El ejército de Gran Bretaña ha asesinado civiles en áreas del sur de Iraq bajo su control, según un informe de la organización de derechos humanos Amnistía Internacional.
El estudio de la institución internacional con sede en Londres fue publicado este martes, en momentos en que soldados estadounidenses y británicos son acusados de torturas a prisioneros iraquíes, entre otras violaciones de derechos humanos.
El diario Daily Mirror y otros periódicos publicaron imágenes de soldados británicos cometiendo diversos abusos contra prisioneros iraquíes. El Ministerio de Defensa estudia la autenticidad de esas fotografías.
Luego, la Cruz Roja Internacional reveló que había enviado en marzo al gobierno de Tony Blair un informe sobre graves violaciones de derechos humanos contra civiles y prisioneros. Londres aseguró haber tomado medidas, pero no las detalló.
El informe de Amnistía desacredita la creencia, alentada desde algunos medios de comunicación, de que las fuerzas británicas en Iraq han operado con mayor contención y han respetado más a la población iraquí que las estadounidenses.
El estudio recién divulgado, concentrado en los disparos contra civiles, reproduce cartas en que oficiales británicos reconocen ante familiares y dirigentes comunitarios iraquíes haber matado a civiles sin que éstos representaran una amenaza para nadie.
Entre los asesinados en este tipo de acciones figura una niña de ocho años y el invitado a una boda, indicó Amnistía. Lejos de haber sido liberado, el pueblo de Iraq continúa viviendo en temor e inseguridad, afirmó la organización.
Muchos casos de asesinato de civiles por las fuerzas armadas británicas ni siquiera han sido investigados. Las pesquisas de la Real Policía Militar han sido herméticas, y a las familias (de las víctimas) se les da poca o ninguna información sobre sus avances, indicó Amnistía.
En lugar de que las fuerzas armadas británicas se investiguen a sí mismas cuando hay asesinatos, debe realizarse una investigación completa, imparcial y dirigida por civiles, agregó.
El informe Asesinatos de civiles en Basora y Al-Amara se basa sobre entrevistas de representantes de Amnistía realizadas en febrero y marzo a familiares de los muertos, testigos, policías iraquíes y a funcionarios de la Autoridad Provisional de la Coalición ocupante.
El informe detalla numerosos asesinatos a manos de las fuerzas armadas británicas.
Uno de esos casos es el de Hanan Saleh Matrud, la niña de ocho años. El ejército británico asegura que fue alcanzada accidentalmente por un disparo de alerta. Pero un testigo sostuvo que un soldado apuntó contra Hanan a una distancia de aproximadamente 60 metros.
Un portavoz del ejército dijo que los dichos del testigo no fueron probados pero se los acepta como posibilidad.
El Ministerio de Defensa ha reconocido que fuerzas británicas han estado involucradas en la muerte violenta de 37 civiles desde el 1 de mayo de 2003, fecha en que el presidente estadounidense George W. Bush declaró formalmente el fin de la guerra en Iraq.
La cartera también admitió que la cifra no es definitiva, pues a veces resulta imposible que los soldados confirmen la cantidad de bajas en un incidente específico.
En enero, Ghanem Kadhem Kati, un hombre desarmado de 22 años, recibió supuestamente un disparo en la espalda en la entrada de su casa, mientras participaba con su familia en la celebración de una boda.
Soldados británicos dispararon cinco veces contra él a unos 45 metros de distancia, a pesar de que un vecino les gritó que no lo hicieran. Los militares respondían así a balazos tirados en son de festejo.
Una investigación está en curso en el ejército, pero familiares de Kati no habían sido informados hasta la elaboración del informe divulgado este martes sobre los procedimientos para reclamar una compensación, según Amnistía.
En algunos casos, se les dan datos erróneos, incluidas atribuciones de responsabilidad en la compensación a un próximo gobierno iraquí, indica el estudio.
La oficina de reclamos de Basora, a la que deben presentarse las solicitudes en ese sentido, se ubica en el aeropuerto, un área de difícil acceso para los civiles, y hay poca información sobre el proceso, sea en inglés, sea en árabe.
Como consecuencia, hay poca confianza en el sistema, indica el estudio.
En varios casos, oficiales británicos describieron los abusos en cartas. Amnistía reproduce los pasajes de una enviada por el teniente coronel Ciaran Griffin a los líderes de la tribu iraquí Beni Skein el 17 de agosto:
En la noche del 4 de agosto de 2003, una patrulla del Primer Batallón del Regimiento del Rey observó muchos balazos en el área de Al Majdiyah, y creó que estaba ocurriendo un peligroso combate. Condujeron hasta los confines del poblado y fueron luego a pie a investigar.
La noche estaba muy oscura y no había electricidad para la iluminación callejera y la luna se había puesto. La patrulla encontró a dos hombres que parecían estar armados y ser una amenaza directa para sus vidas, por lo que abrieron fuego y los mataron.
En retrospectiva, quedó claro que el fuerte tiroteo en Al Majdiyah fue en señal de duelo por el funeral de un vecino del lugar, y que los hombres alcanzados por las balas de la patrulla británica no tenían intención de atacar a nadie.
Lamentamos mucho la muerte de Hasim Jumah Gattah y la de Abed Abdul-Kareem Hassan, y confiamos en trabajar con la tribu Ben Skein y con todas las demás para evitar este tipo de malentendidos en el futuro, concluye la carta.
Un portavoz del ejército dijo que hay varias investigaciones sobre denuncias de maltrato en curso, pero hasta que no veamos el informe no podremos comentarlo en detalle.