Brasil no conoce a Brasil decía una canción de Maurício Tapajós y Aldir Blanc muy popular en los años 70 y 80. El cine documental en auge parece indicar que el país superó lo que era apuntado como un síndrome nacional insanable.
Habla tú (Fala tu), en exhibición desde hace algunas semanas en las grandes capitales, cuenta en 74 minutos la vida cotidiana de tres cantantes de rap para mostrar una realidad poco divulgada y estudiada, que involucra a grandes poblaciones periféricas del área metropolitana.
Así se se revela un lado de Río de Janeiro que contrasta con los estereotipos de la ciudad turística, del carnaval y las playas, las mujeres sensuales y los paisajes deslumbrantes, o la miseria de las favelas (barrios hacinados) dominadas por la violencia del narcotráfico.
El filme fue realizado con escasos recursos por dos economistas recién convertidos en cineastas, Guilherme Coelho y Nathaniel Leclery, y ganó el premio del jurado popular como mejor documental en el Festival de Río de Janeiro del año pasado.
Los tres personajes, que viven en barrios distintos de la metrópoli, comparten la pasión por el rap, un género musical desarrollado en Estados Unidos que se hizo un medio de expresión y protesta de los marginados de las periferias metropolitanas en Brasil.
Además tienen en común la pobreza sin miseria extrema, la dificultad de construir horizontes de vida mejor y algunas tragedias, como el abandono de la familia por el padre cuando eran niños. Todos son identificados solamente por sus apodos.
Macarrao (Macarrón), de 33 años, compone y canta sus verbosas canciones sin melodia, pero se gana la vida como anotador del juego del bicho, una lotería ilegal y muy popular, especialmente en Río de Janeiro, cuyos banqueros (dueños) son los grandes financiadores de los desfiles de carnaval.
Una de sus composiciones habla de las humillaciones que sufre toda su familia al visitar a su hermano en una cárcel. Pero lo que escribe es crónica del cotidiano, no protesta, música de bandido nunca, trata de explicar.
Su apodo se debe a que cuando niño era muy flaco y comía casi únicamente fideos, pero en realidad los otros niños lo llamaban Macarrón sin salsa, por ser además llamativamente más blanco que la mayoría de sus vecinos.
Vive en una favela céntrica de Rio de Janeiro, detestada por su mujer, que soñaba con mudarse a uno de los barrios turísticos de la ciudad, cerca de la playa. La muerte de la compañera de Macarrao, al nacer el tercer hijo de la pareja, es una tragedia típica de los pobres, atendidos en hospitales precarios.
El filme registra el lamento de la madre de la fallecida, que acusa al hospital y pone en duda la utilidad del cine. Si ustedes hubieran filmado el parto podríamos probar el error de los médicos, observó.
Dios se cansó, ya no le da atención a la humanidad, comenta Macarrao, al evaluar la vida sin esperanzas de sus vecinos.
Thogun, un negro fuerte de 32 años, niega varios estereotipos. Hijo de un sambista (compositor y cantante de samba, la típica musica popular brasileña asociada con el carnaval), se volcó al rap, y fue uno de sus pioneros en Río de Janeiro.
Es budista, y el esfuerzo de su madre le permitió una buena escolaridad. Estudia periodismo en la universidad y pretende ser el primer portavoz negro de la presidencia del país. Pero su vida no es facil, se considera un desempleado y sus ingresos provienen de vender productos esotéricos a pequeñas tiendas.
Su tragedia personal fue encontrar casualmente en un autobús a su padre, que había dejado el hogar 15 años antes, y luego acompañar su agonía como enfermo de cáncer.
Combatiente es el nombre artístico que adoptó la cantante que completa el trío de personajes de Habla tú. A los 21 años, negra y luchando contra su tendencia a la obesidad, trabaja brindando informaciones por teléfono para una administradora de tarjetas de crédito.
Dejó un grupo de seis mujeres cantantes y adhirió al grupo religioso del Santo Daime, que utiliza en sus ritos un té alucinógeno de la Amazonia. Nací de nuevo, afirma Combatiente, la única de los tres con confianza en que vivirá del rap.
La vida de Combatiente incorpora al filme otro componente importante en las comunidades pobres y periféricas: la radio comunitaria, donde los raperos encuentran oportunidades para difundir sus mensajes.
Habla tú, en su sencillez, demuestra que las nuevas tecnologías de vídeo amplían mucho las posibilidades de hacer buenos documentales a bajo costo, y que el deseo de los brasileños de conocerse como pueblo y nación abrió un nuevo mercado para ese tipo de cine.
Actualmente en Río y Sao Paulo están en exhibición otros documentales como Raíces de Brasil, sobre el historiador Sérgio Buarque de Hollanda, cuyos libros son considerados fundamentales para conocer el país, El prisionero de la reja de hierro, sobre los presos de Carandirú, gran presidio de Sao Paulo, y Rio de Jano, con la visión de un dibujante francés sobre Río de Janeiro. (