El objetivo principal de esta reunión es lograr la coherencia, es decir que los países que presionan a otros a liberalizar el comercio hagan lo propio con su mercado, señaló este lunes en Brasil el secretario general de la ONU, Kofin Annan, en la inauguración oficial de la undécima sesión de la Unctad.
En la actualidad, el campesino africano que busca acceso desgravado de sus productos a los grandes mercados encuentra la competitividad de su oferta anulada por reglas sofisticadas o subsidios de los competidores de países ricos, dijo Annan a modo de ejemplo.
El reclamo de un sistema comercial más justo y equilibrado marcó las ponencias iniciales de la XI Unctad (Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo), que celebra los 40 años de la institución en esta nueva sesión cuatrienal del domingo al viernes próximo en la meridional ciudad brasileña de Sao Paulo.
Pero el presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, amplió la demanda, expresada por el secretario general de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) y otros, al recordar que superar las enormes desigualdades en el mundo "no puede depender sólo del comercio".
Son necesarias una "arquitectura financiera que sostenga los cambios" e inversiones públicas, que en los últimos años fueron subestimadas por "recetas equivocadas" que llevaron a "sacrificios adicionales" en países pobres, aconsejó Lula, mencionando el Plan Marshal impulsado por Estados Unidos y que recuperó la prosperidad en Europa occidental tras la segunda guerra mundial.
En estos 40 años, el ingreso por persona de los países más ricos subió de 11.400 dólares a 32.400 al año, mientras que en las naciones más pobres se limitó a aumentar de 212 a 267 dólares, comparó.
La situación se agravará si se mantiene la actual tendencia. En los cinco últimos años, 23 países en desarrollo sufrieron retroceso en su economía, 55 crecieron menos de dos por ciento al año y sólo 16 alcanzaron un crecimiento superior a tres por ciento, observó Lula.
El desarrollo "no ocurre de forma automática ni será resultado de generación espontánea de las fuerzas del mercado" y tampoco "un regalo de la comunidad internacional", acotó, para luego pedir unidad de los países en desarrollo con el fin de negociar cambios con persistencia.
En la cuestión comercial, el mandatario brasileño y líder del izquierdista Partido de los Trabajadores afirmó la disposición de su gobierno para respaldar una "negociación pragmática y mutuamente respetuosa", que considere las necesidades del mundo en desarrollo, especialmente de los países más pobres.
Lula elogió a la Unctad por su "visión de economía que no perdió el sentido social" y defendió la reactivación del Sistema Global de Preferencias Comerciales (SGPC), que reduce barreras entre países en desarrollo, para construir una "nueva geografía comercial del mundo". Espera que otras 40 naciones adhieran al sistema firmado por 44 países.
Además, propuso la creación de un centro internacional de políticas para financiar el desarrollo, con el nombre del economista Celso Furtado, reconocido en la sesión inaugural de la XI Unctad por su contribución teórica y práctica al tema del desarrollo.
Será un "centro irradiador de proyectos y políticas innovadoras en el combate al hambre, a la pobreza y a los cuellos de botella del desarrollo", contribuyendo a una nueva agenda para la globalización, explicó. "Globalización no es sinónimo ni sustituta del desarrollo", pero puede ser un instrumento si sus beneficios se reparten entre todos, sostuvo.
También invitó a los líderes mundiales a una reunión el 20 de septiembre en Nueva York con el objetivo de definir mecanismos para constituir un fondo destinado a luchar contra el hambre y la pobreza, una iniciativa impulsada por el propio mandatario brasileño y compartida con India y Sudáfrica.
En tanto, los desequilibrios comerciales del mundo fueron atacados en el acto de inauguración y con mas énfasis por Thaksin Shinawatra, el primer ministro de Tailandia, país anfitrión en 2000 de la X Unctad.
"Los países desarrollados fueron lentos" en atender lo que más necesita el mundo en desarrollo, como es "la eliminación de los subsidios y barreras agrícolas" del Norte industrializado, sentenció.
A su vez, el presidente de la 58 Asamblea General de la ONU y canciller de Santa Lucía, Julian Hunte, sostuvo que la realidad desmintió la premisa de que globalización y liberación comercial llevan prosperidad a todos.
La verdad hoy es que muchos países en desarrollo sufren dificultades económicas y sociales, mientras otros, la mayoría industrializados, "navegan en un océano de prosperidad", acusó.
Hunte exigió un tratamiento especial y diferenciado para las economías "pequeñas, abiertas y vulnerables", como su país, una pequeña isla del Caribe, y los menos desarrollados. Un acuerdo en la Organización Mundial de Comercio (OMC) no puede "crear nuevos desequilibrios" en un lado, al buscar equilibrio en otro, dijo.
Recordó que 50 naciones en desarrollo dependen de dos o tres productos básicos exportables y 39 dependen de sólo uno. Ello aumenta la urgencia de buscar soluciones para el comercio de esa producción con precios más justos.
Para Shinawatra, el comercio y la cooperación Sur-Sur presenta grandes potencialidades, como ya se comprobó en Asia. Pero es un campo poco conocido y no hay garantías que esa cooperación opere mejor que la Norte-Sur, advirtió.
El multilateralismo "aún ofrece la mejor esperanza para todos", por eso hay que proseguir las negociaciones de la llamada Ronda Doha en la OMC, defendió.
Concluir con éxito esas negociaciones iniciadas en 2001 en la capital de Qatar es lo más necesario, lo que sólo se logrará si los subsidios que distorsionan los mercados, especialmente los agrícolas, son drásticamente reducidos o eliminados, sostuvo el secretario general de la ONU.
Si los países en desarrollo acuerdan reducir a la mitad sus aranceles en el SGPC, eso generará un comercio adicional de 15.500 millones de dólares, lo que "no es una alternativa, sino un complemento del proceso de liberalización multilateral", agregó Annan.