Según un chiste que circula entre políticos de Washington, la cámara de torturas de la cárcel iraquí de Abu Ghraib, en Bagdad, un símbolo de la barbarie del régimen del depuesto presidente Saddam Hussein, nunca fue clausurada, y en su puerta hay un cartel con la leyenda ”Cambio de firma”.
”Los torturadores pueden ser distintos, pero los instrumentos de tortura quizá son los mismos, o quizá más refinados”, comentó a IPS un diplomático árabe a condición de no ser identificado, en alusión a la evidencia de tratos crueles y degradantes a iraquíes por parte de la coalición que ocupa su país, encabezada por Estados Unidos.
La magnitud del bochorno estadounidense se manifestó con claridad cuando el Departamento de Estado (Ministerio de Relaciones Exteriores) decidió a último momento postergar el lanzamiento de su informe anual sobre violaciones de los derechos humanos en el mundo, sin explicar las razones de esa decisión.
Ese informe suele señalar abusos en casi todos los países en desarrollo, y ahora la pregunta es qué autoridad moral tiene Washington en la materia.
La misma objeción es planteada por diplomáticos del mundo en desarrollo, en relación con la costumbre estadounidense de fustigar a otras naciones, entre ellas Irán, Cuba, Siria, Corea del Norte, Sudán y Birmania, en la Comisión de Derechos Humanos y en la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
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El diario The New York Times comentó en su editorial del viernes que ”Estados Unidos ha sido humillado a tal punto que los funcionarios del gobierno no pudieron lanzar el informe de este año sobre derechos humanos, por miedo a que el resto del mundo se burlara de ellos”.
Las terribles imágenes de soldados estadounidenses tratando brutalmente a prisioneros iraquíes y humillándolos, difundidas esta semana por medios de comunicación de todo el mundo, causaron ira también por todas partes.
Según informes periodísticos, esos prisioneros no sólo han sido fotografiados desnudos en situaciones degradantes, sino también golpeados, torturados, amenazados con violaciones o violados, y atemorizados con feroces perros guardianes.
En la actualidad se exhuman cadáveres de personas fallecidas cuando estaban privadas de su libertad, para establecer si murieron debido a los abusos padecidos.
”Estados Unidos tiene poca credibilidad internacional en materia de derechos humanos”, dijo a IPS Phyllis Bennis, de la organización no gubernamental Instituto de Estudios Políticos, con sede en Washington.
Eso se debe a ”la flagrante intención política de sus críticas, que ignoran ampliamente los abusos en países aliados de Washington como Arabia Saudita, Egipto y muy especialmente Israel” y a que ”Estados Unidos negó en el pasado las violaciones de los derechos humanos que había cometido”, explicó.
La difusión de las fotografías de iraquíes torturados ”puede equilibrar un poco la situación, por ejemplo, si la Comisión de Derechos Humanos de la ONU decide lanzar una investigación propia”, alegó la activista.
Pero esa Comisión desechó el mes pasado, en su periodo anual de sesiones en Ginebra, una propuesta de investigar abusos en Iraq, debido a presión estadounidense.
De todos modos, se espera que la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos presente el 31 de este mes un informe sobre Iraq a la Comisión.
El Alto Comisionado en ejercicio, Bertrand Ramcharan, expresó el mes pasado su decepción cuando la Comisión no fue capaz de adoptar una decisión sobre Iraq.
Luego se ha dirigido por escrito al administrador estadounidense de la ocupación de Iraq, Paul Bremer, a integrantes del Consejo de Gobierno iraquí designado por los ocupantes, y a ministros de Relaciones Exteriores de países que participan en la ocupación, pidiéndoles que le aporten información relevante para su informe.
Ramcharan y el equipo que encabeza también expresaron su deseo de trasladarse a Iraq para investigar en forma directa, pero es muy probable que Estados Unidos no lo permita.
El secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, dijo a periodistas esta semana, en la sede de la ONU en Nueva York, que las escandalosas fotos muestran ”actos despreciables” y que han ”anonadado a todos los estadounidenses”.
El presidente estadounidense George W. Bush pidió disculpas públicamente por los abusos y expresó mediante varias emisoras árabes de televisión que estaba ”horrorizado” por esos hechos.
Uno de sus entrevistadores para esas emisoras le dijo que muchos árabes no consideraban a su gobierno mejor que el de Saddam Hussein, y Bush pareció desconcertado.
”Pienso que las personas en Medio Oriente que quieren sentir antipatía hacia Estados Unidos usarán esto como una excusa”, comentó.
”Las violaciones de los derechos humanos por parte de Estados Unidos, como el escándalo de la tortura en Iraq, tienen repercusión mundial”, señaló el activista Roger Normand, director ejecutivo del Centro por los Derechos Económicos y Sociales.
Normand prepara en la actualidad un libro sobre la ONU y los derechos humanos, y dijo a IPS ”Estados Unidos no sólo ha logrado eludir por completo la responsabilidad por sus acciones, sino que además su desprecio por los derechos humanos en lo que llama guerra contra el terrorismo estimula a otros Estados a cometer abusos”, alegó.
En la mayor parte de los casos, Washington ni siquiera admite que se aplique la ley internacional a sus acciones, y encubre además en forma sistemática los abusos cometidos por aliados suyos como Israel. ”Esa política de doble rasero y presunta excepcionalidad de Estados Unidos amenaza la existencia misma del marco de referencia internacional sobre derechos humanos”, sostuvo.
En la sesión plenaria anual de la Comisión de Derechos Humanos, el embajador estadounidense Sichan Siv criticó con dureza a los países africanos por postular a Sudán para un nuevo periodo como integrante de ese organismo, dado que Jartum es acusada de prácticas de ”limpieza étnica” en la occidental región de Darfur.
En respuesta a esas críticas, el embajador sudanés Omar Bashir Mohamed Manis acusó a Washington de hipocresía.
”Parece una ironía que la delegación estadounidense derrame lágrimas de cocodrilo por la situación en Darfur, mientras hace como que no ve las atrocidades cometidas por fuerzas de Estados Unidos contra la población civil inocente de Iraq”, arguyó.
Normand señaló que la mayoría de los 53 Estados miembros de la Comisión de Derechos Humanos violan en alguna medida esos derechos, que ”el gobierno de Sudán está entre los peores y que debería ser condenado con mucha fuerza”, pero insistió en que los abusos estadounidenses tienen el agravante de su ”repercusión mundial”.