Más palestinos se preparan para quedarse sin casa en el campamento de refugiados de Rafa, en la Franja de Gaza, tras el levantamiento por la Corte Suprema de Israel de una suspensión temporal a las demoliciones de viviendas en el llamado corredor Filadelfia entre Israel y Egipto.
Anticipándose a una nueva acción militar israelí, numerosas familias palestinas comenzaron a abandonar sus hogares en Rafa el domingo, luego de conocer la sentencia judicial, que implica el desplazamiento de centenares o miles de palestinos.
Este lunes, Israel lanzó un gran operativo militar en esta ciudad palestina. El ejército israelí rodeó el campamento de Rafa y lo aisló del resto de la franja de Gaza, a los efectos de impedir el movimiento de radicales palestinos, según declararon fuentes militares.
El corredor de seguridad concebido por Israel en el sur de la franja de Gaza tiene nueve kilómetros de largo y entre 50 y 100 metros de ancho, y atraviesa de norte a sur la ciudad de Rafa.
Israel ha mantenido el control sobre ese corredor desde su retirada de Rafa en 1994, en virtud de los acuerdos de paz de Oslo con los palestinos. El área ha sido escenario de combates en los últimos tres años y medio.
La intención del gobierno de Ariel Sharon es ampliar el corredor para separar todavía más las viviendas palestinas de la frontera con Israel, arguyendo que en ellas se refugian milicianos que atacan a fuerzas israelíes desplegadas en la zona. Israel también quiere evitar que la resistencia palestina obtenga armas de contrabando desde Egipto a través de túneles subterráneos por debajo del corredor.
El área cercana a la frontera con Egipto lleva las marcas de los intensos combates de la semana pasada a raíz de dos atentados de grupos radicales palestinos que causaron la muerte a 11 soldados israelíes.
El grupo extremista Jihad Islámica se atribuyó la emboscada que provocó la muerte de cinco soldados israelíes que viajaban en un vehículo blindado el miércoles en Rafa.
Israel reaccionó con bombardeos y destrucciones de viviendas y tiendas palestinas de Rafa y su campamento de refugiados. Según fuentes militares israelíes, los sitios atacados se empleaban para coordinar lo que describieron como actividades terroristas.
La izquierda pacifista israelí calificó de crimen de guerra y la Autoridad Nacional Palestina (ANP) de gran catástrofe la decisión unilateral de Israel de ampliar el corredor Filadelfia. Asimismo, la ANP presidida por Yasser Arafat exhortó a la comunidad internacional a detener las demoliciones.
La medida fue decidida por el primer ministro Ariel Sharon y su ministro de Defensa, Shaul Mofaz, luego de una reunión de éste con altos mandos militares, el pasado jueves.
El secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell, expresó una rara crítica a la decisión de Israel durante una visita a Jordania. Sabemos que Israel tiene derecho a la autodefensa, pero nos oponemos al tipo de medidas que está tomando en Rafa, destruyendo viviendas palestinas, declaró.
Mientras, el primer ministro palestino Ahmed Qureia exhortó a su pueblo a no reaccionar a las acciones de Israel, para no dar al ejército pretextos para ampliar sus operaciones.
El sábado, unos 150.000 israelíes se manifestaron en Tel Aviv para pedir al gobierno que se retire de la franja de Gaza y retome las negociaciones de paz con la ANP. Analistas atribuyeron el alto número de manifestantes al impacto de los fuertes combates de la semana pasada en Gaza, que dejaron 14 israelíes y unos 30 palestinos muertos.
Un portavoz de la alcaldía de Rafa estimó que Israel demolerá entre 1.000 y 1.200 viviendas más en el área, tras haber destruido unas 1.000 en lo que va de la segunda intifada (insurrección palestina contra la ocupación israelí), que estalló en septiembre de 2000.
La familia de Abed Majed Al-Shamale estaba reunida frente a su casa en el Bloque O de Rafa en la tarde del domingo, lista para mudarse a algún lugar indeterminado. Todas sus pertenencias estaban en un remolque enganchado a un pequeño tractor.
Esta mañana nos enteramos de la decisión de la Corte Suprema y decidimos partir. Es mejor escapar ahora que perder todo, dijo. Shamala planeaba dejar sus muebles en la casa de un amigo, pero no tenía idea de dónde pasar los días siguientes.
Según la ANP y el organismo de la Organización de las Naciones Unidas responsable de los refugiados palestinos, el ejército israelí demolió 88 casas y dejó a 1.000 personas sin hogar en la franja de Gaza la semana pasada.
Algunas de las víctimas se refugiaron temporalmente en una escuela, otras en un campamento improvisado, y otras, como Fathieh 'Sdude, en la dañada mezquita de Al-Nurayn, en el Bloque O.
La familia de 'Sdude huyó de su casa el miércoles, cuando escuchó a las topadoras israelíes. Pocas horas después, explotó la bomba que hizo volar al vehículo blindado con soldados israelíes.
Fue como un terremoto, comentó un vecino. La familia de 'Sdude regresó y encontró a su casa casi en ruinas por la explosión. Luego debió huir cuando el ejército comenzó a atacar el área con helicópteros, tanques y ametralladoras.
Lo poco que quedó sano en la casa fue saqueado por muchachos del barrio, contó 'Sdude. No nos queda nada, sólo la ropa que llevamos puesta, lamentó.
El único mobiliario que queda en la casa son dos ventiladores de techo. En una pared, pueden verse afiches con retratos de Ahmed Yassin y Abdel Aziz Rantisi, los dos líderes del grupo radical palestino Hamas asesinados por Israel en marzo y abril pasados.
La familia no culpó a los combatientes de Jihad Islámica por la pérdida de su casa. Habría ocurrido de todos modos, dijo uno de los hijos de 'Sdude. La Jihad es un grupo legítimo de resistencia. El ejército (israelí) ya estaba destruyendo casas en el área cuando Jihad realizó el atentado. ¿Se suponía que no debía hacer nada?, preguntó.
El corredor Filadelfia se suma como medida unilateral de Israel al polémico muro de seguridad que el gobierno de Sharon construye en la frontera con Cisjordania, y que ha sido condenado por gran parte de la comunidad internacional. (