La incertidumbre reina una vez más en los hogares cubanos por las perspectivas de un nuevo aumento de precios y la posibilidad de que cada vez llegue menos dinero de los emigrantes en Estados Unidos.
Estamos como el cangrejo: un paso adelante y dos atrás. Cada vez que uno piensa que las cosas empiezan a marchar, algo pasa y te parece que vas a volver al 91 o al 92, dijo Aurelio Fuentes, pescador de 62 años, retirado hace dos de una empresa estatal.
Por aquellos años, los más duros de la crisis económica que sucedió a la desaparición de los principales socios comerciales cubanos del bloque socialista, la familia de Fuentes tuvo semanas de vivir a arroz con frijoles.
Los peores tiempos pasaron, pero el núcleo de cuatro personas que aún vive de los pescados del viejo y del dinerito que de vez en cuando manda un sobrino de Miami, ha decidido enfrentar los gastos imprescindibles y ahorrar lo más que se pueda.
Hay pescadores que le venden a extranjeros, pero mi clientela es cubana. Y como están las cosas nadie compra. Todo el mundo está esperando a ver qué pasa. La pesca de este fin de semana terminó en mi mesa, dijo Fuentes a IPS.
Los ingresos en dólares que obtiene de la pesca, se van en aceite, leche en polvo, detergente, jabones y desodorante, entre otros artículos de primera necesidad que se venden en moneda estadounidense.
El precio de estos productos subirá 10 por ciento, según una circular del Ministerio del Comercio Interior enviada el miércoles a los responsables de las entidades que integran la red estatal de tiendas de recaudación de divisas.
La medida es parte de un plan defensivo aprobado por el gobierno de Fidel Castro en respuesta al programa para una transición democrática en Cuba, anunciado este mes por el presidente estadounidense George W.Bush.
Entre otras medidas, se establece el alza de 10 a 15 por ciento de una amplia gama de productos, incluidos alimentos, artículos de aseo, perfumería, confecciones, ferretería y oficina, juguetes y electrodomésticos.
La población cubana, de 11,2 millones de habitantes, tiene garantizada una canasta básica muy limitada que puede adquirir, reguladamente, en establecimientos estatales, en pesos cubanos y a precios subsidiados.
Al mismo tiempo, hay un grupo de productos esenciales que por lo general sólo pueden adquirirse en dólares estadounidenses.
El dólar se vende a 27 pesos en las casas de cambio y el salario medio mensual ronda los 300 pesos.
Estudios especializados indicaban, en 2002, que un núcleo familiar típico de cuatro personas necesitaba hasta siete veces sus ingresos salariales para satisfacer sus necesidades básicas.
Alrededor de 60 por ciento de la población tiene acceso al dólar, pero para la mayoría los ingresos en divisas suelen ser esporádicos, en montos inestables, y muy dependientes de remesas enviadas por familiares desde el exterior.
Unos 1.000 millones de dólares ingresan a Cuba cada año por remesas familiares. Este monto oscila según distintas fuentes, pero buena parte del mismo procede de Estados Unidos, donde la comunidad cubana asciende a 1,3 millones de personas.
Aunque el programa anunciado por Bush no reduce los límites de las remesas, sí restringe los viajes de los emigrantes cubanos a su país de uno anual a uno cada tres años, y limita el dinero que puede gastarse en comida y alojamiento en Cuba de 164 a 50 dólares diarios.
Además, las personas de origen cubano radicadas en Estados Unidos sólo podrán viajar a este país caribeño para visitar abuelos, nietos, padres, hermanos, esposos e hijos. No hay excepciones, ni siquiera cuando otros familiares cercanos estén enfermos o a punto de morir.
Mi sobrino venía a cada rato. Es huérfano y lo criamos mi mujer y yo. Es como un hijo para nosotros y, sin embargo, ahora no somos lo suficientemente cercanos como para que nos pueda visitar legalmente, comentó Fuentes.
El problema no es sólo monetario. Buena parte de la comunidad cubana en Estados Unidos envía a sus familiares productos que faltan en Cuba, medicinas y hasta electrodomésticos que no se venden en los comercios locales, como reproductoras de vídeo.
La mayoría de los envíos se realizan a través de la versión cubana de las mulas, personas que viajan a Cuba desde la ciudad estadounidense de Miami a través de terceros países, llevando paquetes y dinero de los emigrantes a sus familiares o amigos.
De acuerdo con el programa adoptado por Bush y diseñado por la comisión estadounidense de Ayuda a una Cuba Libre, las remesas y paquetes son medios con los que el régimen (cubano) logra que otros se encarguen del sustento de una considerable parte de la población cubana.
El plan, considerado brutal y subversivo por las autoridades cubanas, fue rechazado durante una marcha de más de un millón de personas y ha sido criticado incluso por representantes de la oposición al gobierno de Castro.
Una declaración de la Comisión Cubanoamericana por los Derechos de la Familia, con sede en Estados Unidos, aseguró el miércoles que los nuevos cambios crearán una tremenda carga y dolor para las familias en ambos países.
Economistas consultados, sin embargo, prevén que tras un primer impacto, el agua pueda ir volviendo a su nivel.
El cubano siempre encuentra la vía, la trampa para violar la ley. Hasta hace poco estaban autorizados a venir una vez al año y algunos venían hasta tres o cuatro veces, comentó a IPS un estudioso que solicitó no dar su nombre. (