En el cuarto día de crisis militar sin solución en Bolivia, su presidente, Carlos Mesa, y los jefes castrenses se declararon lealtad mutua en una reunión que duró buena parte del lunes. Por eso la tensión política bajó, pero aún no hay salidas al problema de fondo, según analistas. Las Fuerzas Armadas confirmaron el lunes su respeto a la democracia, pero le advirtieron a Mesa que será difícil exigir en el futuro obediencia a sus subalternos. Los militares plantearon una "salida legal" para evitar que cuatro uniformados sean investigados por la justicia ordinaria en relación a la represión de febrero a manifestantes, donde murieron 35 personas y un centenar fueron heridas. Mesa, en su condición de Capitán General de las Fuerzas Armadas, pidió a unos 200 jefes de las tres armas lealtad con su autoridad constitucional y respeto a la Constitución.