La última toma de rehenes en Arabia Saudita, pocas semanas después de un atentado contra siete trabajadores petroleros, agita el temor a que el terrorismo logre desestabilizar al mayor exportador mundial de crudo.
Con el precio del petróleo encima de los 40 dólares por cada barril de 159 litros, cualquier incidente violento que altere la producción tendría un efecto devastador en el mercado internacional, alertan analistas.
El domingo, supuestos militantes de la red terrorista Al Qaeda ingresaron en un complejo residencial de Khobar, al noreste de Riyadh, y tomaron como rehenes a decenas de extranjeros. En el complejo hay también varias oficinas de firmas petroleras internacionales.
Los terroristas mataron a 17 rehenes, hasta que un grupo de elite de las fuerzas de seguridad sauditas logró ingresar y liberar a los cerca de 50 cautivos. En el operativo murieron otras 22 personas.
Este era el segundo ataque contra intereses petroleros sauditas y extranjeros en menos de un mes.
El 1 de mayo, seis trabajadores petroleros occidentales y uno saudita fueron asesinados en Yanbu, sobre el mar Rojo.
Muchos trabajadores extranjeros del sector petrolero decidieron abandonar el país tras el atentado, aunque no se puede decir aún que haya un éxodo masivo.
La pregunta no es cuán seguras son ahora (las instalaciones petroleras), sino si esto es el comienzo de una tendencia, si veremos más ataques como éstos, dijo a IPS el analista Youssef Ibrahim, ex corresponsal en Medio Oriente de The Wall Street Journal y The New York Times.
El verdadero objetivo de los ataques es que el mundo pierda la confianza en la capacidad de Arabia Saudita para mantener su oferta petrolera, añadió.
La toma de rehenes se produjo en un momento crucial para el mercado mundial. Los ministros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) prevén reunirse este jueves para analizar un posible aumento de las cuotas de producción, con el fin de impulsar a la baja los precios.
Este martes, el crudo ligero West Texas Intermediate, el de referencia en Estados Unidos, cotizaba en torno de los 40 dólares el barril, clara señal del nerviosismo en el mercado.
Arabia Saudita, con más de una cuarta parte de las reservas petroleras del planeta, podría verse impedida de cumplir con su cuota de producción si sigue perdiendo trabajadores extranjeros, alertó Ibrahim.
La mayoría de las instalaciones petroleras sauditas necesitan constante mantenimiento y modernización, y decenas de miles de trabajadores occidentales han estado por décadas involucrados en los proyectos del país, dijo el analista.
Los sauditas pueden seguir produciendo petróleo pero sólo mientras haya quiénes administren las instalaciones. Está la refinería, está la industria petroquímica… Si todos se van, será un gran problema, agregó.
El ataque tuvo el objetivo de sacudir la economía mundial, enviando el mensaje de que los extranjeros no están seguros en Arabia Saudita, dijo el portavoz de la embajada saudita en Washington, Nail Al Jubeir.
No es muy difícil entrar a un edificio con un rifle y dispararle a personas inocentes, añadió.
La compañía petrolera estatal Saudi Aramco divulgó un comunicado pocas horas después de que se resolviera la crisis de rehenes en Khobar.
Ni las instalaciones ni el personal de Saudi Aramco fueron afectados por el incidente, y las operaciones van a continuar normalmente, aseguró.
La compañía está comprometida con la política del gobierno de Arabia Saudita de tener una oferta estable de petróleo para satisfacer la demanda energética mundial, añade el comunicado.
El gobierno asegura haber hecho todo lo posible para resguardar sus instalaciones petroleras.
Las instalaciones del reino son en extremo seguras. Lo son desde los años 70, cuando el país sufría el terrorismo de los palestinos que venían de Líbano, dijo un portavoz de Riyadh a IPS.
La gente se olvida que tuvimos terrorismo en este país durante décadas, si bien nunca lograron destruir una instalación, añadió.
Sin embargo, admitió que el gobierno ha tenido cierta lentitud en el combate al radicalismo islámico y las amenazas terroristas.
Cuando se trata de objetivos obvios, el gobierno siempre ha actuado bien. Sólo falló en lo imprevisible, señaló.
Por su parte, Ibrahim aconsejó a las autoridades que analicen la posibilidad de que los terroristas tengan acceso al aparato de seguridad del gobierno.
Deben revisar toda la estructura de seguridad, de arriba a abajo. En al menos un caso, en Yanbu, los que lanzaron el ataque podrían haber estado trabajando en el complejo, sostuvo.
Tanto en Yanbu como en Khobar, los atacantes parecían conocer bien las instalaciones, añadió.
Estados Unidos y Gran Bretaña repitieron advertencias a sus ciudadanos en Arabia Saudita para que abandonen el país.
Se estima que 30.000 estadounidenses trabajan en Arabia Saudita, la mayoría de ellos vinculados al sector petrolero.