Ministros de relaciones exteriores de la Unión Europea (UE) hallaron con sus pares del sur y el este del mar Mediterráneo un terreno común en torno de la crisis de Iraq.
Al cabo de una reunión de dos días en Dublín, los ministros exhortaron a todas las partes a trabajar por un Iraq independiente, democrático y pacífico cuya integridad territorial sea preservada y que viva en paz con sus vecinos.
Los gobernantes también acordaron ayudar al pueblo iraquí a reconstruir su país y a recuperar su lugar en la familia regional e internacional de naciones.
La cuidadosa redacción del acuerdo fue políticamente significativa.
La mayoría de los nueve países que comparten con Europa el espacio mediterráneo —Marruecos, Argelia, Túnez, Egipto, Jordania, Líbano, Siria y Turquía, con Palestina como décimo miembro— han rechazado con fuertes declaraciones la postura de Estados Unidos en Iraq.
Varios países de la UE, incluidos Alemania y Francia, y ahora España, se han distanciado de Estados Unidos en este asunto. Estos países coinciden en que se le debe entregar al pueblo iraquí la soberanía real, no un poder meramente formal.
Se trata de una fuerte señal con miras a la entrega de la autoridad dentro del país a un gobierno iraquí, prevista por Estados Unidos para el 30 de junio.
Estados Unidos anunció que mantendrá una fuerza militar de 135.000 soldados en Iraq luego de esa fecha, y que continuará teniendo voz en el gobierno del país árabe.
El primer ministro británico Tony Blair ha respaldado la posición estadounidense, pero funcionarios de Londres están, al parecer, negociando una entrega más sustancial de poder al futuro gobierno iraquí de lo que pretende Washington.
Los ministros indicaron que un fuerte papel de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) será un elemento esencial para una exitosa transición, y condenaron tanto la toma de rehenes por parte de la resistencia iraquí como las violaciones de derechos humanos sufridas por prisioneros iraquíes.
La declaración aplaudió la rápida respuesta de las autoridades británicas y estadounidenses en iniciar investigaciones sobre los abusos cometidos contra los prisioneros.
Inevitablemente, la paz en Medio Oriente tuvo un lugar clave en la agenda de la conferencia del miércoles y jueves.
El comisario de Relaciones Exteriores de la UE, Chris Patten, declaró antes de la reunión: A pesar de los efectos negativos sobre el tartamudeante proceso de paz en Medio Oriente, mantenemos nuestra aspiración de construir una zona común de paz, prosperidad y progreso en la región del Mediterráneo.
En ese aspecto, la conferencia también detectó un terreno común para los acuerdos, aun cuando entre los miembros del grupo del Mediterráneo figuran Israel y la Autoridad Nacional Palestina.
Los ministros reafirmaron su compromiso entre las partes a una solución negociada de dos estados, que derive en un estado palestino independiente, viable y soberano existiendo al lado de un Israel viviendo con fronteras seguras y reconocidas.
Los ministros acordaron que las intenciones formuladas por el primer ministro israelí Ariel Sharon de desmantelar la mayoría de los asentamientos judíos en territorio palestino debe derivar en una retirada plena y el completo fin de la ocupación en Gaza.
La participación de los países del sur y el este del Mediterráneo fue relativamente débil. Entre los cancilleres figuraron Abdelaziz Belkhadem, de Argelia, Silvan Shalom, de Israel, y Abd-al-Rahman Muhammad Shalqam, de Libia, presente en carácter de observador.
El texto acordado marca un considerable fortalecimiento de la Alianza Euromediterránea lanzada en Barcelona en noviembre de 1995.
Los ministros decidieron, explícitamente, vigorizar el denominadoi Proceso de Barcelona.
Negociadores de la UE trabajan en un documento sobre las relaciones con los vecinos del Mediterráneo, que debería estar listo para su aprobación en junio, para la reunión del Consejo Europeo, la cumbre del bloque.
Tras la incorporación de 10 nuevos miembros en la UE el 1 de este mes, los países del sur y el este del Mediterráneo serán los siguientes en la mira de la asistencia del bloque a través del Plan de Acción de Política de la Vecindad Europea.
Los ministros acordaron en Dublín intensificar la cooperación a nivel regional y bilateral.