El desmedido aumento de precios de hoteles y restaurantes de Portugal a la grupa de la Eurocopa 2004 de fútbol puede matar la gallina de los huevos de oro de la economía de este país, como es la invasión anual de turistas del resto de Europa en busca de las siempre soleadas playas lusitanas.
El empresariado del sector turístico simplemente ignoró las recomendaciones del gobierno, cuando ya a fines del año pasado advirtió que en el futuro podría ser económicamente fatal que a Portugal se le comenzara a asociar con un destino de vacaciones caras.
Es que diversos estudios realizados por instituciones especializadas en turismo indican que el europeo medio en gran medida decide sus vacaciones en base a recomendaciones de amigos, compañeros de trabajo y vecinos.
El experto en flujos turístico y ex alto ejecutivo del sector hotelero de lujo Luis da Ponte dijo a IPS que "sería una tragedia para Portugal si medio millón de visitantes, que son los esperados (en junio) para la Eurocopa, regresan a sus países (de origen) diciendo que nuestro país es carísimo".
Las últimas cifras disponibles, divulgadas por el Instituto Portugués de Comercio Exterior (ICEP) y que corresponden a 2002, muestran que ese año el turismo colaboró con 4.836 millones de dólares de los 160.377 millones que sumó el producto interno bruto de Portugal. El año anterior había recaudado este sector 7.588 millones de dólares.
Sin embargo, en términos comparativos en el concierto del turismo mundial, Portugal evitó la crisis derivada del atraso de la retoma económica europea y del miedo generado por la posibilidad de atentados terroristas, con una cuota de mercado que paso de 1,5 a 1,7 por ciento entre 2001 y 2002.
Pero los operadores turísticos metieron en un saco roto las recomendaciones del ICEP porque apostaron a los escasos días de ganancia durante la Eurocopa 2004, en la que competirán 16 selecciones de fútbol del 12 de junio al 4 de julio en 10 estadios de norte a sur del país, desestimando el espectro de playas desiertas que se proyecta sobre este y sucesivos veranos.
En esas tres semanas, el alquiler de un alojamiento modesto va a costar tanto como hoteles de cinco estrellas en períodos normales.
Ocurre que ya es prácticamente imposible encontrar un lugar para pernoctar en esas fechas, en especial en Oporto, Braga y Guimarães, las tres sedes septentrionales de la Eurocopa, debido a que muchos propietarios de residenciales no aceptan reservas con la esperanza de inflar más aun los precios al inicio del campeonato.
Durante el certamen futbolístico, la habitación doble en un hotel calificado con tres estrellas de Braga pasara de costar 47 a 223 dólares por noche, lo que significa un aumento de 473 por ciento, mientras que alojarse bajo cinco estrellas en Lisboa costará 544 dólares en lugar de los 223 habituales.
En un restaurante del centro de Lisboa, IPS pudo comprobar en un menú en varios idiomas, una diferencia sustancial en el precio del plato, más barato en la lista de precios en portugués que en las hojas sucesivas en alemán, castellano, francés, inglés e italiano. Su dueño tiene una explicación muy simple: "Los extranjeros comen más que los portugueses".
La comunidad autónoma española de Galicia, en la frontera septentrional a no más de dos horas de autobús de los estadios de Oporto, Braga y Guimarães, no va a dejar pasar la oportunidad de negocios y ya está ofreciendo en precios de temporada baja, alojar a miles de europeos que ya no encuentran una cama libre en el norte de Portugal y a otros indignados con los precios lusos.
El analista Joaquim Fidalgo no esconde su desagrado y con ironía demoledora, comentó en su columna habitual de los miércoles en el diario lisboeta Publico lo que describe como "un hartarse de lucros".
"Es que los portugueses somos muy vivos. En términos de turismo y de precios, ya había estación baja y estación alta y hasta una especie de estación "súperalta" en periodos tales como año nuevo, los tres días de Carnaval, Semana Santa y la primera quincena de agosto, en que los precios suben entre 50 y 100 por ciento", reconoció Fidalgo.
Pero ahora, "algunos de nuestros hoteleros inventaron la 'estación estratosférica', en que los precios quintuplican", denuncio el analista, que ridiculiza este comportamiento con un supuesto "grito de guerra" de los operadores turísticos: "De empacharse se trata, villanosà".
Además de los hoteles, "¿qué pasará cuando los turistas extranjeros resuelvan entrar en un taxi, almorzar en un restaurante de cualquier 'ciudad Erocopa', tomar un café, un agua o una cerveza?. Ellos que se preparen, que los comerciantes portugueses no bromean cuando están de servicio!", afirmó con sarcasmo el analista.
Si los hoteles y restaurantes fijasen precios más amables, Fidalgo sostiene que muchos de estos turistas del fútbol podrían regresar otros años a pasar vacaciones en Portugal, pero al no ser así, concluye adjudicando a los operadores turísticos el lema imaginario de "vengan ahora, paguen, no protesten y, claro, si no quieren no regresen, porque a nosotros nos gusta ganar todo de una sentada y si es posible, ahora mismo"..
Las consecuencias de este criticado comportamiento, en efecto, podrá afectar a este sector clave de la economía portuguesa, no sólo por los ingresos que genera, sino también por la mano de obra que absorbe, en un país de 10,2 millones de habitantes y que ocupa el 17 lugar en el elenco de los principales destinos turísticos mundiales.
Los datos del ICEP correspondientes a 2002, revelan que ese año entraron a Portugal 27,2 millones de visitantes, 11,6 millones de los cuales pernoctaron en el país, lo que les convierte en turistas.
Entre los visitantes en general, más de la mitad provienen de la vecina España, pero una minoría es contabilizada como turistas, ya que debido a la proximidad geográfica, una vasta parte de ellos no necesitan dormir en Portugal.
El mayor número de turistas proviene de Gran Bretaña, que ocupa 31,2 por ciento de la cuota de mercado, seguido de Alemania con 19,6 por ciento, España con 7,8, Holanda con 7,3 por ciento, Francia con 4,3, Irlanda e Italia empatados con 3,4 por ciento y Suecia con 3,1 por ciento de la ocupación de la capacidad hotelera.
Da Ponte concluye apuntando que, excepto Irlanda, las selecciones de los países que componen la lista de los que más dejan dinero de vacaciones en Portugal "también participan en la Eurocopa".
Por eso, "lo que sus adeptos y los más de 8.000 periodistas acreditados digan sobre nosotros, al regresar a sus casas, es de suma importancia para la estrategia de desarrollo del sector turístico nacional", apuntó. (