Tras años de mala gestión ambiental y dos décadas de notable crecimiento económico en China, el norte del país se está secando y dos tercios de todas las ciudades no cuentan con suficiente agua todo el año.
El país más poblado del mundo, con 1.300 millones de habitantes, padece escasez de recursos hídricos y un agravamiento de la contaminación del agua.
Todos estos problemas fueron abordados esta semana por expertos y funcionarios ambientales de distintos países en el Foro Internacional sobre el Manejo Integrado del Agua, organizado por China.
Participaron especialistas de Brasil, Mozambique, Iraq e Italia, entre otros, y compartieron sus conocimientos sobre gestión del agua y proyectos de desvío.
En las discusiones figuró el plan de China para llevar agua desde el poderoso río Yangtzé hasta el sediento norte a través de tres canales de casi 1.300 kilómetros cada uno.
El precio oficial del proyecto es 58.000 millones de dólares, más del doble que el de la represa de Tres Gargantas, el mayor proyecto del mundo en su tipo.
A diferencia del dique de Tres Gargantas, construido pese a fuertes críticas de grupos ambientalistas y de derechos humanos por la falta de consulta pública y la represión del disentimiento, el Proyecto de Transferencia de Agua del Sur al Norte pretende sentar un ejemplo de una nueva conciencia ambiental a nivel gubernamental y mostrar la supuesta apertura de Beijing a las críticas internacionales.
El tradicional modelo de desarrollo en materia de conservación del agua no se ajusta al compromiso de China de construir una sociedad próspera en el siglo XXI, declaró en el foro internacional el viceministro chino de Recursos Hídricos, Suo Lisheng.
El nivel freático (volumen de aguas subterráneas que puede explotarse a través de pozos) en las planicies del norte de China, centro agrícola nacional que produce más de la mitad del trigo y un tercio del maíz, está cayendo más rápido de lo que se piensa.
El bombeo excesivo debido a un desarrollo industrial descontrolado casi agotó el acuífero y limitó al volumen de recarga de las lluvias la cantidad de agua extraíble.
En contraste con las regiones del sur del país, ricas en agua, el norte, con 40 por ciento de la tierra cultivada y un tercio de la población, extrae sólo 7,7 por ciento de los recursos hídricos del país.
En definitiva, la forma en que China encare sus problemas de agua podría afectar a todo el mundo.
Si la escasez de agua en las planicies del norte causa una significativa disminución en la cosecha de granos, China podría tener que compensar esa caída con importaciones tan grandes que trastornarían los mercados mundiales, aumentando los precios de los alimentos.
Para 2030, cuando habremos llegado a 1.600 millones de personas, los recursos hídricos de China habrán caído por debajo de los 1.700 metros cúbicos por habitante, la línea de advertencia sobre deficiencia de agua, previno Wo Jisong, director del departamento de recursos hídricos del ministerio del mismo nombre.
Esto sumado al proceso de cambio climático mundial volvería la situación más desesperada, advirtió.
Por esta razón, las autoridades quieren acelerar el proyecto de canalización del Yangtzé, propuesto por primera vez hace 50 años por el fundador de la China comunista, Mao Zedong, y revivido en 2000 tras años de sequía que exacerbaron la crisis del agua.
Tras su terminación, prevista para 2050, los canales llevarán al norte un total de 40.000 a 50.000 millones de metros cúbicos de agua por año.
El impresionante crecimiento económico de China, que alcanzó un promedio de nueve por ciento al año desde 1978, ha repercutido negativamente en el abastecimiento urbano de agua.
Como resultado del desarrollo de industrias y la consiguiente contaminación, dos tercios de las ciudades chinas no cuentan con suficiente agua potable.
Hasta 700 millones de personas beben agua contaminada con desechos humanos y animales a niveles muy por encima del máximo aceptable.
Las autoridades centrales dispusieron el cierre de pequeñas fábricas contaminantes, pero funcionarios a cargo del proyecto admitieron que la medida no fue eficaz.
Hoy cerramos 100 pequeñas fábricas en (la provincia de) Jiangsu, y mañana abren 100 más, dijo el profesor Li Ping, del Instituto de Economía Cuantitativa y Técnica, dependiente de la Academia China de Ciencias Sociales.
Participantes del foro destacaron la necesidad de que Beijing abra los proyectos hídricos al escrutinio público como forma de evitar errores calamitosos, y de que tenga en cuenta el proceso de cambio climático en la elaboración de esos proyectos.
En referencia al proyecto de canalización del Yangtzé, Antonio Navarra, director de investigaciones del Instituto Italiano de Geofísica y Vulcanología, advirtió que debido a la magnitud del proyecto… y su dependencia de las condiciones ambientales, se debe tomar en cuenta las variaciones climáticas desde una etapa muy temprana. (