IRAQ: Celebración de un asesinato

Las bocinas sonaron en la oriental ciudad iraquí de Ramadi cuando se supo del asesinato de Ezzidin Salim, presidente de turno del Consejo de Gobierno instalado por Estados Unidos.

Muchos aplaudían y levantaban el puño hacia el cielo. ”El Consejo de Gobierno es nada. Ellos no son el Consejo de Gobierno: son el Consejo de Prostitución”, gritó un hombre.

Sfook, un comerciante, exclamó: ”¡Ellos no son iraquíes! No estaban aquí sufriendo en los tiempos de Saddam (Hussein), como nosotros. ¡Solo son marionetas de los estadounidenses!”

Este es el sentimiento predominante en Ramadi, ciudad ubicada a unos 90 kilómetros al este de Bagdad, y en muchas otras localidades iraquíes.

”Ellos solos se preocupan por sí mismos. ¿Cómo pueden representar a los iraquíes si nadie los votó?”, preguntó Abú Talat, residente en el barrio bagdadí de Al-Adhamiya.
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El asesinato de Salim dejó el lunes en evidencia la inestabilidad de la ocupación estadounidense de Iraq así como la furia que la mayoría de los ciudadanos siente hacia el Consejo de Gobierno.

Salim murió por el estallido de un coche bomba, mientras esperaba para ingresar en las oficinas de la Autoridad Provisional de la Coalición, máxima instancia civil de la ocupación estadounidense. Otra integrante del Consejo, Akila Hashimi, fue asesinada en septiembre.

A pesar de la gravedad del episodio, el crimen tendrá poco impacto en la ”transferencia de la soberanía” a un gobierno iraquí programada para el 30 de junio, pues el Consejo nunca tuvo una autoridad real.

El gobierno de George W. Bush sostuvo que el Consejo tendría poder y responsabilidades reales, pero el documento mediante el cual se creó el órgano, firmado por el administrador estadounidense L. Paul Bremer el 13 de julio, dejaba en evidencia que el Consejo gozaría de escasa autonomía.

La regulación 6 de la segunda sección de la Autoridad Provisional de la Coalición indica: ”De acuerdo con la Resolución 1.483, el Consejo y la Autoridad se consultarán y coordinarán en todos los asuntos que involucren al gobierno temporario de Iraq, incluidas las autoridades del Consejo de Gobierno.”

La Resolución 1.483 del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) levantó las sanciones impuestas contra Iraq en los años 1990, tras la ocupación de Kuwait.

La reglamentación del vínculo entre la Autoridad y el Consejo establece que el segundo no puede hacer nada sin el aval de la primera. La Autoridad Provisional de la Coalición mantiene poder de veto sobre cualquier decisión del Consejo.

Quizás la decisión más relevante del Consejo fue el rechazo al despliegue de tropas turcas en Iraq, junto con la instalación del tribunal que podría juzgar al depuesto presidente Saddam Hussein. El órgano también designó varios ministros. Pero sus poderes son limitados.

Los miembros del Consejo nunca pudieron ponerse de acuerdo para designar al presidente del cuerpo, por lo que debieron adoptar un sistema de rotación mensual.

Al instalar el Consejo, Estados Unidos pareció más preocupado por la representación étnica y religiosa que de la preparación de los 25 miembros (13 chiitas, cinco kurdos, cinco sunitas, un cristiano y un turcomano, pero solo tres mujeres).

El cuerpo y sus integrantes han sido acusado de indecisión y de corrupción. Quizás el más cuestionado sea el empresario Ahmed Chalabi, condenado en ausencia por el desfalco de 300 millones de dólares de un banco jordano.

Nacido en Iraq, pasó la mayor parte de su vida en el extranjero. Tiene estrechos contactos con el gobierno de George W. Bush, y fue uno de los principales impulsores de la invasión lanzada el 20 de marzo de 2003.

Chalabi ha sido acusado de dar al gobierno de Estados Unidos información falsa sobre los arsenales de Saddam Hussein y sus supuestos vínculos con la red islámica Al Qaeda, y muchos creen que pretende convertirse en el próximo dictador de Iraq.

Muchos integrantes del Consejo también han sido acusados de nepotismo y clientelismo —el nuevo ministro de Petróleo es hijo de un miembro del cuerpo—, así como de lucrar con sus cargos.

La mayoría de los integrantes del Consejo eran exiliados en tiempos de Saddam Hussein. Muchos iraquíes los critican por asumir sus cargos en un gobierno interino inmediatamente después de su retorno.

Entre los ”logros” del Consejo figura la aprobación de una nueva bandera azul, blanca y amarilla, a la que buena parte de la sociedad aborrece porque la consideran similar a la israelí.

(Dahr Jamail también es corresponsal de The NewStandard)

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