IRAQ-EEUU: Rumsfeld y Bush contra las cuerdas

El escándalo sobre el maltrato de prisioneros iraquíes sacudió a la administración de George W. Bush hasta sus cimientos. No sólo crecen los reclamos de renuncia del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, sino los cuestionamientos a la sustentabilidad de la ocupación de Iraq.

La pregunta inmediata era este viernes si Rumsfeld podría ser lo suficientemente persuasivo en su testimonio ante el Congreso legislativo para sobrevivir a los crecientes pedidos de renuncia, pero la pregunta mayor y más esencial es si la guerra de Iraq, para la que Bush acaba de pedir otros 25.000 millones de dólares, es sustentable.

Esta última pregunta fue planteada públicamente por el representante John Murtha, del opositor Partido Demócrata, un legislador conservador e influyente cercano al Pentágono (Departamento de Defensa).

En reuniones privadas, Murtha habría dicho a otros demócratas que la guerra es ”imposible de ganar”. Luego, el jueves, lanzó un ataque público contra la estrategia y los ”errores de cálculo” de la administración Bush en Iraq.

”O nos movilizamos o nos retiramos”, declaró en una conferencia de prensa en la que reveló el contenido de una serie de advertencias que envió por escrito a Bush y otros altos funcionarios desde la primera de numerosas visitas a Iraq, en septiembre de 2003.

”Hoy en día, nuestras fuerzas carecen de hombres, recursos, entrenamiento y supervisión suficientes. Falta liderazgo, empezando por la cúspide”, dijo, y agregó que el escándalo provocado por la publicación de fotografías de prisioneros iraquíes torturados deberían desembocar en renuncias ”desde lo alto de la cadena de comando”.

Las declaraciones de Murtha reflejaron la creciente sensación pública de que el gobierno, cuyas divisiones internas son ahora más manifestas, ha perdido su rumbo en Iraq. Esto quedó en evidencia con el inesperado pedido de 25.000 millones de dólares más, lo que elevaría el gasto total en Iraq y Afganistán a 191.000 millones de dólares desde 2001.

También quedó clara la desorientación del gobierno de Bush cuando se supo que el mandatario ”rezongó en privado” a Rumsfeld por no haberle advertido sobre las fotografías antes de que fueran divulgadas en medios de prensa.

La oposición demócrata no está sola en su asedio al secretario de Defensa. Legisladores republicanos declararon en privado a periodistas que ya están hartos de la arrogancia e inflexibilidad de Rumsfeld, en particular por el mismo asunto que más preocupa a Murtha: la insuficiencia e inseguridad de las tropas en Iraq, durante y después de la invasión.

Varios legisladores republicanos, incluso algunos considerados muy cercanos a la Casa Blanca, también se quejaron porque no fueron informados con antelación sobre los abusos detectados ni la investigación.

Murtha, un veterano condecorado de la Marina e integrante de la subcomisión de asignaciones presupuestales del Pentágono, despreció las predicciones optimistas del gobierno acerca de Iraq.

Sin llegar a afirmar públicamente que es imposible ganar la guerra, señaló que el público se volcó contra ella y consideró improbable que el gobierno provea los soldados necesarios para estabilizar la situación de modo que otros países estén dispuestos a colaborar con tropas.

Además de las declaraciones de Murtha, que conmovieron al Congreso, el ataque del diario The Washington Post a Rumsfeld sacudió a la capital estadounidense con fuerza inusitada.

Titulada ”La responsabilidad del Sr. Rumsfeld”, la nota editorial del Post culpó del escándalo de los abusos directamente al secretario de Defensa.

Según el periódico, las políticas de Rumsfeld sobre detenidos incomunicados y su negativa a aplicar las convenciones de Ginebra crearon ”un régimen ilegal en que prisioneros de Iraq y Afganistán han sido humillados, golpeados, turturados y asesinados, y hasta ahora nadie ha rendido cuentas”.

Además, las declaraciones de Rumsfeld desde la publicación de los abusos contra prisioneros ”transmiten el mismo mensaje: que Estados Unidos no debe atarse a leyes internacionales y que los crímenes denunciados por Tabuga no son una prioridad para él”.

Las denuncias referidas por el Post son las del general Antonio Tabuga, que investigó los abusos contra prisioneros desde enero, cuando Rumsfeld tomó conocimiento de ellos, y en marzo le entregó un informe en que atribuía lo ocurrido en la prisión de Abu Ghraib a las mismas tácticas de interrogatorio usadas contra miembros de los grupos extremistas islámicos Talibán y Al Qaeda en la base militar de Guantánamo, Cuba.

La admisión de Rumsfeld de que no leyó el informe completo proveyó más armas a sus detractores.

”Esta actitud ha afectado la observancia de derechos humanos básicos por los militares estadounidenses y ha disminuido su capacidad de vencer en la guerra contra el terrorismo”, observó el Post. (

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe