente. La zona de residencia no figura entre esos criterios, agregó.
Por su parte, Dikshit admitió que dividir Delhi en zonas ricas y no tan ricas para el pago de la electricidad podría no ser absolutamente correcto, pero es un camino para que su gobierno cumpla su compromiso de suministrar mejor electricidad, agua, espacios verdes y otros beneficios a todos.
Si tiene éxito, Dikshit podría terminar ofreciendo un modelo para que siga el resto de este país de más de 1.000 millones de habitantes.
La propuesta aparece cuando se están llevando a cabo grandes reformas al sector eléctrico, al borde de colapsar por décadas de administración corrupta e incompetente, que favoreció a los sectores más acaudalados e influyentes.
Dos años atrás, el estado de Delhi se vio obligado a privatizar la distribución de electricidad en la capital para combatir los robos masivos del fluido eléctrico que provocaron, entre otros daños, que más de la mitad de la potencia transmitida se desvaneciera en el aire.
Según informes del desaparecido estatal Consejo de Electricidad de Delhi, antes de la privatización la mayoría de los robos ocurría en los barrios ricos y exclusivos, y no en los vecindarios pobres o en los asentamientos irregulares.
En muchos casos, tiendas y pequeñas industrias fueron descubiertas hurtando grandes cantidades de electricidad y sobornando a los funcionarios encargados de controlar el consumo para asegurarse de que sus facturas incluyeran sólo una fracción de lo que usaban.
Los establecimientos comerciales son los principales culpables, junto con una parte de la clase media alta, de los robos de electricidad para acondicionadores de aire y calentadores de agua, dijo el experto en electricidad Probir Purkayastha, del Foro de Ciencias de Delhi.
La situación era tal que el Estado debió ofrecer concesiones e importantes descuentos a las empresas para que aceptaran salir del consumo ilegal y pagar por lo que realmente utilizaban.
De hecho, los primeros intentos de las compañías que se hicieron cargo de la distribución eléctrica por detener los hurtos se tropezaron con la pertinaz resistencia del gobierno central, conducido por el Bharatiya Janata, en el poder hasta el mes pasado.
En febrero, la Corte Suprema de Justicia ordenó al gobierno central delegar poderes a la administración estadual de Dikshit, y permitirle adoptar medidas contra aquellos que continuaran robando electricidad, alterando los aparatos medidores u obstaculizando el trabajo del personal de control.
Ahora, con el Partido del Congreso a cargo tanto del gobierno central como del estadual (y con un redescubierto fervor popular) los consumidores ricos acabarán pagando por el servicio más que el resto de la población, en lugar de menos o de nada en absoluto. (