SALUD-BRASIL: Paz en el tránsito para salvar vidas

La industria automovilística y los gobiernos también son responsables de la mortandad en el tránsito, por producir y autorizar la circulación de vehículos que alcanzan velocidades muy superiores a las permitidas, y se convierten en armas mortales.

¿Por qué culpar sólo a los conductores?, plantea el urbanista Nazareno Stanislau Affonso, vicepresidente de la Asociación Nacional de Transportes Públicos (ANTP), para que la sociedad brasileña reflexione este miércoles, Día Mundial de la Salud dedicado a la seguridad vial.

Es un contrasentido fabricar vehículos capaces de correr a más de 200 kilómetros por hora, si la velocidad máxima permitida en las carreteras brasileñas es 120 kilómetros por hora, y en ciudades congestionadas como Sao Paulo los automóviles circulan a un promedio de menos de 20, comentó a IPS.

Bajar la velocidad es una conocida forma de reducir los choques y otros percances relacionados con el tránsito que matan cerca de 1,2 millones de personas cada año en el mundo, según la Organización Mundial de Salud (OMS), que, por esa razón, decidió llamar la atención sobre la seguridad vial como cuestión sanitaria este 7 de abril.

En Brasil, los hechos que los expertos prefieren no llamar accidentes de tránsito (para destacar que pueden prevenirse) dejan cada año más de 30.000 muertos y unos 300.000 heridos, y de 90.000 a 120.000 de éstos quedan con deficiencias irrecuperables, señaló Affonso. A cada muerto corresponden tres o cuatro discapacitados, explicó.

Su propuesta es la instalación obligatoria en los vehículos de un aparato ya probado en autobuses en algunas ciudades brasileñas, que impiden exceder el límite de velocidad fijado por las autoridades.

El experto basa sus recomendaciones en su propia experiencia como secretario de Transportes en tres grandes ciudades brasileñas, de 1989 a 1997. En Brasilia impulsó el programa ”Paz en el tránsito” de 1995 a 1997, que cambió los hábitos de los conductores locales.

La cantidad de muertos en accidentes bajó de 825 en 1994 a cerca de 400 en 1998, y la cantidad anual se mantuvo con escasas variaciones desde entonces, pese a la incorporación de 50.000 nuevos vehículos en la ciudad cada año, según Affonso.

La población de Brasilia exigió mantener las medidas de prevención, entre ellas pasos de seguridad para peatones y radares para control de velocidad, cuando el gobierno siguiente intentó poner fin al programa.

El respeto a las reglas y a los peatones ”se hizo un hábito”, reconoció Carlos Muller, periodista que vive en Brasilia hace 15 años. Pero es probable que el cambio haya sido facilitado por las características de la capital, que tiene ”vías y cruces más racionales, y un tránsito que fluye, menos neurótico que el de otras ciudades”, evaluó en entrevista con IPS.

En la meridional Porto Alegre, donde Muller vivió antes, medidas similares no tuvieron el mismo éxito, y ”la gente destruyó los radares”, destacó.

Brasilia era conocida por la elevada mortalidad en sus anchas avenidas, debido a la gran velocidad con que podían circular los automóviles. Una medición anterior al programa en una vía de Lago Sur, barrio de la élite gobernante y diplomática, indicó un promedio de 102 kilómetros por hora, recordó Affonso.

”Paz en el tránsito” empezó con una campaña por el uso del cinturón de seguridad en los automóviles, luego se agregaron pasos para peatones, aumento de policías en puntos críticos, numerosos radares para detectar excesos de velocidad y aplicar multas, y cursos en las escuelas.

La ANTP, una asociación de entes gubernamentales y empresas de transporte colectivo, autoridades del tránsito y organizaciones no gubernamentales (ONG) lanzó en este Día Mundial de la Salud una campaña nacional por seguridad en el tránsito.

Una iniciativa de la ANTP invita a autoridades gubernamentales y personalidades conocidas a defender las fajas (pasos de cebra) para peatones bajo la consigna ”Yo quiero la faja de la vida”, como un símbolo de la ”paz en el tránsito”.

Un minuto de silencio por las víctimas de accidentes, con paralización del tránsito, es otro acto a ser promovido por las alcaldías que adhirieron a la campaña.

Será divulgado también un manifiesto que aboga por un Programa Nacional de Paz en el Tránsito, la prohibición de fabricar vehículos que superen la velocidad máxima autorizada, la creación de una red de organizaciones de la sociedad, la ampliación de medidas preventivas y el castigo riguroso de infracciones y delitos.

El Instituto Ruaviva (Calleviva), ONG muy activa en el tema, propone cambios en el modelo de circulación y en los automóviles, para que se alcance una movilidad sustentable, con reducción de los accidentes de tránsito y mejoras en la calidad de vida urbana.

La prioridad debe ser para los peatones, los transportes colectivos y los vehículos sin motor, ya que en Sao Paulo, por ejemplo, los automóviles de uso privado ocupan 60 por ciento del espacio disponible para circulación en las ciudades y transportan a sólo 18 por ciento de la población, argumenta Mauri Cruz, colaborador del Instituto.

Cruz calificó de ”hipócrita y moralista” la atribución de todas las culpas al conductor, mientras la publicidad de los automóviles es una ”invitación a la velocidad y a la violencia”.

La sociedad debe preguntarse por qué ”ciudadanos decentes, honestos, amantes de la paz y la justicia, se hacen violentos e imprudentes” cuando asumen la conducción de un vehículo, observó.

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