SALUD: Esperanza para los adultos y espera para los críos

Los ministros de Salud del mundo aprobaron políticas más ambiciosas para prevenir las muertes por dolencias que afectan sobre todo a los adultos, como enfermedades cardíacas, diabetes, cáncer o accidentes viales, pero ignoraron una propuesta para fortalecer la protección de los lactantes.

La Asamblea Mundial de la Salud, finalizada este sábado, adoptó una estrategia sobre régimen alimentario, actividad física y salud que promueve cambios en la dieta de la población, con reducción del consumo de grasas, azúcar y sal, a la vez que desalienta la promoción de la denominada ”comida basura”.

La campaña contra la obesidad, que incluye el estímulo a la actividad física de las personas, fue aprobada por consenso después de que se superaron objeciones de la industria alimentaria y de países exportadores de productos de ese sector.

En cambio, quedó aplazado el tratamiento de una propuesta de políticas preventivas contra las bacterias presentes en la leche en polvo destinada a la alimentación de lactantes y contra ciertas formas de promoción y etiquetado que usan los fabricantes de ese producto.

El director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Lee Jong-wok, estimó que las resoluciones de la asamblea enfrentan las enfermedades que pueden diseminarse por el ambiente, de persona a persona, y también las vinculadas con los alimentos, con la inactividad física y con la seguridad vial.

El mayor éxito de esta reunión mundial fue la aprobación de la estrategia contra la obesidad y contra otros riesgos relacionados con los hábitos alimentarios que son responsables de las enfermedades no transmisibles, un conjunto de dolencias que causan 60 por ciento de las muertes en el planeta y que constituyen 47 por ciento de todas las enfermedades.

Infact, la organización no gubernamental que suele criticar con dureza el comportamiento de las empresas de la alimentación y del tabaco, aplaudió la decisión de la asamblea de establecer una estrategia mundial sobre dieta y nutrición de la población.

La aprobación de esa estrategia es un paso positivo pues los 192 Estados parte de la OMS emprenden acciones para encarar los temas relacionados con la nutrición mundial, comentó la directora ejecutiva de Infact, Kathryn Mulvey.

Sin embargo, Mulvey previno a la comunidad sanitaria internacional de los peligros de la ”creciente interferencia de la industria en las políticas de salud”.

Durante el debate de la estrategia en la OMS, la industria alimentaria así como sus gobiernos aliados presionaron por un enfoque favorable a la responsabilidad individual en la materia de dietas y nutrición, mientras al mismo tiempo distraían la atención de la responsabilidad de las empresas, dijo Mulvey.

En tanto, la asamblea aprobó también una estrategia sobre salud reproductiva para ayudar a los países a afrontar las graves repercusiones de las enfermedades de la reproducción y del sexo, que abarcan 20 por ciento de las dolencias que afectan a las mujeres y 14 por ciento en los hombres.

En el plano de la seguridad vial, la OMS coordinará los temas vinculados a ese problema en la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para reducir la pesada carga de 1,2 millones de decesos y 50 millones de heridos que cada año dejan los incidentes en las rutas del mundo.

Pero una suerte distinta tuvo una propuesta de países en desarrollo para establecer disposiciones de protección en materia de nutrición del lactante y del niño pequeño.

La iniciativa resultó rechazada por cuestiones de procedimientos planteados por países industrializados, donde radican las principales industrias de productos alimentarios para esa franja de la población.

La resolución proponía que los Estados miembros se preocupen de informar a los profesionales de la salud y a los padres de que las preparaciones en polvo para lactantes pueden estar intrínsecamente contaminadas por microorganismos patógenos.

Esa información debe figurar mediante advertencias explícitas en las etiquetas, decía la propuesta.

Yeong Joo Kean, una representante de Consumidores Internacional, mencionó el caso de la ”Enterobacter sakazakii”, un microorganismo que puede ser hallado en latas de fórmula infantil de leche en polvo y que provoca una tasa alta de casos fatales.

La industria de alimentos infantiles declaraba hasta ahora que la contaminación de los biberones obedece a que estaban sucios o al empleo de agua impura, lo que se llama ”contaminación extrínseca”.

Empero, las investigaciones demostraron ahora que es la leche en polvo la que está contaminada, en lo que se denomina ”contaminación intrínseca”, explicó Fernando Vallone, presidente de la Federación Lactancia Materna (Lacmat) de Argentina.

La Enterobacter sakasakii aparece en leche en polvo para bebés aunque también se puede encontrar en alguna leche en polvo de consumo general, pero para adultos o niños y niñas mayores no presenta tanto peligro, dijo el médico Vallone.

Un ejemplo de ese peligro es que la agencia de medicamentos y alimentos de Estados Unidos, conocida por sus siglas en inglés FDA, recomendó en abril de 2003 a todos los pediatras del país que eviten el uso de fórmulas en polvo para recién nacidos.

Otro tema de preocupación para los países en desarrollo promotores de la iniciativa son las ”pretendidas propiedades saludables” que se atribuyen a los productos destinados a los lactantes. La referencia alude a las leyendas que aparecen en los folletos de propaganda o aún más en las etiquetas de esos productos, resaltando alguna propiedad protectora.

Con frecuencia, las leches en polvo llevan inscripciones asegurando que el producto ”mejora el desarrollo de la inteligencia” o que contiene más hierro. La madre que lee eso, puede creer que esa leche es mejor que la suya pues fortalece la inteligencia de su hijo.

En contraste, la lactancia materna reduce en 13 por ciento las muertes infantiles, dijo Heidi Kuonen-Goetz, representante de la organización La Leche League International.

El amamantamiento exclusivo durante los primeros seis meses de vida del niño y una lactancia similar complementada por alimentos durante dos años por lo menos, garantizan la seguridad alimentaria en el mundo, insistió Kuonen-Goetz.

La iniciativa postergada demandaba a los estados que tomen medidas para prohibir el patrocinio de los profesionales de la salud y de sus asociaciones por parte de los fabricantes o distribuidores de esos productos.

Un conflicto de intereses se crea cuando los médicos y las sociedades científicas reciben apoyo financiero de las compañías de alimentos infantiles, dijo Vallone.

Algunas publicaciones científicas, como The Lancet o el British Medical Journal, alertan cómo se condiciona el comportamiento médico mediante el contacto con cualquier compañía farmacéutica, insistió el presidente de Lacmat.

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